Capítulo 14

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No importaba lo rápido que fuese o lo acostumbrado que estuviese a las peleas, no era capaz de golpear a Noah de ninguna manera. Él sin embargo, estaba recibiendo demasiados daños, cada puñetazo le hacía volar hasta chocar con alguna roca o pared.

Pero cuando decidió darle una patada desde el aire, Axel quedó sin respiración. Aún con todo, no se saciaba... al contrario, cuanto más le golpeaba, más rabia sentía. Así que finalmente trató de tranquilizarse.

Ciertamente, odiaba a ese tipo, pero tenía que pensar con la cabeza, no le convenía herirle mucho.

Se acercó a él ya que con el último golpe había quedado inmovilizado.

Al ver que se acercaba, Axel sonrió amplio. Ese angelito le estaba dando la mayor paliza de su vida.

-¿Desde cuándo sabes pelear?- Un fuerte estruendo le hizo desviar su atención durante unos instantes solamente para ver a Dios y sus arcángeles luchando contra varios demonios. Agradeció que a él le dejasen tranquilamente con Noah. Lo recuperaría como fuera.

Pero cuando volvió a mirar hacia el frente, sus intensos ojos estaban clavados en él. Demasiado cerca... Axel tragó saliva y eso hizo sonreír al contrario.

-¿Me temes?- Noah acarició su rostro. Sus manos ahora eran más ásperas, pero de todas formas Axel quiso disfrutar ese pequeño instante.

-Golpéame, Noah. Todo lo que necesites. Desahógate y, cuando hayas acabado, volvamos a casa.

-El problema es que he descubierto que no me puedo saciar. De todas formas aquí puedo ser libre, no tengo la necesidad de reprimir nada. Deberías intentarlo, estoy seguro de que te gustaría. Es tu naturaleza después de todo.- Axel frunció el ceño sin dar crédito a lo que decía su ángel.

-Lo que de verdad me gustaría es haber estado contigo.- Le miró de arriba a abajo unos instantes.- Has debido de sentirte muy solo... ese Dios tonto cometió un grave error. Él me pidió que te dijese que le perdonases.

Noah no estaba dispuesto a escuchar esas palabras. En un movimiento veloz, tomó a Axel de su ropa y le golpeó con toda la rabia que había acumulada hasta ese momento.

-Llévame con él. ¿Has venido a buscarme, verdad? Entonces llévame de vuelta al cielo. O mejor, dile a ese cobarde que venga aquí, voy a disfrutar viendo su garganta desgarrarse pidiendo perdón mientras arde eternamente.- Esas palabras sólo hacían que al hombre se le encogiese el alma.

Otro golpe hizo que empezase a sangrar a borbotones. Seguramente era una herida grave pues dolía horrores, pero debía soportarlo.

Mantuvo la sonrisa, cosa que desquiciaba a su ángel. Éste lo levantó en el aire y lo lanzó contra el suelo quebrándolo. Axel sintió que nuevamente se quedaba sin respiración y, en seguida tuvo a Noah encima golpeándole como si se tratase de elefantes pisoteándole.

Dolía... dolía mucho... le estaba costando mantener la sonrisa y no gritar a la vez. De alguna forma agradeció no perder la consciencia pero los golpes parecían no tener intenciones de cesar. Esperó... quería esperar... confiaba en él, podía lograrlo...

-¿Por qué no dejas de sonreír? ¡Me irrita!- Gritó propiciándole un nuevo golpe en la boca. Aún con todo, se estaba desesperando. Volvió a levantarle del suelo. Tenía el rostro cubierto de sangre, aún así...- ¡¿Pero qué narices te pasa?! ¡Te he dicho que no sonrías de esa forma!- Le golpeó contra la pared.

El grito lo terminó soltando el propio Noah, de rabia, al ver que no estaba consiguiendo nada. ¡Quería verle sufrir! ¡escucharle gritar de dolor!

-¡Llora, Heartson!- Un nuevo golpe desesperado, sin embargo, era él mismo quien lloraba. Lágrimas de sangre rodaban por sus mejillas.

Axel podía escucharle... su verdadera voz, la que pedía perdón por cada herida que le provocaba. La que le pedía ayuda para volver a la normalidad. La que desesperaba por deshacerse de esos sentimientos que no sabía cómo controlar. La escuchaba... más alto y más claro que la que decía cosas absurdas llenas de odio.

Bienvenido al cielo (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora