"No se trata de tener fe en Dios, sino de creer en los demás". Axel había comprendido eso sin necesidad de que nadie se lo enseñara y es por eso que había sido capaz de salvar al ser que más amaba.
-¡Heartson!- Noah se acercó hasta él sujetándole con manos temblorosas. Sabía que no podía morir pero verle con esa enorme herida en el pecho hacía que la desesperación volviese a él. No podía hacer eso... debía ser fuerte, no podía volver a caer en la ira. Tal vez Axel le había enseñado mucho más de lo que él imaginaba.
La lucha entre Mikael y Lucifer era imposible de seguir pues cuando creía que el arcángel estaba perdiendo, pestañeaba y, al momento siguiente, era el demonio quien estaba en apuros. Esto se debía a los cortos periodos en los que Mikael paraba el tiempo. No duraban demasiado pues hacerlo en el infierno consumía demasiada energía y eso se notaba en su agotamiento.
Noah quería ayudarle pero no sabía cómo, él tan solo era un simple ángel que había pecado. Tampoco quería alejarse de Axel, no estaba dispuesto a dejar que le ocurriese nada.
-Tan serio como siempre, Mikael, ya me aburres.- La sonrisa de Lucifer daba escalofríos, también estaba herido, el arcángel era fuerte... aún así lo supo, sólo había estado jugando con él.
El suelo empezó a temblar repentinamente. Por inercia, Noah tomó a Axel entre sus brazos, con la determinación de protegerle. Sabía que si el suelo se rompía y caían, sus almas se perderían para siempre.
De todas formas eso no fue lo que ocurrió. Se agujereó y de él empezaron a salir enormes llamaradas haciendo del lugar más asfixiante si era posible.
Todas tomaban la misma dirección juntándose en la palma de la mano de Lucifer y formando una bola de fuego cada vez más grande.
-¡Noah, busca a Gabriel y salid de aquí! ¡Rápido!- Y estaba dispuesto a hacerlo pero no pudo moverse. Volvió a sentir esa presión que sólo el demonio era capaz de ejercer. Ni siquiera pudo levantarse.
-Nadie va a marcharse de aquí sin mi permiso.- Habló Lucifer con aparente tranquilidad.
Noah apretó fuertemente los puños tratando de hacerlo. No iba a rendirse, Axel le había enseñado que de esa forma se podía conseguir cualquier cosa. No fue tanta fuerza como para levantarse y salir corriendo pero sí pudo defenderse contra las llamas cuando la bola hizo estallar toda la zona.
Ni siquiera supo cómo lo había hecho pero logró levantar un fino y resistente escudo de luz para ellos dos. Razón por la cual seguían intactos incluso cuando todo lo demás quedó destrozado.
La risa de incredulidad de Lucifer se dirigía ahora hacia ellos pues ya había dejado fuera de juego a Mikael.
Ciertamente, mantener el poder activo durante un largo periodo en ese lugar era agotador. Sentía que el ambiente le robaba toda energía por lo que el escudo terminó desapareciendo al poco tiempo.
-¿Me puedes explicar por qué un simple ángel que ha sido desterrado al infierno ha podido convertirse en un arcángel tan fácilmente?- Se sentía demasiado indignado ante ese hecho.
-¿Eh?- Noah no supo qué contestar. Miró a su alrededor y a él mismo de arriba a abajo, no había cambiado nada. Pero su despiste no hizo más que empeorar el enfado de Lucifer.
-¿Ha sido él?- Noah frunció el ceño abrazando más a Axel. Incluso si no sabía cómo había ocurrido, él mismo se sentía diferente. Tal vez Lucifer tuviese razón y se hubiese convertido en un arcángel pero eso no le iba a distraer de lo que debía hacer, que era salir de ahí con ese hombre.
Lucifer también estaba herido y había gastado mucha energía en ese último ataque pero tenía la ventaja de jugar en casa y ya se había dado cuenta de que Axel era una molestia.
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Bienvenido al cielo (Finalizada)
General FictionAxel nunca ha sido una persona que respete las reglas. Sabiendo que la vida tiene límite de tiempo, prefiere aprovechar para hacer todo lo que le gusta que, en su caso es vivir la vida fácil y poner sus emociones a flor de piel con cada uno de sus a...