Capítulo 10: Y por fin se casan

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Leo me sujetaba mis muñecas por encima de mi cabeza con una sola mano mientras la otra se deslizaba debajo de mi vestido. Sus labios estaban en mi boca, besándome, mordiéndome, yo quería resistirme pero otra vez mi cuerpo no se movía. Me sentía demasiado extraña. Una parte de mí quería que parase y la otra me gritaba que siguiese. Lo cierto era que yo lo besaba con la misma pasión con la que lo hacía él. Entonces le sentí tirar de mis bragas y reaccioné de pronto. Tenía mis brazos atrapados pero las piernas las tenía libres. Le pegué un rodillazo en el estómago y mientras él intentaba recuperar el aire sujetándose el vientre yo salí de mi cuarto corriendo. 

Me sentí muy mal, quería irme pero estaba descalza y no podía entrar a coger mis zapatos porque él estaba en mi cuarto. No entendía nada de lo que me pasaba con Leo. Desde luego que no pensaba ser un número más en su larga lista de conquistas del mes. Además ahora se suponía que éramos hermanos ¿Qué mierda pasaba con él? Estuve el resto de la noche oculta en el baño de nuestros padres rezando porque no me encontrase y cuando la fiesta terminó volví a mi cuarto. Afortunadamente él se había ido. Temía que se hubiese quedado dormido en mi cama pero también me sentí un poco decepcionada. ¿Qué mierda pasaba conmigo también?

Llamó a un par de empleadas para que arreglaran la casa antes de que volvieran nuestros padres, yo pasé el día en mi cuarto por si acaso. No quería encontrármelo. A partir de entonces las cosas se pusieron otra vez muy raras entre nosotros.  Yo le evitaba y él me evitaba a mí. Volví a sentirme un poco triste pero la boda de mamá y Will estaba cada vez más cerca y tampoco tenía tiempo de preocuparme mucho por Leo. Había muchísimas cosas que hacer, no sabía que las bodas estresasen tanto. Casi todas las tardes tenía que salir con mamá a comprobar cosas del vestido, el menú, los invitados, los regalos… era un calvario. Leo tampoco pasaba mucho por casa. Salía todos los días con Ren y Akira y volvía de madrugada. Un par de veces acompañado. Odiaba esa parte de playboy de él. Si pensaba que podía hacer lo mismo conmigo iba listo. Maldito hermano pervertido.

Un par de semanas después del incidente de las fotos, Andrea volvió a clase. Hasta sus propias amigas la ignoraban ahora. Aunque era una estúpida supongo que me daba un poco de pena. Siempre había sentido debilidad por la gente que se veía triste y solitaria así que a la hora del almuerzo le dije que viniese a comer con nosotras. Otra vez volví a ser el centro de atención de la clase pero ya empezaba a acostumbrarme. Ella me miró entre asustada y orgullosa pero acabó accediendo.

-Y bien ¿Qué es lo que quieres?-me dijo cuándo nos sentamos bajo el árbol de costumbre- Si quieres pelea voy a llamar a un profesor.

Se puso a la defensiva y yo empecé a enfadarme.

-¡Come y calla!- le grité- Es mejor comer con nosotras que hacerlo sola mientras todos te miran mal ¿No?

Ella parecía descolocada, se ruborizó un poco y comenzó a comer su almuerzo mientras Paula y yo charlábamos sobre la boda de mamá.

A la salida, Andrea me pidió que hablásemos en privado.

-Oye…-dijo avergonzada- siento lo de las fotos.

-No pasa nada- le dije con una sonrisa- a fin de cuentas yo te pegué un puñetazo.

Ella también me sonrió.

-May, en cuanto a Yuto… él de verdad intentó detenerme, a él le gustas.

Yo cambié de tema incómoda. No quería pensar en Yuto ahora, ni en Leo. No quería pensar en nadie. Volvimos las tres a casa. Paula parecía un poco intimidada al principio pero iba aceptando a Andrea poco a poco.

En unos días Andrea ya estaba perfectamente integrada con nosotras. Hacía todo lo posible por agradarnos y las tres nos divertíamos juntas. La boda era este sábado y yo estaba demasiado nerviosa, las dos prometieron venir a mi casa temprano para ayudar a arreglarme.

Estoy enamorada de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora