Así estaban las cosas. Me había quedado sin novio tan pronto como lo había conseguido. Mi primera incursión en el mundo de los besos y los corazones había sido un completo fracaso. Sólo habían pasado dos días desde que cortase con Yuto y aunque era fin de semana no tenía ganas de hacer nada. Tampoco habíamos estado tanto tiempo juntos como para que me deprimiese de verdad pero realmente me había dolido que me jugase conmigo de esa forma. Estaba metida en la cama tapada hasta las orejas viendo un programa de lucha libre en la televisión de mi cuarto. Fuera todo era un caos. Se suponía que mamá y Will habían decidido casarse en octubre, cuando terminásemos el instituto, pero en un arrebato de amor decidieron adelantar la boda a marzo así que sólo quedaba un mes. El salón estaba lleno de ramos de flores que algún decorador había traído para que mi madre eligiese mientras Will hablaba con un tipo del cátering para elegir el menú. Yo evidentemente era dama de honor. Temía el momento en que mi madre me atrapase por algún lugar de la casa y me hiciese probarme el vestido así que llevaba toda la mañana en mi cuarto encerrada.
Leo abrió la puerta de pronto y entró en mi habitación.
-Es horrible ahí fuera- dijo entre risas- Hay tantas flores que no he podido llegar a la nevera.
-Llama antes entrar- le contesté suspirando.
Desde que lo había dejado con Yuto su actitud había cambiado. Ahora estaba todo el rato colándose en mi cuarto aunque seguía manteniendo la distancia en clase.
-¿Qué haces?- me preguntó sentándose en mi cama.
Yo le señalé la televisión. No me gustaba que se tomase tantas confianzas, sobre todo porque me ponía extrañamente nerviosa cuando estaba muy cerca. Me preguntaba donde había quedado todo aquello de no meterme en sus asuntos que me dijo el primer día.
-De verdad que te gustan estas cosas- dijo riendo.
Estuvimos un rato viendo la pelea en la tele hasta que escuchamos a mi madre y a Will llamarnos para comer. Su felicidad era contagiosa y yo también me puse de mejor humor.
-Leo el fin de semana que viene no vamos a poder estar- dijo Will de pronto- lo siento hijo.
Yo me pregunté qué pasaba el fin de semana que viene.
-No importa- respondió él.
Me preocupaba que nos quedásemos solos, más ahora que no era capaz de quitármelo de encima.
Volví a mi vida normal de estudiante. Después de lo que pasó, Yuto no volvió a acercarse a mí. Le pillé mirándome varias veces en clase pero nada más. Me hizo ilusión descubrir que Paula en lugar de enfadarse conmigo por no haberle contado sobre mi pasado o asustarse, me tenía ahora por un modelo a seguir. El resto también parecía haber olvidado el incidente, como Leo no le dio importancia nadie más lo hizo. Era sorprendente ver el nivel de influencia que tenía en los demás. Igualmente, después de que Akira y Ren le dejasen las cosas claras, Andrea no había vuelto a aparecer por clase y nadie la echaba de menos. La semana pasó bastante tranquila, era agradable poder sentarse a comer con Paula en el descanso y volver a casa con Leo sin pelearnos demasiado.
El viernes Akira y Ren se acercaron a nosotras mientras comíamos sentadas a la sombra de un enorme árbol. Paula se ruborizó hasta el extremo y yo casi me atraganto intentando contener la risa.
-¿Dónde está Leo?- les pregunté mientras se sentaban.
-En el club, el entrenador se resfrío y tenía bastante trabajo- dijo Ren.
Yo asentí.
-Oye May ¿Compraste un vestido para la fiesta de Leo?- preguntó Akira- Todos vamos a ir arreglados no puedes ir con tu ropa de siempre.
ESTÁS LEYENDO
Estoy enamorada de mi hermano
Roman pour AdolescentsMay es una chica un tanto distinta. Su padre la enseñó a pelear desde pequeña, en su colegio era la líder de una pandilla y todos la temían, a causa de eso, nunca tuvo novio. Tras la muerte de su padre, su madre retoma el contacto con un antiguo nov...