Aunque sólo hacía poco más de tres meses desde que me fui, parecía que hubiesen sido años. Caminé junto a los chicos hacia el hospital mirándolo todo. No había cambiado nada, supongo que la única que había cambiado era yo. Haru estaba junto a cuatro de mis amigos en una habitación grande. Todos estaban bastante magullados y tenían algún hueso roto, sentí que hervía de furia al verlos. Fuera quien fuese el que había hecho esto lo iba a pagar caro.
-¿¿Qué estás haciendo aquí??- gritó Haru al verme- ¿¿Por qué habéis ido a buscarla?? ¡¡Quedamos en que lo arreglaríamos nosotros mismos!!
Los otros chicos agacharon la cabeza avergonzados.
-No importa, no voy quedarme sin hacer nada después de esto- les dije enfadada.
-May ese tipo es demasiado fuerte, no puedes ganarle y los demás chicos no están en condiciones de pelear, vuelve a casa.
Haru parecía realmente preocupado pero yo no podía irme, y menos después de verle así.
-¿No fuiste tú quien dijo que si uno no puede solucionar un problema los demás ayudarían? Si estáis en apuros voy a pelear. Y me da igual lo fuerte que sea ese idiota.
Él suspiró y los demás chicos me miraron esperanzados.
-¿Dónde están los demás?- pregunté- Vamos a ir a buscar a esos idiotas esta noche.
Sólo cuatro de mis amigos estaban aún ilesos. Eran suficientes, estaba tan enfadada que podría encargarme yo sola. Esperamos a que anocheciese y fuimos al parque donde solían reunirse aquellos idiotas. Acabaría con esto rápidamente y así me daría tiempo de coger el último tren a casa. Quizás Leo estuviese enfadado porque había desaparecido de nuevo. O quizás estuviese con otra rubia desconocida. Me deprimí bastante pensando en que seguramente sería lo segundo.
Sentados en el suelo junto a un pequeño lago en el centro del parque estaba la pandilla que había mandado a mis amigos al hospital. Eran unos doce así que estábamos en desventaja pero no me preocupaba mucho. Los chicos me señalaron a un tipo rubio con el pelo largo que se suponía que era el jefe. Fui directamente hacia él.
-¡Tú cabrón! ¿Qué le has hecho a mis amigos?
Todos se miraron asombrados, hasta que el rubio se levantó sonriente.
-Vaya, así que al final has venido- me dijo mirándome fijamente.
Yo apreté los dientes. ¿Me estaba esperando?
-Encargaos de los otros- les dijo a sus amigos.
Los otros chicos se levantaron y se dirigieron hacia nosotros amenazadoramente. En el fondo estaba algo contenta. Hacía mucho que no me desahogaba como es debido. Me abalancé sobre ellos y tumbé al primero de un rodillazo en la cara, después le lancé una patada al estómago al segundo que cayó al suelo intentando respirar. Los chicos me siguieron y en un momento aquello se convirtió en una lluvia de patadas y puñetazos por todas partes. Comprobé feliz que a pesar de llevar un tiempo sin pelearme no me había oxidado, las humillantes derrotas frente a Leo habían hecho que perdiese un poco de confianza en mí misma. En unos minutos, el único enemigo que quedaba en pie era ese idiota de pelo rubio.
-Sigues siendo tan buena como antes- me dijo sonriendo- Tenía miedo de que hubieses cambiado ahora que te has convertido en una niña pija.
-¿De qué hablas? ¿Qué sabes tú de mí?- le grité enfadada.
Esto comenzaba a inquietarme. A aquel idiota no le importaba nada que sus amigos estuviesen retorciéndose en el suelo, sólo me miraba de una forma extraña con esa estúpida sonrisa en los labios.
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Estoy enamorada de mi hermano
TeenfikceMay es una chica un tanto distinta. Su padre la enseñó a pelear desde pequeña, en su colegio era la líder de una pandilla y todos la temían, a causa de eso, nunca tuvo novio. Tras la muerte de su padre, su madre retoma el contacto con un antiguo nov...