A pesar de que intenté por todos los medios permanecer despierta, en algún momento debí quedarme dormida. Cuando desperté, Leo me cargaba hacia mi habitación por las escaleras. Me alarmé recordando las heridas que el idiota de Tanaka le había hecho y le grité que me bajase pero él me ignoró y me llevó en volandas hasta mi cama. Después se dejó caer a mi lado dolorido.
-¿Eres tonto? ¿Cómo se te ocurre cargar conmigo con las heridas que tienes?- le pregunté preocupada.
-Estoy bien- dijo poniendo los ojos en blanco- Sólo estoy cansado.
Yo le quité la camiseta para ver la herida de su costado. Tenía un moratón enorme sobre las costillas y otro en el vientre, además del labio, que aunque había dejado de sangrar no se veía bien.
-Quédate ahí- le dije amenazante- iré a por hielo.
Bajé corriendo las escaleras, cogí unos cubitos de hielo, los puse en un trapo y volví corriendo a mi cuarto. Leo no se había movido ni un milímetro. Le puse el trapo con los hielos sobre el moratón del costado y me senté a su lado mirándole preocupada.
-¿Seguro que no quieres ir al médico?
-Que estoy bien May, vete a dormir.
-¿Cómo me voy a dormir si estás así por mi culpa?- le pregunté angustiada.
Él me sonrió y tiró de mí para recostarme a su lado.
-Ya te dije que no importa, cambiando de tema si vuelves a hacer algo así por tu cuenta voy a enfadarme de verdad.
-Lo siento- dije ruborizada- y perdóname también por lo que te dije el otro día… yo no te odio… es sólo…
No sabía cómo terminar la frase. Me quedé callada mirando algún punto fijo en las sábanas. Ni si quiera podía mirarle. Él se giró y se puso encima de mí, atravesándome con sus ojos azules.
-Eso tampoco me importa. Las chicas dijeron que tenías novio ¿Quién es?
-No es verdad, no sé por qué dijeron eso.
Con él encima me costaba hablar. Y respirar. Y pensar.
-¿Segura?
Asentí exageradamente.
-Bueno eso está mejor- dijo acercando su boca a la mía.
Ya me daba igual todo. Me daba igual ser un número más en su lista. Me da daba igual si no me quería, sólo quería que me besase. Aunque sólo fuese una vez.
Sus labios rozaron los míos, estaba siendo inusualmente tierno. Enrosqué mis brazos alrededor de su cuello, esta vez la ansiosa era yo. Él sólo sonrió junto a mi boca, me besó de nuevo y se separó de mí.
-Vamos a dormir- me dijo al oído.
Se acomodó a mi lado, pasó un brazo por mi cintura y cerró los ojos. Era imposible que yo pudiese dormirme ahora, aunque estaba amaneciendo, estaba demasiado agitada. ¿Por qué se había conformado sólo con dos besos? Si no le hubiese pegado en su cumpleaños o hubiesen aparecido nuestros padres después de la boda a saber hasta dónde hubiésemos llegado. Y ahora estábamos solos en mi cama. ¿Cuál era el problema? Me convencí a mí misma de que estaba cansado e intenté dormirme a su lado.
Cuando abrí los ojos, los sucesos de la noche anterior me parecían casi una pesadilla o un sueño imposible, dependiendo de qué parte. No recordaba que había alguien durmiendo a mi lado hasta que me giré y me topé de lleno con sus ojos azules.
-Duermes muchísimo- me recriminó- Es más de medio día, estoy aburrido.
Yo pegué un respingo asustada e intenté recobrar la compostura mientras él se reía.
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Estoy enamorada de mi hermano
Teen FictionMay es una chica un tanto distinta. Su padre la enseñó a pelear desde pequeña, en su colegio era la líder de una pandilla y todos la temían, a causa de eso, nunca tuvo novio. Tras la muerte de su padre, su madre retoma el contacto con un antiguo nov...