Capítulo 7: ¿Van a expulsarme de la escuela?

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Cuando me desperté estaba llena de energía. No estaba nada segura de poder ganarle a Leo pero al menos le estaba plantando cara. Me vestí y bajé a desayunar decidida. Noté que la actitud de mi hermanito había cambiado un poco, al menos me sonrió. Yuto vino a buscarme como de costumbre, ayer no había sido muy amable con él y me preocupaba que estuviese enfadado pero él actuaba como si no hubiese pasado nada.

-No llegues tarde a nuestra cita- me dijo Leo riendo mientas iba a por su coche.

-¿Qué cita?- preguntó Yuto a mi lado.

-No sé de qué habla- le mentí un poco nerviosa.

Cambié de tema rápidamente y caminamos hasta la escuela. Yuto tampoco sabía de mi pasado de pandillera y no veía conveniente el contárselo por ahora. Aunque no mencionó nada de ayer, la verdad es que estaba un poco raro. Intenté no pensar mucho en el tema y llegamos a clase cogidos de la mano. Estuve toda la mañana maquinando mi plan de victoria, en lo relativo a fuerza física ya había descubierto que Leo era más fuerte que yo pero estaba segura de tener más experiencia peleando, por mucho club de karate que tuviese él yo llevaba cuatro años peleando en la calle y había aprendido varios trucos. Como decía el refrán más vale maña que fuerza.

A la hora del almuerzo me escabullí de Paula y de Yuto y me fui a la sala del club de karate a encontrarme con mi hermano. Leo ya estaba allí esperándome y me sonrió divertido cuando llegué.

-Sólo tú podías querer arreglar esto peleando- me dijo entre risas.

Yo sonreí y le lancé un puñetazo a la cara. El que golpea primero siempre gana. Atrapó mi puño con facilidad pero ya esperaba que lo hiciese, me agaché en seguida y lancé una patada baja a sus piernas para hacerle caer pero lo esquivó de un salto. Seguí pegando patadas y puñetazos a diestro y siniestro pero las esquivaba o bloqueaba todas. Cuando quise darme cuenta fue él quien me tiró al suelo y se puso encima de mí impidiéndome moverme. Realmente era bueno pero yo no pensaba perder así que tendría que hacer un poco de trampa. No era la mejor manera de hacer las cosas pero si conseguía pillarlo por sorpresa tendría una oportunidad. Estaba bastante cerca de mi cara así que sin previo aviso le besé en los labios. Fue un beso rápido pero sirvió. Se quedó paralizado, mirándome con los ojos abiertos como platos. Aproveché la ventaja del momento, me deshice de su agarre y me senté sobre su espalda sujetando su brazo en una llave. No podría escaparse ahora. Ya había ganado.

-Eso es jugar sucio.

-En el amor y en la guerra todo vale- le dije sonriendo, me sentía bastante fuerte ahora que lo había inmovilizado.

Él se rio debajo mía.

-¿Y esto es amor o guerra?

Yo me sonrojé completamente, menos mal que no podía verme la cara.

-¿Qué tonterías dices?- le grité enfadada- el beso sólo fue una distracción.

Con la sorpresa había soltado mi agarre y él me quitó de encima y se quedó sentado a mi lado en el suelo. No parecía tener más ganas de pelear.

-Bueno, realmente me distrajiste- dijo riendo.

Esto no estaba resultando como esperaba. Me estaba poniendo horriblemente nerviosa.

-Bueno sea lo que sea yo gané- dije poniéndome de pie- así que déjanos en paz a Yuto y a mí.

-Veré lo que puedo hacer- respondió él mientras se levantaba también.

Le miré enfadada, ese no era el trato. El descanso para el almuerzo se acababa y yo aún no había podido comer nada además estaba bastante confundida por su reacción.

Estoy enamorada de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora