01

742 41 0
                                    


Las clases habían finalizado, ahora sólo quedaban las actividades de los clubes, donde podían pasar un agradable rato practicando lo que les gustaba. Proviniendo del salón de baile, se escuchaba una melodía casi opacada por el estruendo de varías personas golpeando el piso al unísono, llamando la atención de los estudiantes que pasaban por ahí, de los cuales algunos decidían acercarse y mirar, sorprendiéndose al notar que el club de baile estaba lleno de miembros talentosos.

El club era famoso entre varías escuelas, habían ganado ya en numerosas ocasiones trofeos en competencias. Por lo que muchos estudiantes interesados en hacer algún día carrera en baile buscaban matricularse en dicha escuela, para estar un par de pasos más cerca de sus sueños. Kim Yugyeom era uno de esos chicos, desde pequeño él siempre deseó ser parte del escenario, no como cantante, sino como bailarín, un ideal que sus padres siempre habían apoyado.

Una gota de sudor resbaló por la nariz del estudiante de primer año cuando paró bruscamente la interpretación, junto con sus demás compañeros. La música había terminado y ellos no tardaron en soltar suspiros dejando en evidencia el cansancio que recorría su cuerpo hasta el punto de dejarse caer al suelo en busca de un respiro, las competencias estaban cerca y no querían perder la corona que por años le había pertenecido a la escuela y era principal orgullo.

− ¿Listo para romper el escenario? - Jisoo se acercó a su compañero de equipo, tocando apenas su hombro como gesto de apoyo, lo hubiera hecho con más firmeza de no ser porque era consciente del sudor que lo cubría, tanto como a ella.

− Somos tan buenos, que me da miedo cometer un error cuando esté en el escenario −. Confesó, sintiendo los nervios apoderarse nuevamente de su estómago. No nervios cualquiera, sino de los que se daban cuando piensas en cometer un fallo catastrófico cuando todo debía ser perfecto, mezclándolos con los que daban cuando le hablaba la chica que le gustaba desde que entró al club.

Jisoo era la típica chica popular, bonita, inteligente, buena posición socio-económica y lo mejor de todo, una personalidad increíble. A base de esfuerzo y dura práctica, había conseguido posicionarse en uno de los principales bailarines del club aun siendo de primer año, dándole eso muchas oportunidades de bailar con ella, quien era también de las mejores y quien le había ayudado mucho en varías prácticas. A Yugyeom le gustaba, realmente le gustaba y estaba dispuesto a confesarse a ella una vez que ganaran el trofeo al primer lugar.

− Hagámoslo bien este mes −. Se despidió de ella con un gesto energético después de tomar sus cosas y guardarlas en el bolso, iría a las duchas antes de irse, él haría lo mismo pero ya no se cruzarían.

− E-Espera −. No sabía por qué le pedía que se quedara cuando en realidad no tenía nada que decir. Se sintió idiota, especialmente cuando ella le miraba con curiosidad y ternura, había aprendido a identificarla. - ¿Vas a hacer algo después de la competencia?

− Aun falta para ese día, no estoy segura −. Respondió aun viéndose sorprendida por la repentina pregunta.

− Oh... Bien −. ¿Ahora cómo debía proceder para invitarla a salir aun siendo de un año inferior? ¿Y si ella se reía en su cara o al final no estaba tan interesada como él a veces creía? Las dudas le embargaron, dudó lo suficiente para dar el siguiente paso que se vio interrumpido por el tono de un teléfono celular. Era el de ella.

− Oh, Jinyoung me espera. Nos vemos Yugyeom - Sin dar más tiempo, Jisoo se fue con el que, todos sabían, era su amigo de infancia. A veces se preguntaba si entre ellos dos había algo más, el chico solían ir a verla en presentaciones, lo que era comprensible siendo que eran amigos y que en el primer semestre él todavía era parte del club, aunque no tardó en abandonar por asuntos personales. Era un buen bailarín.

− Será en otra ocasión −. Suspiró, maldiciéndose, pues era la tercera vez que una llamada los interrumpía, pero también la tercera vez que su cabeza se quedaba en blanco cuando seguía el paso de invitarla a salir.

ManipuladorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora