II. 08

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Adoraron a Jinyoung. Incluso su padre que incrédulo a veces le preguntaba como un buen chico como aquél podía ser gay. Algo ofensivo, sí, pero al menos a Yugyeom le consolaba saber que estaba haciendo un esfuerzo por no ver del todo mal que fuera novio de su hijo o algo así.

Pero si de algo estaban los dos chicos seguros, era que no importara qué, no sería una brillante idea sentar a los Señores Park en la misma mesa que los Señores Kim.

Desde que Yugyeom había salido de aquella elegante casa, por alguna razón, la relación de él con los Señores Park se desarrolló de mejor manera. Sí, cierto que a veces se ponían incómodos cuando recordaban que no era un amigo, sino el novio de su hijo, pero rápidamente se obligaban a olvidarlo y trataban de seguir como si nada.

Incomodo.

Afortunadamente Jinyoung decidió volver al piso que rentó cerca de la universidad, en el cual Yugyeom solía visitarlo los fines de semana y seguía intentando meterle mano sin lograr mucho al respecto.

− Me iré a Inglaterra −. Le había dicho la mañana siguiente, cuando despertaron y se sentaron a desayunar un par de hot cakes que Jinyoung se tomó la molestia de preparar.

− ¿Sigues molesto porque ayer terminaste muy rápido? – Genial, un hot cake menos.

− Hablo en serio, me iré de intercambio. Es una muy buena oportunidad, no quiero desaprovecharla.

− Ah... − ¿Por eso había sonado demasiado serio la noche anterior? Tampoco era difícil comprenderlo. – ¿Cuánto tiempo te vas?

− Medio año... No lo sé −. Al momento de decirlo, Yugyeom notó la manera en que esquivaba su mirada. ¿Y eso a qué se debía?

− ¿Cuándo?

− En un mes −. Respondió, mirándolo a los ojos finalmente. Faltaba todavía algo de tiempo, pero de pronto sentía que era muy poco y el tiempo, soliendo flexible, pasaría muy, muy rápido.

− ¿Es por lo que dije anoche? Prometo no ser muy duro cuando... − Oh, ahí iba otro hot cake. Sería mejor no hablar hasta terminar con el único que le quedaba. − ¡Oye! ¡Eso es antes de mi cumpleaños! – Logró reaccionar al momento que lo señalaba con el tenedor y alejaba su plato para que su novio no se lo quitara también.

− Tendrás que esperar.

Por increíble que pareciera, después de aquella declaración la pareja tuvo su primera pelea. La primera vez que estuvieron a punto de gritar sobre si era a propósito o no, que si debían seguir juntos incluso. Había sido una verdadera batalla tonta que no terminó hasta que Jinyoung se quedó quieto, mirándole antes de ponerse a reír en su cara.

− ¿Estás bromeando? – Porque comenzaba a agradecer a los cielos que su novio fuera un hombre, así sentiría poca culpa de golpearlo. Aunque trataría de no darle en el rostro.

− No −. Y como se hacía costumbre desde que empezaron a salir, Jinyoung decidió tomar asiento en sus piernas, antes en un intento de molestarlo y mostrarse empalagoso pero con el tiempo se fue convirtiendo en pura comodidad. − ¿Quieres que nuestros últimos días cuerpo a cuerpo sean peleando?

− ¿Por qué? ¿Vamos a tener sexo? – Esta vez no lo abrazó, como acostumbraba cada vez que su novio hacia eso. Se cruzó de brazos, tratando de mostrar su reciente enojo y mantener la distancia, no quería mostrarse débil y caer en la tentación.

− No. No lo haremos. Si pude enamorarte con un beso. ¿Puedes imaginar lo que pasaría si uso mi cuerpo? Podrías... obsesionarte demasiado.

Yugyeom quería decir que todo eso era mentira, que no se obsesionaría y que no era tan bueno como creía. Pero tenía razón, había sido por un beso que terminó decidiendo que le gustaba un sociópata. ¿Qué tan loco podía ponerse después de probarlo completo? Aun así no le quería dar la razón pero mantenerse en silencio ya lo hacía.

ManipuladorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora