II.09

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Jinyoung se iba a casar.

No es como si la pared frente suyo se lo dijera, pero desde que el chico se había ido él simplemente había decidido avanzar hacia su habitación, sentarse en su cama y encorvado fingía que no le interesaba la puerta. No, lo que a él le interesaba era el color verde pálido de su habitación, no había una razón para ello, sólo pensó que se vería más natural cuando compró la pintura.

Estiró su mano para alcanzar su teléfono celular al cual, afortunadamente aun le quedaba batería. Decidió revisar algunas redes sociales, pero aparentemente Jinyoung lo había bloqueado así que no podía revisar su instagram. Luego revisó los demás perfiles, encontrándose con que algunos de ellos habían recién publicado algo relacionado. Youngjae mostraba a Coco con un esmoquin diminuto, pese a que era hembra y Jaebum aparecía con Jinyoung en una fotografía de hacía dos días, probándose algunos trajes. Mark sólo tenía fotografías de su novia y él, alguna que otra de familia y amigos, pero ya antiguas. Y Jackson... extrañamente Jackson que solía postear fotografías a diario, no tenía nada actualizado desde hacía una semana.

− ¿Estará ocupado con la boda?

Quiso revisar el perfil de Jisoo también, pero ella parecía haber borrado fotografías.

Todos parecían muy contentos. Y nadie le había avisado, ni siquiera Bambam.

− ¡Yugyeom! – Quien entraba por la puerta principal alterado y gritando lo suficientemente alto para hacerle zumbar la cabeza. Escuchó como correteaba por el lugar, primero a su habitación sin dejar de gritar antes de presentarse en la de su mejor amigo. − ¡No sabes de lo que me acabo de enterar!

− Sorpréndeme −. Gruñó, sin dejar de verlo. Bambam mantenía los ojos bien abiertos, observándolo con cierta cautela.

− Jinyoung, él... − Pero entre más se tardaba en decir algo, Yugyeom más ganas quería de descargar su mal rollo con él. − ¡Ah! ¡No puedo! – Le vio, deslizarse de nuevo hacia su habitación. Seguramente sin intenciones de lastimar su corazoncito.

− ¡Ya sé que se va a casar! – Gritó, dándose cuenta que decirlo en voz alta no era tan fácil como hubiera pensado. De hecho, de estar furioso con la existencia misma, ahora sentía que algo le caía encima, como piedras que pretendían dejarlo sobre la cama toda una vida.

− ¿Ah, sí? – Cuestionó Bambam, asomando sólo la cabeza por la puerta, para observar como el más alto se derrumbaba sobre el colchón y envolvía en la cobija. − ¿Y vas a ir?

− ¡Por supuesto que no! – No le daría el placer a ese bastardo de burlarse en su cara, ahí en el altar, tomando las manos de Jisoo. ¡Ella ni siquiera era tan bonita!

Pero aun así se casaría con ella. Porque además de ser completamente legal, era lo que cualquiera esperaría. Los Señores Park seguro estaban muy contentos, junto a los socios y empleados. Tendrían bonitos hijos y llevarían una buena vida tranquila.

Esperaba que ese hijo de la bellísima Señora Park viviera el resto de sus días aburrido por tal vida que había elegido.

− Entonces se acabó. ¿No? − Escuchó a su amigo, aun desde la puerta.

− Totalmente.

− Bueno, supongo que ya era tarde.

Tarde.

¿Era realmente tarde?

¡No! ¡No! Debía sacarse esa pregunta de la cabeza y seguir intentando dormir.

Pero no podía.


I

ManipuladorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora