5. Heavy metal

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—¿Te pone la nueva jefa? —dije

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—¿Te pone la nueva jefa? —dije.

Paco parecía ese día especialmente abatido.

—Tío, siempre estás pensando en lo mismo, eres un salido.

—Vale, vale, perdona.

—Aunque... sí, me pone la nueva jefa. Me gusta mucho, ¿vale? Pero no se va a fijar en mí.

—Eso nunca lo digas porque no lo sabes.

—Sí lo sé.

—No. Haremos que te líes con ella.

—Sí, claro.

Habíamos quedado los dos para tomar algo en la cervecería de al lado de nuestra tienda. Se agradecía un trago fresquito después de un duro día de trabajo en verano.

Paco tenía razón. Yo era un salido, y supongo que aún lo soy. En cierta manera. Pero menos, el tiempo nos hace madurar. Y ya he asentado cabeza.

La verdad es que durante esa época no paraba. Hacía lo posible por ligar con chicas y me daba un poco igual lo que ocurriera después, con tal de pasarlo bien y poderlo contar. Eso me hizo recordar algo:

—¿Sabes que el verano pasado me llevé dos tortas de dos chicas diferentes el mismo día?

—¿Ah, sí?

—Sí, fue un día que me lie con una por la tarde en el centro comercial y luego por la noche fui a la discoteca y me lie con otra, y resulta que allí estaba la primera también. Cuando me vio, me soltó una buena ostia. Y la nueva, aunque no sabía muy bien lo que pasaba, pensó que era buena idea darme una ostia también. Creo que se hicieron amigas luego, las vi tomando algo juntas. —Esto último era mentira, pero me gustaba rematar mis historias para que fueran redondas.

La verdad es que Paco no parecía muy interesado, de todas formas.

—A ver, tío, cuéntame qué leches te pasa a ti con las mujeres.

—Ya te lo he dicho, no hay nada más que añadir.

—Bua, tío, hay que hacer algo con tu problema.

—¿Ah sí, el qué?

Miré alrededor. El bar estaba bastante lleno. En una mesa un poco más allá había dos chicas charlando. Parecían jóvenes y bastante guapas. Me levanté y me dirigí hacia ellas. Una de ellas tenía una camiseta de Metallica y la otra de Iron Maiden. Ya tenía tema de conversación.

—Hola —dije. Levantaron la vista, expectantes—. Perdonad que interrumpa vuestra conversación. Es que estoy allí sentado con mi amigo tomando una cerveza y me he fijado que tenéis camisetas de Metallica y de Iron Maiden, y no me he podido quedar quieto. Y es que además dais muy buena energía porque me da la impresión de que sois súper buenas amigas. —Empezaron a sonreír—. ¿Me equivoco?

—Somos amigas, sí —contestó la de la camiseta de Metallica.

—¿Best friends?

—Sí, jaja.

—¿Best friends forever?

Metallica sonreía más que Iron Maiden.

—¿Te gusta el heavy? —dijo Iron Maiden.

—¡Me encanta! —Era mentira, pero podía hablar sobre el tema porque mi hermano mayor me taladró los oídos durante la adolescencia con todos esos grupos. Hasta sabía el nombre de canciones.

Por suerte, la cosa fue bien después de que pasé la prueba de decir cuáles eran mis canciones favoritas: "Nothing else matters" de Metallica y "Run to the hills" de Iron Maiden. Paco se unió y estuvimos los cuatro tomando cerveza y charlando. Mi objetivo en ese momento era que él conociera chicas. No era tan feo, si se relacionaba a lo mejor podía ligar. La verdad es que yo, durante la última media hora había tenido un pensamiento en la cabeza que no me podía quitar. Salí a la puerta a fumar, yo solo.

Allí fuera todo era diferente, no había tanto barullo y podía pensar mejor. Pensar y sentir.

Me dio un vuelco el corazón. Venía por allí una chica. Morena, muy morena. Con el pelo largo y liso. Al darle la luz de la farola vi que no era ella. Me sorprendí de mí mismo. De mi reacción.


¿Creéis que Paco será capaz de ligar? Espero que os esté gustando la historia, también me estoy currando especialmente el formato con las imágenes y los banners :3


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Amor a primer baristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora