—Oye, una cosa. —La chica parecía nerviosa. Carla, se llamaba—. ¿Ayer, para qué me preguntaste mi nombre cuando lo de la cookie?
—Ah, porque aquí lo pedimos siempre, ¿no lo sabías?
—Ya pero es que como la trajiste tú, de normal te llaman.
—¿Pero te importa que te lo haya pedido? Así ya me sé tu nombre. —Y le guiñé un ojo.
—No, no me importa. —Después de un segundo pareció que quería decir algo más, miró mi etiqueta del pecho donde ponía mi nombre y, mirándome sonriente, dijo—: Hasta luego, Víctor.
Se ruborizó y se sentó con sus amigas. Pero pareció algo decepcionada. A lo mejor esperaba una respuesta a su pregunta del tipo, "porque eres especial", o al menos, "porque me pareciste interesante".
Fue entonces cuando me fijé por primera vez en ella, por el hecho de que ella parecía haberse fijado en mí. De normal las frapuchineras (que así es como llamábamos a las niñatas que pedían frapuchinos) no hablaban mucho, eran bastante tímidas aunque luego la liaran parda en la tienda. Pues esta Carla, como digo, se sentó con sus amigas y me quedé un rato mirándola. No era muy alta, tenía el pelo negro y largo, liso. Muy morena, ojos muy negros. Negra no, pero casi casi. No sé si es que había tomado el sol todos los días que llevábamos de verano o era su color normal de piel, supongo que lo primero. Era guapa.
Como me quedé mirándola, ella se dio cuenta y me miró a su vez. Al percatarse de que la estaba mirando se puso súper roja. Yo, embobado, no me di cuenta de que tenía una clienta delante, tan fea que por contraste me asustó y dije:
—¡Coño!
No me puso muy buena cara la mujer, pero le serví lo que me pidió y le cobré. Cuando me quise fijar de nuevo en Carla, ya no estaba. Miré afuera de la tienda a través de los grandes ventanales de cristal. Estaba cruzando la calle con sus amigas, alejándose.
¿Eres una frapuchinera tú misma? XD Vamos, confiesa...
Espero que os vaya gustando la historia. Se va a poner más interesante en los próximos capítulos.
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Amor a primer barista
RomanceUna chica inocente que pide una cookie de chocolate. Un barista engreído y ligón que se la sirve. Intercambio de sonrisas, una diferencia de edad enorme. Una jefa que le regaña por su comportamiento. Las cosas pueden acabar muy mal... Conectar con J...