Amor a primer barista

1. La cookie caliente

—¿Me pones una cookie y me la calientas?

—Y después de ponerte y calentarte, ¿qué quieres que te haga? —dije, mientras le sonreía.

Ella se ruborizó, se rio nerviosamente y se giró para hablar con sus amigas. Noté que ellas me miraban a su vez, lo que quiere decir que les había contado lo que le había dicho.

Yo llevaba toda la tarde trabajando y ya me daba igual, podía responder eso a una clienta o algo peor. También noté que mi jefa de turno me miraba mal, creo que me odiaba. A lo mejor oyó lo que le dije a la chica, pero también me daba igual.

Mientras se calentaba la cookie, le dije a la chica:

—Ey, perdona, ¿cómo te llamas?

La chica se tropezó con una amiga, se giró y me dijo:

—Carla.

—Pues siéntate y ahora te la llevo.

—Vale.

Mi jefa me volvió a mirar y me dijo:

—Vente conmigo a la trastienda.

No me gustó su mirada, parecía enfadada.

—Espera que le lleve esto a la chica, ¿no?

Ni me contestó y se metió para dentro, así que pasé de ella y le llevé la cookie a la chica. Estaba sentada con sus amigas y me miró sonriendo, parece que se le había pasado el sonrojo. Le quise seguir el rollo así que le guiñé el ojo. Y ahí está, se puso roja otra vez.

Fui a la trastienda. Mi jefa me esperaba sentada en el despacho.

—¿Desde cuándo ligas con las clientas?

—Yo no ligo con clientas.

—¿No?

—No, sólo soy simpático. ¿No es ésa la política de la empresa?

—Sí, pero de ser simpático a ligar va un cacho.

—Pero si es una niña, no estaba ligando.

—Será una niña pero las niñas de hoy en día van muy salidas.

—Pero ésta no, se ponía roja.

—Oye, Víctor, que no me lleves la contraria todo el rato. Vuelve a la barra que hay dos chicas. Pero no ligues con ellas.

Mientras volvía a la barra, pensé: ¿mi jefa está celosa?

¡Dejadme en comentarios qué os va pareciendo! ¡Soy nuevo en esto de escribir romance y agradezco opiniones!