forever rain | bts; rm

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«porque el paraguas cubriría la cara triste»

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no hay felicidad cuando te escondes de los demás

⛈

 

No sabía hasta qué punto mis caminatas iban a terminar, el dejar de sentirme solitario en las calles que frecuentaba, el tratar de buscar una compañía en algo tan insignificante como la lluvia. No sabía hasta qué punto podía mantener las mentiras que había estado formando, esas que decía para evitar que mis compañeros de banda, mis amigos, el staff e incluso mi familia no de preocuparan por ti.

Tenía miedo, miedo de que alguien pudiese ver dentro de mi mente e indagar entre los oscuros pensamientos que saltan y revolotean casi todo el tiempo.

No sabía cuándo esos sentimientos de ser solo un estuche vacío se irían, mis desganas en lo que se supone que amaba, en las constantes depresiones emocionales, no sabía hasta qué punto mantener mi mentón en alto. Pero eso era lo bueno de la lluvia...

No tenía que mantener el mentón en alto.

La caminata frecuentada era diferente, en todos los sentidos era diferente y podía sentir que mi estado anímico estaba afectado de una manera grave. Eran las diez de la noche, todo estaba solo, oscuro y sinceramente, esperaba que algo malo pasara, para así no hacerme cargo yo de ello.

El olor a humedad era inclusive más fuerte de noche, la lluvia apenas y se sentía, solo una pequeña llovizna adornaba la ciudad de Seúl. Y para ser sincero, me molestaba, lo odiaba. Parecía como si de alguna manera el universo se estaba burlando de mí, donde en una de mis peores recaídas emocionales la lluvia que tanto anhelaba como amiga apenas y caía en gotas mínimas. Hoy la lluvia no lloraba conmigo, hoy la lluvia no estaba conmigo.

O eso era lo que pensaba, quizás la lluvia lloró todo, quizás el cielo estaba casi descargado de los problemas...

Pero yo no

Mis lágrimas bajaban por mis mejillas bañando mi cuello con rapidez, ahora no había ninguna excusa, ninguna excusa de donde provenían aquellas lágrimas. Apenas di un paso al puente suspiré tanto como mi pecho lo permitía, la lluvia poco a poco de iba desvaneciendo, degradando, minizando, justo como yo lo hacía.

Pero no mis malditas lágrimas.

Me estaba perdiendo a mí mismo, lo sabía y creo que para ser sincero no esperaba tratar de evitarlo. Quería perderme a mí mismo, quería sumirse en una desgracia, quería tener motivos, quería que todo ocurriera para tener los suficientes motivos para desaparecer. Pasé mi mano por la barandilla, estaba más fría de lo usual, la combinación de la lluvia, la noche y el usual clima fría de Corea era fatal para la pieza de metal. Pero por alguna razón solo quería sentir que me quemaba, que me quemaba con algo que era peor que el fuego, y a este punto tampoco hablaba del frío. Si no de mi.

La lluvia estaba por cesar y no quería que lo hiciera, quería permanecer afuera, llorando con mi vieja amiga. Y aunque suene patético, así lo era. Sentía que estaba listo, sentía que era hora y tenía que armarme de un valor lleno de cobardía. Un valor que por alguna razón, mientras la lluvia se alejaba, iba creciendo. Más decidido que otros días, tomé el metal frío y con un impulso que dolía en lo profundo de mi ser, me impulsé de tal manera que salte hasta la tercer barandilla.