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«en la lluvia, la gente está ocupada pensando en sí misma»

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¿habría alguien que pensara en mí?



La parsimonia con que caminaba era equivalente a la ira que carcomia mis venas. Estaba enojado, enojado con cada persona que se atravesaba en mi camino, estaba cegado y solo veía rojo. En el interior podía sentir al verdadero Namjoon surgir a gritos.

¡Maldita sea!

Caminaba de un lado a otro con un gran peso en mis hombros que no podía explicar. La melodía que emanaba el estudio sonaba una y otra vez, pero nada. No podía terminarla, maldición. ¿Por qué tengo que ser tan malditamente inútil cuando más se me exigía? ¿por qué mierda era un bueno para nada? ¿por qué no podía ser mejor? ¡¿Por qué?!

En mi último segundo de paz, se abrió un arranque de un bien llamado berrinche, haciendo que mi pie tumbara la silla del estudio lejos con una ira que solo yo conocía. No podía terminar la maldita canción, no sabía cómo, no había nada en mi mente. Todas las opciones eran negativas, eran muy malas. No me agradaban y las detestaba ¿Cómo mierda voy a lanzar mi maldito mixtape si ni siquiera tengo una puta pista principal? Todo el maldito tiempo era así, mi incompetencia, mi insensatez, mi puto yo siempre arruina todo. Todo el maldito tiempo. Pasé las manos furioso por mi cara y justo cuando iba a gritar una maldición, ahí estaba yo, mirando fijamente la ventana.

Estaba me atrapó como luz a la mosca. Estaba empapada por el frío y pude respirar un poco mejor cuando las finas gotas de lluvia caían por el cristal lentamente, como si pidieran ser examinadas, contempladas... No dudé dos veces para tomar mi chaqueta y colocarme la gorra. Era justo el momento para drenar, era justo el momento para desahogarse, era justo el momento para llover y llorar. Es momento de escuchar sollozos y truenos. Salí del estudio sin mirar arriba, sin prestar atención a nada. Los pasillos parecían más eclipsantes que de costumbres.

— ¡Hyung, hyung! — la voz que reconocí como la de Hoseok me llamó incontables veces. Pero no quería hablarle, no quería que me viera así.

Tomó mi brazo y me miró con una sonrisa, la que usualmente tenía. La que quisiera tener en estos momentos.

Hoseok era alguien de admirar, él siempre estaba sonriendo, siempre estaba haciendo estupideces con los maknaes. Todos sabíamos que cada quien lideaba con sus problemas y Hoseok no era la excepción. Pero, ¿cómo se las manejaba para cubrir toda esa tristeza con esos ojos y bocas sonrientes?

Hyung, ¿todo está bien? — trato de indagar en mirada. Quizás había visto como había salido del estudio sin cuidado alguno y se preocupó.

Miré a sus espaldas, el salón de prácticas de baile estaba abierto de par en par, adentro de encontraban los coreógrafos y así vez un par de bailarines. Mi vista se fijó en el otra vez y trate de darle una sonrisa plana. Quité su tacto de mi brazo y resople negando como si una broma de pregunta se tratara.

— Necesito caminar, Hobi — susurré. No sabía si estaba seguro a qué me refería, pero eso bastó para que se irguiera y me mirara con atención—, pero estoy bien — mostré más que una sonrisa, era una mueca

— Nos iremos juntos, hyung. Vuelve temprano — una mirada comprensiva salió de sus ojos y asentí dándole una paz interior.

— Volveré, Hoseok — aseguré.

forever rain | bts; rmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora