Lluvia Interior.

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Llueve afuera. Con gran intensidad se escucha el agua chocar en mi ventana.

Y yo aquí dentro, solo observo.

Mi jardín se inunda. El agua hace brotar la tierra desde abajo.

Y yo aquí dentro, solo observo.

Ramas se parten de los árboles. Caen con brutalidad hacia el gran pantano que se forma allí debajo.

Y yo aquí dentro, solo observo.

El viento con gran fuerza reaparece. Se lleva todo lo frágil y liviano que encuentra.

Y yo aquí dentro, solo observo.

Solo observo el caos. Solo observo los problemas.

Todo pasa en frente de mí y no me inmuto.

Todo mi exterior se derrumba en pedazos.

¿Qué podrá quedar en pie después de todo esto?

¿Acaso se reparará solo?

Porque no estoy haciendo nada. Y tampoco tengo ganas.

Porque ya hubo otras tormentas.

Porque ya hubo varias destrucciones.

Y luché con fuerzas contra estas.

Luché hasta que mi cuerpo no dio más. Hasta que este cayó al suelo.

Y vaya que dolió.

Y si, no puedo negar que pude ganarles.

Y si, no puedo negar que reparé varias veces mi jardín.

Pero las reparaciones no duraron demasiado.

La tierra quedo débil, los arboles más secos y el ambiente muy frágil ante el viento.

Las tormentas siguieron llegando. Alimentando al gran círculo de la destrucción – reparación.

Y hoy, hay otra nuevamente.

Y hoy, no estoy fuera peleando.

Solo me escondo en mi interior, a observar.

¿Por qué será que hay tanta cantidad?

¿No tienen otro jardín que destruir?

¿A todos les sucederá esto?

El agua se transforma en granizo.

Y el granizo golpea mi ventana.

Mi ventana resiste desquebrajándose.

Pero ante la presión cede, mi ventana se ha roto.

Los cristales retumbaron en mis oídos. Cayeron al suelo partiéndose en mil pedazos pequeños.

No pudo soportar.

Ahora el granizo ingresa en mi interior, destruyendo todo lo que encuentra. Duele ver como destruye mi fortaleza.

El viento ingresa con fuerza y forma un remolino de caos. Se lleva volando mis esperanzas.

Mi patio se inunda de tal manera, que el agua llega hasta mi ventana y rebasa mi pared. Inunda todo mis sentimientos.

Permanecí oculto en mi interior.

Permití que mi jardín fuese destruido.

No tenía ganas de volver a pelear.

Pero el caos me buscó. Y vaya que me encontró.

Ahora siento el dolor en mi interior.

Y duele más, mucho más.









Reflexiones Solitarias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora