42. Curiosidad

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Hacía tiempo que no dormía tan a gusto, cuando Taekwoon despertó sentía una paz interior que únicamente presenciaba cuando vivía en Seúl. Los males vividos en aquel lugar que debía considerar casa, habían sido borrados gracias al día de ayer. No le había importado en absoluto la bronca de su madre antes de la comida con Seohyun y sus padres, ni siquiera recordaba de lo que habían estado hablando, aunque si le pareció escuchar que ya existía fecha para la boda.

Pero como Taekwoon tenía tan decidido que no lo iba a hacer, se centró en pensar en la realidad de la situación, y es que no podía evitar sonreír cada vez que tenía ocasión. Como esa mañana, que aunque al abrir los ojos no hubiera nadie a su lado, sabía quién había dejado la rosa junto a una nota, escrita con esa letra tan particular que decía:

Estoy aquí.

Te quiero.

- Yo también te quiero. – Susurró al papel.

Picaron a la puerta, haciéndolo caer de la nube en la que se encontraba, ni siquiera recordaba que ya era lunes y debía volver al trabajo, así que se vistió a toda prisa lo mejor que pudo, no sin antes colocar la rosa en el jarrón, y guardar la nota en el bolsillo de su chaqueta para así poder releerla en todo momento.

Era la primera vez que el batido verde le parecía tan exquisito, se lo bebió de un solo trago y con un buen humor que nunca esperaba volver a tener, caminó hasta el coche, despidiéndose de Yangmi que se encontraba en los jardines. Por inercia volvió a mirar para ver si encontraba un pelirrojo entre los arbustos, pero no tuvo éxito, aunque tampoco se deprimió por ello, sabía que estaba allí y tenía la muestra en su bolsillo.

- ¡Buenos días señor Han! – Saludó contento, en cuanto entró en el coche y se colocó el cinturón de seguridad.

- Buenos días. – Contestó una voz que no era la de su chofer, sino una que conocía muy bien. Abrió mucho los ojos.

- ¿Wonsik? – El aludido giró su cabeza con una sonrisa hasta mirarlo en el asiento trasero.

- ¿Al trabajo, Señorito Jung? – Se limitó a decir con tono burlón.

- ¿Qué haces...?

- Tu chofer se ha puesto enfermo. – Respondió antes de que terminase de preguntar. - Y como buscaban sustituto, me he ofrecido. – Wonsik hablaba mientras colocaba bien el retrovisor, apretaba su cinturón y arrancaba el coche con profesionalidad.

Taekwoon estaba sin palabras, su pelirrojo siempre encontraba el modo de sorprenderlo, y esta vez se había superado. Sonrió, el día no podía comenzar de mejor manera, se sentía tan animado que era capaz de soportar las dos reuniones que tenía esa mañana y la prueba del traje de novio de por la tarde.

- Te recomiendo que no distraigas al conductor, podríamos tener un accidente.

- ¡No estoy haciendo nada! – Gritó con falsa indignación.

- Entonces deja de sonreír, gatito.

- Pues no me mires.

- Eso es una tarea difícil.

- Deberías estar pendiente de la carretera. – Se aguantó la risa, no podía creer lo mucho que necesitaba ese tipo de conversaciones.

- Está bien.

Creyó que seguiría con el juego, pero sorprendentemente Wonsik continuó con su trabajo completamente callado, como si realmente fuera el chofer que lo llevaba todos los días a la empresa. Se quedó mirándolo, aunque no lo podía apreciar de cuerpo entero, pudo percatarse lo bien que le quedaba el uniforme negro. Era la primera vez que lo veía vestido de ese modo, se mordió el labio, Taekwoon pensó debería usarlo más a menudo.

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