43. Voz alta

290 55 34
                                    

Solo había un día entre semana que entraba por las tardes, y era su favorito ya que no tenía que madrugar tanto. Por ello se podía permitir el despertarse por sí mismo y no con el odioso sonido de la alarma del teléfono. Cuando Hyuk abrió los ojos se percató de que ya era de día, y no quiso mirar el reloj por miedo a tener que levantarse ya, simplemente quería quedarse en la cama.

El otro lado del colchón aún permanecía caliente, Hongbin se habría marchado hace poco. Sonrió triste, desde que estaban juntos pocas eran las veces que habían amanecido juntos como Hyuk siempre había soñado, así que tendría que conformarse hasta que los medios de comunicación dieran la noticia de que el gran actor Yesung ya no se casaba.

Un olor a café le sorprendió, sus vecinos no solían preparar como para que él llegara a enterarse, así que su siguiente opción era que venía de su propia cocina. Se bajó de la cama en busca de algo que ponerse, y después de encontrar sus pantalones esparcidos por el suelo, se los colocó para caminar siguiendo el apetitoso aroma de la cafeína.

No falló, sobre la mesa se encontraban dos tazas y un plato con varios dulces apetecibles para desayunar. Pero lo que más le gustó de aquella escena era el chico que terminaba de colocar el azucarero junto a todo. Tenía el pelo castaño revuelto, una camisa medio desabotonada y una sonrisa que quitaba el aliento a la que lo acompañó un:

- Buenos días, Hyuk.

Su día no podía haber comenzado mejor, no solo tenía más tiempo para descansar si no que iba a disfrutar más minutos de su enamorado. Le devolvió los buenísimos días y no dudó en rematarlos con un sonoro beso al que Hongbin correspondió sin rechistar, todo era perfecto. Desayunaron uno al lado del otro, enrojeció cuando el mayor le dijo que abriera la boca para que comiera el trozo de tarta con fresas y le encantó que le limpiara los restos de nata con los dedos.

Ambos se encontraban en una burbuja en la que Hyuk nunca pensó estar ni en cien años, y por supuesto aquello era mucho mejor, de hecho superaba cualquier fantasía que hubiera podido tener. Pero como todo buen sueño que termina demasiado rápido por culpa de un despertador, en este caso lo hizo un tono de llamada. La situación se volvió a repetir, e igual que en el almacén, Hongbin respondió no sin antes dedicarle una última mirada triste.

Sabía que le había pedido tiempo, y que esas conversaciones con su futuro marido terminarían pronto, pero llegaba un punto en el que Hyuk veía la perfección de estar con él muy lejana. Tuvo que contener la furia de verlo charlar animadamente con el famoso actor mientras él sorbía el último trago de café, también le había pedido paciencia, pero no le gustaba que sonriera durante la conversación.

- Chocolate mismo. – Lo escuchó decir. – pero si a ti te gusta más el otro, escógelo. – Otra pausa. - Vale, el de limón entonces.

Aquello fue la gota que colmó el vaso en su paciencia, para ser alguien que tenía pensado anular una boda, estaba demasiado inmerso en ella. Bufó antes de seguir oyendo más, y volvió al dormitorio para comenzar a arreglarse. Lo quería muchísimo, pero había momentos en los que le gustaría no estar tan loco por él, tener solo algo temporal, y así de ese modo no dolería tanto.

Volvió al comedor justo cuando Hongbin colgó, aún seguía sonriendo, pero cuando se miraron sus hoyuelos desaparecieron, y no le gustó nada el ambiente tenso que se formó.

- Hyuk... sé que te dije que-

- No pasa nada. –Lo interrumpió, no sabía cómo había hecho para decir semejante mentira.

- Aún es difícil... - Terminó de aclarar.

- Lo sé. – Pero de nuevo no era cierto, no tenía ni idea de cómo romper con un novio con el que te estabas a punto de casar, pero Hyuk no lo veía tan complicado. Tal vez era demasiado egoísta, tal vez Hongbin no lo tenía tan claro. – Bueno, no. No lo sé. – Recapacitó. – Pero a lo mejor tú no quieres...

Tu toque de ColorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora