41. Explicación

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A pesar del tiempo que llevaba sin verlo, le parecía increíble el cúmulo de sensaciones que le seguía provocando su adorado gatito. Desde que había llegado a la mansión, lo único que Wonsik había hecho era observarlo de cerca, deleitarse con su preciosa sonrisa cuando olió aquella rosa que él mismo había cortado, y odiar con todas sus fuerzas a esa mujer que nunca en la vida, podría considerar su suegra.

No le gustó para nada ver a Taekwoon demasiado delgado, con ojeras que no debían estar en esos ojos tan bonitos, y vestido con trajes aburridos que para nada pegaban con el estilo que solía utilizar. Más de una vez quiso atravesar la ventana desde donde observaba alguna escena en la que esa señora gritaba a su hijo e incluso le llegó a levantar la mano, pero fue gracias a Yangmi que se controló de no hacerlo.

En realidad debía al ama de llaves muchas cosas desde que puso un pie en esa casa, pues si no fuera por ella, Wonsik nunca se habría enterado que Taekwoon lo echaba de menos del mismo modo que él. Sintió una felicidad extrema al conocer que no era odiado por el amor de su vida, que podría sacarlo de ese infierno, volver a aquellos días donde despertaban juntos y compartían cada segundo de su tiempo entre besos y caricias.

Por ello no aguantó más, quería hacerlo de otro modo, porque él era Kim Wonsik. Así que cuando Yangmi le contó que Taekwoon pasaría la mañana en la piscina cubierta y completamente solo, no pudo resistirse. Se colocó unos bóxer negros, y unos pantalones largos demasiado sencillos para su gusto, pero como no le iban a durar mucho puestos, ni le importó, ya que se los quitó en cuanto atravesó la puerta donde se encontraba su gatito.

Lo escuchó hablar solo, meter y sacar la cabeza del agua, relajarse bajo la cascada y todo ello sin inmutarse de que él se encontraba a escasos metros, deleitándose con esa piel blanquecina que tanto echaba en falta. Sonrió con malicia cuando no hizo ningún ruido al entrar en la piscina, Taekwoon seguía con sus pensamientos internos mientras sus músculos se relajaban bajo el chorro de agua.

El corazón le volvió a latir a mil por hora cuando al fin hizo contacto con su cuerpo, y lo sorprendió que el pelinegro lo aceptara como si nada, como si supiera que él había estado allí en todo momento. Pero las palabras que salieron de su boca hicieron que Wonsik se percatara de la situación, y es que Taekwoon pensaba que él no era real, y que se trataba de un sueño. Por ello le contestó con claridad, para avisarlo de que sí que se encontraba a su lado, como debía haberlo estado desde siempre.

- Gracias. – Fue lo único que pronunció, pareciera que le hablara a un espejismo.

- En serio, mi gatito, nunca más me iré de tu lado. – Y apretó los brazos a su alrededor, mucho más fuerte de lo que ya estaban.

Notó como su cuerpo se tensó, las manos de Taekwoon tocaron las suyas cerciorándose de que realmente estaba allí, luego lo sintió temblar. Se deshizo de su agarre para nadar al otro lado de la cascada y girarse, no logró ver su cara ya que estaba borrosa pero habría dado lo que fuera, así que salió de detrás de la caída del agua, sonriendo como solía hacerlo cuando le gastaba bromas subidas de tono que lo hacían sonrojar.

- Wonsik... - Escuchar su nombre de aquellos labios era música para sus oídos. - ¡Wonsik! – Volvió a repetir antes de nadar hasta él y lanzarse a sus brazos de nuevo.

Ahora sí podía seguir viviendo, Taekwoon se colgó de su cuello con facilidad gracias al agua y rodeó sus caderas con las piernas, apretándolo con fuerza, hundiendo la cabeza en su yugular, sintiendo la respiración en su hombro. Era irregular y luego le siguió un sollozo que lo destrozó por dentro, así que correspondió aquel abrazo tan necesitado por parte de los dos. Seguramente él también tenía lágrimas en los ojos, aunque no se distinguían a causa del agua.

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