14. Regalo

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- ¿Hablas en serio? - Preguntó completamente enrojecido y adorable a sus ojos.

- Sí.

No mentía, hacía tiempo que no estaba tan seguro de algo, tal vez se lo hizo ver Hyuk cuando le contó lo que el sentía cuando miraba al fotógrafo, y casualmente no estaba muy alejado de lo que tu estómago hacía cuando miraba a Taekwoon.

Sobre todo en ese instante, lo tenía a su merced, sensible a cualquier roce como el que hacía a sus botoncitos rosados que cambiaron al de un color más oscuro en cuanto pasó la lengua por ellos, le encantó, ojalá supiera su pantone para colocarlo en uno de sus cuadros.

En el giro rápido que hicieron para colocarse sobre él, aprovechó para desabrochar sus pantalones y dejarlo en ropa interior, a la vez que a su disposición, con el torso lleno de mordidas, los labios rojos, su pelo alborotado y un bulto considerable bajo su bóxer, simplemente era exquisito.

Nada que ver con la tonta que se presentó en su casa, desesperada por que su novio la había dejado con el calentón, y había echado el polvo más malo de su historial. Y encima Taekwoon la había visto cuando le había advertido a Sunny que se fuera en cuanto estuviera satisfecha, pero su aburrimiento lo hizo dormirse y ella aprovechó para quedarse y fastidiarlo.

Borró todo pensamiento de su cabeza para centrarse en lo que le importaba en ese momento, pues se dedicó a callar los gemidos de su gatito con besos mientras su mano jugaba bajo su ropa interior. Le encantaba verlo retorcerse, y como intentaba sujetarse con fuerza a sus hombros.

Subió y bajó su mano por toda la extensión dura de su Taekwoon, a la vez que frotaba la suya, ya salida de sus pantalones. Los movimientos cada vez eran más veloces, Wonsik también gruñía de placer mientras que lamia el cuello contrario. Quiso llegar a más cuando bajó una de sus manos a la espalda baja del pelinegro, pero con un último roce en la entrepierna contraria, el mayor se dejó ir sobre ambos abdómenes.

Taekwoon lo miró con los ojos abiertos, las mejillas color carmesí y la respiración entrecortada, luego rápidamente se tapó la cara avergonzado, y extremadamente tierno.

- Lo siento. - Dijo entre sus manos. - Yo no... quería...

- No te preocupes. - Le sonrió. Tal vez en otra situación u otra persona se hubiera molestado, pero era él, no podía. No tenía por qué pedir disculpas. - Ya termino yo de...

- No.

Y con una decisión que nunca esperó ver por parte suya, sintió como una de las manos, con la que se sujetaba al sofá, pasó a bajar por su estómago llegando a la zona peligrosa a punto de explotar. El mayor comenzó con un vaivén tímido pero delicioso para Wonsik, su respiración comezó a errar de nuevo, sabía que como siguiera así no tardaría en culminar. Apoyó la frente en el hombro contrario, completamente sudado y excitado, sus caderas se movían por inercia ayudando a la mano que cada vez aumentaba su ritmo. Lo besó en los últimos instantes antes de dejarse llevar, se sintió en el paraíso cuando lo vio sonreír ruborizado.

- Siento no haberlo hecho mejor.

- Deja de disculparte, por favor.

Y volvió a chocar sus bocas, no entendía por qué lo hacía cuando, a pesar de no haber ido más allá de las rozaduras, le había encantado como había comenzado aquello que estuvieran teniendo y aún seguía sin nombre.

Se quedaron en silencio un tiempo que no quisieron contar, ambos en el sofá, tumbados uno al lado del otro, Taekwoon tenía la cabeza apoyada en el antebrazo de Wonsik y éste lo tenía sujeto por la cintura para que no cayera al suelo. Sus piernas estaban entrelazadas, aún les costaba regularizar la respiración, adoró ver como el mayor seguía sonrojado mientras evitaba mirarlo a la cara.

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