16. Hesitation

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''Estoy pensando en lo mucho que mi vida está cambiando gracias a ti.''

Brooklyn Reed


Salí corriendo del coche de Justin enojada, mis pies pateando el suelo mientras caminaba con una fuerza innecesaria. Hay varias razones detrás de mi ira.

Razón uno: Yo sólo había parecido una perra completa frente a Justin.

Razón dos: Yo era una mocosa insensible por hacer lo que hice ayer.

Razón tres: Yo estaba decepcionada de mí misma y había tomado todo mi malestar con Justin, haciéndome sentir aún peor.

Pensé en ir y pedir disculpas, pero cuando miré hacia atrás, el coche ya no estaba allí. Tuve que ir a la escuela de todos modos, ya era tarde para el segundo período. Me sentí como queriendo acurrucarme en una pelota en el medio de la calle y llorar a moco tendido, pero me quedé con las lágrimas cayendo. Ya te desahogarás cuando tengas tiempo, me dije.

Caminé el resto del camino a la escuela y me colé por una de las puertas laterales para que el cuidador no me viera. Me fui directamente a mi casillero, rogando que tuviera algo de ropa de repuesto allí, aunque fueran de gimnasia. Los pasillos estaban desiertos ya que los estudiantes todavía estaban en clase. Tenía diez minutos hasta que la campana sonara, así que traté de ser rápida. Puse la combinación de mi casillero, abrí la puerta y agarré mi bolsa del gimnasio. Cerré la puerta con prisa, maldiciéndome a mí misma por haber sido tan brusca.

Tan pronto como la puerta de metal se cerró, me saludó mi amiga Kelsey apoyada en su taquilla, que estaba al lado de la mía. Me contuve un grito.

—Dios, Kelsey.— Susurré dejando escapar un profundo suspiro. Tuve la suerte de que era ella quien me encontró o yo estaba jodida.

Ella me miró con recelo. —¿Así que dormiste durante la noche de ayer en casa de Anna?— Ella arqueó una ceja de forma perfecta.

Abrí la boca con confusión, con el ceño fruncido y sin saber qué decir.

—Llamé a tu casa y tu madre me lo dijo.— Explicó. —Pero es extraño que Anna estaba aquí a primera hora y tu no. Y claro que no has ido a tu casa a cambiarte de ropa.— Señaló a mi atuendo. —¿Me lo puedes explicar?— Ella preguntó entrecerrando los ojos en mí, me insta a derramar la verdad.

Suspiré con fuerza. —Lo haré pero ahora tengo que cambiarme.— Levanté la bolsa de gimnasio para mostrarle.

—Está bien, vamos a ir al baño. La campana va a sonar en cinco.— Ella usó un tono serio como si estuviera enojada conmigo. Yo simplemente asentí y la seguí al baño.

—¿Por qué no estás en clase, por cierto?— Le pregunté con curiosidad.

—Tengo permiso para ir al baño.— Dijo ella secamente.

Una vez que estuvimos dentro, Kelsey cerró la puerta con llave, lo que me hizo gracia. —¿Sabes? La gente necesita usar el baño también.

Ella se encogió de hombros como si no le importara, probablemente ella no lo pensó en el momento. —Pueden ir a los otros.

Bueno, alguien estaba de mal humor.

Me quité el abrigo y la apoyé en el mostrador al lado de uno de los lavabos, junto con mi bolso. Saqué mi camisa por encima de mi cabeza y busqué alguna otra camiseta en la bolsa. Encontré una camiseta azul klein. Me la puse, me seguía viendo demasiado igual a ayer y la gente aquí se da cuenta cuando te pones la misma cosa dos veces en el mismo mes, y mucho más durante dos días consecutivos. Podría cambiar mis jeans por algunos pantalones pero prefiero morir. Dentro de la bolsa había un par de zapatillas que me negué a usar también.

B.R.O.N.X «j.b» Terminada «corrigiendo»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora