11. Surprise, surprise

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''Ten dulces sueños conmigo, princesa''


Justin Bieber

—¡Espera Brooklyn!— Caminé detrás de ella cuando ella hizo su camino de regreso a mis amigos y Kelsey.

Genial Justin. La cagaste. Ahora debe estar pensando que eres un desgraciado pervertido.

—Kelsey, me voy por lo que si quieres que te lleve, vamos.— Brooklyn dijo en serio, por lo que Kelsey frunció el ceño.

—¿Qué pasa?— Preguntó ella.

Brooklyn me miró brevemente y luego a ella. —Nada, sólo tengo que estar en casa antes de que mis padres lleguen.

Ahora, yo no estaba seguro de si estaba loca o simplemente tenía miedo. De cualquier manera, ella no parece querer hablar conmigo.

—Oh, está bien.— Kelsey se encogió de hombros. —Nos vemos pronto Tyson.— Ella sonrió y le envió un guiño.

Las dos chicas vincularon sus brazos y comenzaron a caminar lejos después de que Brooklyn se hubiera despedido de todos menos de mi. Muy maduro. Mentalmente saqué la lengua en dirección a ella, entonces me di cuenta de que no era muy maduro tampoco.

—¿Qué has hecho hombre?— Tyson me pidió entre codazos.

—Casi abuso de ella.— Admití suspirando.

—Sí, ya me di cuenta de eso.— Él se rió entre dientes. —Y por culpa de eso Kelsey tuvo que irse también.— Dijo molesto.

—¿Y?— Escupí, no estoy de humor para tratar con nadie en este momento. Era como todos los efectos de la droga habían desaparecido y fueron reemplazados por la ira y la frustración. —¿Te gusta ella acaso?

—No me gusta ella, pero es agradable hablar con ella.— Se defendió, aunque me di cuenta de que estaba mintiendo.

—¿Desde cuándo te gusta hablar con las chicas?— Me burlé de él. Tyson es más del tipo de follar y tirar, igual que yo.

—¡Ugh, cállate la boca Justin!— Él golpeó mi brazo y me golpeó la espalda.

—¡Justin!¡El almuerzo está listo! —Alguien gritó y de inmediato miré hacia la única ventana de mi casa que se ve en el parque. Mi mamá estaba allí saludando con la mano para que fuera. Le di el visto bueno para hacerle saber que ya iba.

Sólo espero que no me haya visto fumando.

—Nos vemos luego, chicos.— Les dije a medias y excavé las manos en los bolsillos y comencé a caminar a mi casa.

Creo que voy a llamar a Brooklyn después y le pediré disculpas, aunque no creo que lo que hice estuvo mal. Vamos, sé que quería besarme tanto como yo quería besar-la. No sé por qué, pero la chica me atrae. Tal vez sea su inocencia o su sonrisa o la forma en que siempre estamos discutiendo. No me había dado cuenta de que había llegado a casa hasta que me encontré cara a cara con la puerta blanca descremada. Esto necesita pintura, pero a quién le importa.

Abrí con mi llave y entré en la casa, al instante sentí el olor de la sopa llenar mi nariz. Me saqué mi chaqueta y la dejé en el perchero, antes de patear mis zapatos y dejarlos en el suelo.

—Esto huele bien, ma.— Le dije, yendo a la cocina y besando la mejilla de mi madre.

—Y tendrá mejor sabor.— Ella respondió con una amplia sonrisa.

—¿Por qué estás tan contenta?— Le pregunté levantando mis cejas, pero sonriente por el hecho de que ella estaba tan contenta.

—Tuvimos una donación enorme en la Oficina de Trabajo Social hoy.— Anunció, revolviendo la olla de sopa con una cuchara de madera.

B.R.O.N.X «j.b» Terminada «corrigiendo»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora