35. Like a tattoo

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''No lo había visto de esta manera antes.''


Justin Bieber


—Haré seriamente una donación para que puedan tener un ascensor instalado.— Abrí la puerta a una Brooklyn jadeante, apoyando la mano en la pared al lado del marco de mi puerta mientras trataba de recuperar el aliento.

No pude evitar la risa que escapó de mi boca cuando la vi allí de pie como si acabara de correr un maratón. —Hola, cariño.— Inclinándome para darle un rápido beso, me hice a un lado para dejarla entrar.

Ella se abanicó la cara con la mano como si hubiera una gran diferencia de temperatura entre el frío de la calle y el calor de mi casa.

—¿Qué hiciste para que tus padres te dejaran venir?— Le pregunté, tomando su abrigo para colgarlo en el bastidor.

Ella levantó una bolsa en la mano, señalando que era su escusa.

—¿Qué es eso?— Arrugué mi nariz con curiosidad.

—Tu ropa.— Ella me dio la bolsa, antes de deslizarse fuera de sus botas de tacón alto. Abrí la bolsa de plástico para ver mi camiseta negra y mis pantalones cortos de baloncesto de color púrpura. Yo nunca había visto mi ropa planchada a tal perfección. Yo tenía casi miedo de tocarla y olía como la ropa de Brooklyn, el mismo detergente. —Le dije a mi mamá que le tenía que dar de vuelta al hermano de Kelsey.

—Oh.— Asentí con la cabeza, recordando que era lo que le había dicho su madre cuando ella le preguntó acerca de la ropa que llevaba puesta la mañana después de la fiesta. —Bueno, vamos.— Tomé su mano en la mía, tirando de ella para arrastrarla a mi habitación donde podíamos estar solos.

—Hola, Brooklyn.— Jaxon saludó cuando pasamos la sala donde estaba viendo Bob Esponja o alguna mierda.

—Hola, chico.— Ella sonrió a su manera, a pesar de que ni siquiera estaba mirando.

Una vez que estábamos en mi habitación, puse la bolsa en el suelo y salté sobre mi cama, esperando a que Brooklyn hiciera lo mismo. Sin embargo, se quedó de pie, hurgando en su bolso buscando algo. —Oh , aquí está.— Murmuró para sí misma con victoria, para sacar una pequeña bolsa de plástico de su bolso. —¡Traje a regaliz!— Ella exclamó con alegría, levantando la bolsa transparente para mostrar unos palos rojos de caramelo y dejando su bolso a un lado.

Su sonrisa se cayó cuando me oyó reír. —¿Regaliz?¿Estás intentando volver a tu niñez o...?

Sus ojos me enviaron dagas, frunciendo los labios en una línea apretada. —Está bien. Apuesto a que Jaxon me lo agradecerá más que tú.— Tercamente pisando fuerte su pie en el suelo, se volvió sobre sus talones decidida a salir de mi habitación.

—Espera, Brooke. Lo siento.— Estiré mis brazos para detenerla, aunque el hecho de que estaba todavía soltando risitas no ayudó. Me las arreglé para coger su cintura antes de que abriera la puerta, haciéndola caer en mi regazo en la cama.

—Eres tan malo, Justin.— Ella gimió, tratando de zafarse de mi agarre e involuntariamente frotando su culo en mi entrepierna.

—Dejaría de hacer eso si fuera tú.— Le advertí, sintiendo mis pantalones apretándose un poco. ¿Qué? Un hombre tiene sus necesidades y no he tenido sexo en mucho tiempo. Mini Justin reacciona por la mínima cosas.

—¿Hacer qué?— Giró la cara.

Di un vistazo hacia abajo a mi zona, haciendo que Brooklyn jadeara. —Oh, Dios mío.— Ella susurró, sus mejillas poniéndose rojas cuando se levantó de mí a la velocidad de la luz.

B.R.O.N.X «j.b» Terminada «corrigiendo»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora