10. Thiene.

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-- Capítulo 10. Thiene. --

Silencio, fue lo que oyeron después de que Tristán llamase a Clera por su nombre. Ninguno de los dos sabían de qué hablar, así que decidieron no decir nada. Clera observaba tranquilamente el reflejo de la luna en el agua, mientras que Tristán, miraba de reojo a la princesa.

Podrían haber pasado minutos, o incluso horas, pero los dos jóvenes no se movieron de donde estaban. A Clera no le incomodaba el silencio, es más, le gustaba. En cambio, el guardia sentía la necesidad de mantener una conversación con ella, por eso, se armó de valor y habló.

- Cuando era pequeño me gustaba venir aquí por la noche. Cuando el sol cae y todo está oscuro, nunca se oye nada. Es como si, todo fuese más sencillo al estar en silencio. ¿Me entiendes?

- Pero en realidad, nunca estamos en silencio. Siempre habrá alguien o algo que lo destruya. Ahora, por ejemplo, somos nosotros quienes rompemos el sonido de la nada -dijo Clera, removiendo sus pies en el agua del río-. ¿Y cómo sabemos que hay silencio, si nosotros mismos hacemos sonidos involuntariamente? Nunca podríamos escuchar un silencio completo.

Clera, pudo sentir hace un tiempo atrás como un silencio matador se le venía encima. Debido a una fiebre muy alta a causa de que se le había infectado la herida que le había hecho el jinete, decidió esconderse en lo alto de un edificio medio derruido por el paso del tiempo. La fiebre había sido tan alta que por unos días, Clera, dejó de oír lo que ocurría en el exterior. Fue ahí cuando se dio cuenta de que no había un silencio total. Cuando llego al punto de no oír ningún sonido a su alrededor, empezó a sentir como su corazón palpitaba rápidamente para bombear sangre a todo su cuerpo. También oyó su respiración débil debido a su agotamiento. Nunca habría un silencio, ya que nadie podría escucharlo.

Tristán que había intentado abrirse a Clera, se sintió extrañamente conmovido por la reflexión que había hecho la muchacha. ¿Quién imaginaría que alguien tan joven podría pensar de la manera en que lo hacía Clera? La experiencia y el sufrimiento que había cargado a lo largo de toda su vida, la hacían una persona mucho más sabía, que si hubiese estudiado. 

Como dice un dicho; " El diablo es sabio. Pero no por diablo, sino por viejo". Clera había madurado antes de tiempo, y se le notaba en la forma de hablar.

- ¿Echas de menos a tu familia? -Preguntó Tristán, iniciando otra vez una conversación.

Clera dudó antes de responder.

- Creo que sí -dijo insegura de sus palabras.

- ¿Tan mal te trataban? -Inquirió el guardia girándose por completo para mirar el rostro de la joven.

Tristán se del error de sus palabras, hace menos de un día la muchacha le había dicho que su propio padre le hizo una cicatriz, que le quedaría el resto de sus días en su perfecta piel.

- Bueno... -suspiro- ellos nunca me hacían caso, excepto cuando me castigaban -Clera se volvió para mirar a los ojos claros del guardia-. Cuando nos atacaron, ni siquiera me dio tiempo a despedirme de ellos, y en el tiempo que estuve buscando un clan, necesitaba a alguien para sobrellevar todo lo que le pasó a mi clan. Sin embargo, nunca tuve a nadie -respondió por primera vez con sinceridad.

- ¿Durante cuánto tiempo estuviste... sola?

"¿Cuánto tiempo estuve deambulando sola por las ciudades carcomidas por el caos...?" Se preguntó a sí misma. Aunque ella no lo sabía había pasado un año y pocos días sin hablar con alguien que no fuese un loco.

- La verdad es que no me acuerdo. Perdí la cuenta en el segundo mes. Desde ahí, los segundos me parecieron horas y los minutos días -se calló al recordar cuando casi se vuelve una loca-. No quiero hablar de esto -dijo rápidamente-. Cuéntame algo de Thiene o sobre ti.

Catástrofe mundialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora