* Capítulo 0 *

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*Capítulo 0. La vida de Clera.* (Corregido)

Era un día muy caluroso para encontrarse a principios de la primavera. El sol abrasaba tanto que las personas que se encontraban trabajando la tierra, empezaban a tener unas ronchas marrones en la piel, que seguramente más tarde, causarían algún que otro problema a los portadores de ellas. Los campesinos intentaban por cualquier medio evitar el contacto con los abrasadores rayos de sol, pero era inevitable, ya que en las tierras donde se encontraban no había ni una mísera sombra, en la cual poder ocultarse del mortífero calor que se había asentado ese día.

Los trabajadores de las tierras necesitaban recolectar lo antes posible, una cantidad muy alta de alimentos. Esto se debía a que dentro de dos días se iba a celebrar la fiesta del sacrificio, y cada uno de los habitantes de Agripna debían ofrecer una ofrenda, que normalmente era comida para que todos las personas que vivían en este clan, pudiesen disfrutar de la más importante de las festividades que celebraban en todo el año.

Ese año los sacrificios eran Ricardo Nack y Cintia Rossete, dos adolescentes de 18 años vírgenes, que pertenecían a la clase más baja de los campesinos.

Había algunas familias de este clan que estaban especializadas en ofrecer a sus hijos como ofrendas. Éste era el caso de la familia Rossete, de sus tantos hijos que habían tenido la madre, la mitad de ellos habían sido sacrificados, para poder conseguir la comida que más tarde le entregarían a la familia real.

Pero mientras tanto, los Rossete también tenían que cumplir con sus quehaceres, y los nueve integrantes que aún seguían con vida de la familia se encontraban trabajando su diminuto trozo de parcela, que obviamente no tenía ninguna sombra en la cual poder ocultarse.

Los hombres de la familia —que eran nada más, ni nada menos que cinco— se disponían a recoger los frutos del mes, que tanto trabajo les había costado. Ellos cultivaban un alimento que era necesario para la supervivencia en estos días del año, el deepero. El deepero era una clase de alimento muy poco usual y que fácilmente podría ser dañado, tenía forma de pera, pero este en vez de salir de un árbol se cultivaba en el interior de la tierra, por lo que era un tubérculo. El deepero no tenía un buen sabor, sin embargo, aportaba tantas proteínas como un suculento banquete. Se supone que los que tengan este alimento pertenecerían a una clase alta entre los campesinos, en cambio, para los Rossete no era así. Debido al sabor tan asqueroso, casi nadie lo compraba. Los únicos que lo hacían eran una familia de artesanos que eran adictos al deepero.

Y las cuatro preciosas mujeres, también ayudaban a los hombres. Sin embargo, la señora Rossete estaba enfrascada en una conversación con dos de sus hijas. Mientras que Clera escarbaba entre la tierra para encontrar un deepero.

Clera Rossete que era una joven muchacha de piel blanca como la nieve, tenía que tener mucho cuidado con los rayos de sol, porque si lograban calar en su interior, por la noche iba a tener una alta fiebre, que si no era cura inmediatamente le llevaría a la muerte. Por eso, la joven llevaba puesto unos pantalones largos, una camiseta de manga larga, y una prenda de vestir hecha trizas, colocada en su cabeza para que el sol no tocase su fina cara.

Unas manchas de sudor estaban colocadas debajo de sus axilas, y una fina raya más oscura que el color de su camiseta se encontraba en su espalda.

—¡Cariño mío! Que orgullosa estoy de ti —dijo la madre de las chicas a Cintia.

—Lo sé madre, lo sé.

¡Claro que la madre de Cintia estaba orgullosa de ella! Iba a brindar a la familia Rossete con varios meses de comida gratis sólo por ser el sacrificio de ese año.

—Tenemos que ir al centro para comprar un vestido —continuó la mujer—. ¡No puedes ir al sacrificio con ese vestido tan sucio!

El vestido que Cintia llevaba puesto en ese momento, era de una tela blanca con dibujos de flores bordados de color azul. Sin embargo, tenía unas manchas de barro en algunas partes.

Catástrofe mundialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora