PALABRAS EXTERMINANTES

MEMORIAS

Llame al patio de un piso bastante nuevo que estaba cerca del hospital.

- ¿quien es?- una voz distorsionada sonó a través del interfono-

-¿eres Ester? - pregunte yo.

- soy Sandra, ¿ quién eres? - insistió.

- tu paciente favorito-

- ¡¡¡ahhh que alegría!!!, sube cariño-

Era un piso amplio y acogedor, Sandra me esperaba en la puerta con una amplia sonrisa, que se tornó en preocupación, cuando vió el estado en que me encontraba.

-¿que te ha pasado? -

- he tenido una pelea-

- ven cariño, tumbate en mi cama, tengo que ver esa herida-

- estoy bien, solo se ha abierto un poco-

-! Calla, deja que la vea, cariño¡- me espeto.

Me quito la camisa con delicadeza, el vendaje estaba empapado y sucio. Examinó la herida.

- ¡se han soltado un par de puntos, tendré que suturar!-

Quise explicarle que ya daba igual, que iba a morir, pero pensé que todo se iba a complicar, con explicaciones que ella no iba a entender.

Con la maestría que da la experiencia, cerro mi herida y me aplicó antiséptico.

-esto ya está- dijo Sandra con orgullo- ahora tienes que descansar, cariño.

! No, no puedo descansar ahora¡- dije enojado

Sandra me miro perpleja- ¿que te pasa, cariño? - pregunto

-necesito café, papel, bolígrafo y un teléfono porfavor, no puedo dormir ahora, pero te prometo que en cuanto haga unas gestiones descansare hasta la eternidad y seré todo tuyo.

Mi respuesta contento a Sandra, que me trajo un café bien cargado, bolígrafo, papel y un teléfono sin protestar.

- gracias, te estás portando muy bien conmigo, no se como agradecertelo- dije.

- no es nada, con que cumplas tu promesa, estaré complacida, cariño- su mirada era lasciva.

En cuanto me dejó solo en la habitación, me tome el café de un trago y marque el teléfono de
Mónica, quieria hablar con ella antes de morir.

Marqué el número de Mónica

-hola- dije con cautela.

-¿Que quieres?- preguntó

- saber cómo estás - dije