PRELUDIO

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Lleve a Pablo al colegio y volví a casa sin saber muy bien lo que haría durante el día, así que al llegar a casa cogí el teléfono, vi que tenía una llamada perdida de mi cuñada Julia; llame para saber qué quería, el teléfono sonó durante un rato, pero nadie contestó, al final decidí llamar a Juan.

-¿Dime?- se oyó al otro lado de la linea.

-Soy yo, necesito hablar contigo-.

-¿Pasa algo?- dijo con tono preocupación.

- Nada grave, solo que estoy solo y necesito hablar con alguien-.

-¿Que te parece si quedamos a las 11 y almorzamos juntos?- sugirió Juan.

-Bien a las 11 donde siempre-.

-Vale, te dejo, que tengo que visitar a un clientes, luego nos vemos-.

Juan además de aficionado a la magia, el mentalismo y, la quiromancia, era representante de productos farmacéuticos y siempre estaba visitando médicos, para intentar venderles sus productos, la verdad es que se le daba bien , tenia un poder de persuasión fuera de lo normal, bien parecido, alto, elegante y con una mirada que inspiraba confianza

Llegue a las 11 al central, un bar de mala muerte, pero con precios muy económicos, que regentaba Oscar, un tipo pequeño, y jovial, siempre con su sonrisa dibujada en la cara. Habíamos cogido confianza con él a base de visitar su local. Como buen barman no paraba de parlotear con los clientes, se sabia la vida de medio barrio, por no decir del barrio entero. Mire dentro del local, Juan aun no había llegado, me senté en una mesa apartada, en el bar sólo había tres clientes, uno estaba jugando a la máquina tragaperras y los otros dos estaba en la barra. Enseguida se acercó Óscar.

-¿Que vas a tomar?- pregunto.

- Pon una cerveza, estoy esperando que llegue Juan-.

-Oye, siento lo de tu suegra, una pena, con lo joven que era, y justo el día después del cumpleaños de tu hijo-.

-Ya bueno , gracias... son cosas que pasan, hoy estas aquí y mañana estas en la tumba-.

-Una cosa..., ¿tu suegro no murió también justo al día siguiente del cumpleaños de tu hijo?, !vaya casualidad¡ y, otra cosa...,¿tu no tendrías que estar trabajando?, ¿te han dado vacaciones o estas de baja?, yo tengo un cliente que se le murió su madre y se tiro un año de baja por depresión, ¿Tu no estarás depresivo?, ya se que no es lo mismo una madre que una suegra, pero es que yo a mi suegra le tengo mucho cariño y no se como me tomaría su muerte, y encima así, de una manera tan repentina- dijo Óscar mientras limpiaba la mesa.

-No, tranquilo, estoy bien, lo que pasa es que me han despedido- dije directamente. Pensé que si no se lo contaba yo, se iba a enterar de todas formas, igual que lo de los cumpleaños y las muertes de mis suegros, seguro que alguien se lo había contado.

-¿Y eso?, ¿que va mal la empresa?, ahora con la crisis están cerrando un montón de empresas, todo por el maldito gobierno que son unos corruptos que van a llevar al país a la ruina..., no se si conoces a Mario el de la Luisa, pues resulta que lo han echado a la calle, a el y a mujer, con tres niños pequeños que tienen y la hipoteca de la casa, están desesperados..., yo no se donde vamos a ir a parar, a mi los clientes me han bajado por lo menos el cincuenta por ciento de lo que tenia antes-.

En ese momento entro Juan por la puerta y me salvo de seguir escuchando el discurso anti sistema de Oscar. Juan saludo a Oscar y se sentó en mi mesa para poder hablar tranquilamente.

-¿Como estas?- me pregunto Juan.

- Jodido- conteste yo directamente.

-¿Por tu suegra?-

-Si, por eso, por que me han despedido del trabajo y Mónica me ha dejado-.

- !Todo te pasa a ti¡, ¿Que ha pasado esta vez?- dijo con voz pausada.

Aunque el sabia que mi relación con Mónica no era ni mucho menos una relación idílica, note en el todo de su voz que no estaba sorprendido.

-Ayer me dijo que no podía seguir viviendo con Pablo, piensa que él es el responsable de la muerte de sus padres y no quiere vivir con él y de paso tampoco quiere estar conmigo-.

-Bueno, yo también tendría mis dudas si me hubiera pasado lo mismo que a ella- dijo intentando justificarla.

-Ya, pero es su hijo, no puede abandonarlo así-.

-Me imagino que tiene miedo, por ella y por vuestra hija-.

-Eso lo puedo comprender, pero no hay nada seguro, todo esto es una locura-.

- Mira, tengo una amiga que dirige un gabinete de parapsicología, creo que deberíamos llevar allí a Pablo y ver si le puede limpiar el aura o hacer un ritual de magia blanca, yo he leído mucho sobre estos temas y puede que tu hijo tenga una especie de maldición de la que se debe librar-.

-Sabes que yo no creo en esas cosas- dije con escepticismo, en lo único en lo que creía era en el poder de mi anillo, un poder que prefería mantener oculto.

-Estamos rodeados de fuerzas oscuras, que no las comprendamos no quiere decir que no existan, ha habido cientos de casos de posesiones demoníacas, abducciones y muertes que la ciencia no ha podido explicar, pero eso no quiere decir que no sean ciertas, venga no pierdes nada por intentarlo-.

- Esa parapsicologa tendrá sus honorarios, y ya sabes que no tengo trabajo, no puedo gastar el dinero en una cosa que no se si va a servir de algo-.

-No te preocupes por eso, yo me haré cargo. Hablare con ella ahora mismo y concertare una cita para lo antes posible- dijo mientras se levantaba de la mesa y marcaba un número en su teléfono móvil.

Salió fuera del bar, para hablar tranquilamente. Toque mi anillo y mire el reloj, me sentía realmente cansado, quería estar tranquilo en casa y reflexionar, antes de ir a recoger a Pablo del colegio.

Enseguida Juan volvió a entrar a el bar.

-He concertado una cita para está tarde a las seis-.

-Vale, a las cinco y media te pasas por mi casa, te estaré esperando con Pablo- me despedí y me fui a descansar a mi casa.

PALABRAS EXTERMINANTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora