INTERROGATORIO

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Me levanté del suelo. Los dos policías me observaban nerviosos, uno era alto y calvo el otro era de estatura media, tenía el pelo cano y gafas de culo de vaso.

—¿Qué hace usted aquí, caballero?— pregunto el policía alto.

— nada, me he perdido — metí.

—¿Perdido... No ha visto la cinta, en la que se prohíbe el paso?—

— no...no me he dado cuenta — volví a mentir.

— documentación por favor—

— no...no tengo. Me la robaron —

— así que al señorito le han robado la documentación, ¡Vaya por dios, que mala suerte!— dijo el policía calvo con ironía.

Yo me encogi de hombros, de manera instintiva.

—¡identifíquese!— exigió el policía alto, que era el que estaba hablado todo el rato.  Yo lo mire confuso.

— que nos diga su nombre, caballero — aclaró el policía de las gafas de culo de vaso.

Les di mis datos y el policía alto se fue al coche patrulla a llamar a la centralita.

—¿Quién le robo la documentación?, ¿Lo ha denunciado?— me pregunto el policía de las gafas de culo de vaso, mientras el otro policía hablaba por la emisora del coche patrulla.

— unos yonkis me atracaron y me apuñalaron. He estado en el hospital y no he podido renovar mi documentación —  me levanté la camisa y le enseñe el vendaje que me habían puesto en el hospital.

El policía alto salió del coche patrulla, mientras se tocaba su barba, perfectamente arreglada.

— tiene que acompañarnos a comisaría, caballero —

—¿Porqué, yo no he hecho nada malo?— otra vez estaba metido en un lío, sin saber porque. Inconscientemente metí la mano en mi bolsillo, buscando mi anillo perdido.

— ¡caballero, no oponga resistencia, saque las manos de los bolsillos, dese la vuelta y junte las manos detrás de la espalda!— dijo en calvo mientras me apuntaba con su arma reglamentaria. Saque las manos de los bolsillos y las coloque detrás de mi espalda, el frío metal de las esposas aprisiono mis muñecas.

Me metieron en el coche patrulla, mientras me informaban de mis derechos.

Una vez en comisaría, me requisaron mis escasos objetos personales, sólo tenía una cartera sin documentación, el móvil que me había dado Juan y la copia de la llave de su piso.

-tiene derecho ha una llamada telefónica y a la asistencia de un abogado, si no tiene uno, se le asignara uno de oficio.-

- ¿pero qué he hecho, no entiendo porqué me han detenido? - dije sin terminar de entender lo que estaba pasando.

-caballero de esto se le informara dentro de un rato, ahora dígame ¿quiere llamar usted a alguien por teléfono? -

-si- dije intentando asumir lo que estaba pasando.

- ¿a quién quiere llamar? - pregunto el policía.

- a mi amigo Juan- afirme.

- dígame su número de teléfono-

- pues, no lo sé, en la agenda del teléfono esta....-

El policía pidió a su compañero que fuera a buscar el teléfono que me acababan de requisar.

- aquí en los sótanos, no hay cobertura, dígame el número y yo lo marcare en el teléfono de la comisaría -.

El policía marcó el número de teléfono y me pasó el auricular. 

PALABRAS EXTERMINANTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora