NARRA ALEX
Abrí los ojos porque sentí mi celular vibrarme al lado. Era un mensaje de Jaime con el emoticono del fuego. Solo le mandé de vuelta las tres gotitas. Él ya que lo interpretara como quisiera, aunque sabía que lo haría bien.
Me giré en cuanto sentí la mano de Piper en mi abdomen, porque seguía al lado. Dormida y con la sábana cubriendo ese maravilloso cuerpo que yo había tenido para mí la noche anterior. Porque juraba que aún me temblaban las piernas tras los dos asaltos que se sumaron en la cama.
De nuevo otro mensaje de Jaime me hizo coger el celular. "Pues entre corrida y corrida, encuentra al inspector". No le contesté. Me levanté muy a mi pesar, pues eran las seis de la mañana y dejaba en la cama a Piper. Pero me vestí en silencio, agarre mis cosas y salí de allí. Tenía que cambiarme en la comisaría y en eso se me iba a ir un tiempo.
- ¿Qué tal tu pene imaginario? – me preguntó Jaime en cuanto le llamé en el coche.
- Mejor que el tuyo de verdad.
- Eso fue un golpe muy bajo – le escuché reír – Ahora que has incumplido unas ochenta normas del cuerpo, por favor...
- Céntrate – asentí yo.
- Eso es.
- ¿Me tengo que preocupar por el caso de la alerta tres? – le escuché suspirar - ¿Jaime?
- De momento no. El jefe de inspectores te quiere a ti y el comisario de la ciudad también.
- ¿Dónde es?
- En el este del país.
- ¿Y de qué se trata?
- Eso no quiero decírtelo.
- Jaime puedes mandar a otro aquí y marcharme allí si te están jodiendo.
- Joden siempre, pero para eso soy yo el jefe, para que me toquen los huevos todos.
- Qué desagradable eres a veces.
- Iba a decir que me la podían mamar.
- ¡JAIME!
- Ok, ok – volví a escuchar su risa – Hazme un favor y encuentra de una vez al puto inspector.
- Ok– tomé aire – Si necesitas que me marche, solo manda a alguien, ¿de acuerdo?
- Lo último que quiero hacer es mandarte a ti allí. Pero si no me queda otra, te llamaré con el otro teléfono.
- Ok – asentí.
- Gracias Alex.
- De nada.
Colgué cuando me estacionaba al lado de la comisaría. Agarre del maletero la pequeña maleta donde guardaba todo antes de que alguien me viera para preguntarme, subí donde ya había estudiado la localización de los vestuarios.
Fue en la ducha aclarándome el jabón del pelo cuando en mi mente volvieron a reproducirse cada una de las imágenes de la noche pasada. Cada beso, cada caricia y cada orgasmo. Sin haberlo planeado, había sido una de las mejores noches de mi vida.
Me di cuenta que tanto tiempo queriendo dominar, tantas noches con mujeres que se abrían en seguida de piernas; no eran comparables con aquella. Piper dominaba, conocía y sabía. Era una puta experta, y ella era consciente.
Pero también fue peinándome, cuando negué con la cabeza. La voz de Jaime se repitió en mi cabeza con fuerza. "Sexo y nada más". Era así y lo sabía. No me podía permitir ninguna distracción más. Piper pasaría a ser un bonito, excitante y maravilloso encuentro, pero no podía permitirme estar allí mucho más tiempo. No cuando empezaban a requerir mi presencia en la otra punta del país.
NARRA PIPER.
Desperté sola, aunque eso ya sabía que iba a ocurrir cuando vi como Alex se quedaba dormida boca abajo.
Tras revisar que no había nada en mi celular, me quedé mirando al techo de mi habitación. Dos semanas atrás, había despertado sin tener que ir a trabajar y leyendo una nota de prensa. La inspectora Vause había capturado al líder de una banda de narcotráfico con tan solo una multa por exceso de velocidad.
Me acordaba perfectamente de esa noticia. Pero esa mañana, la misma mujer estaba en mi cabeza con recuerdos diferentes. No había una inspectora, ni una nota, y tampoco un periódico. Había una mujer, una noche y tres orgasmos. Respiré oliendo aún a ella.
Fue al ducharme cuando sentí el hormigueo en mi entrepierna. Nunca había imaginado acostarme con Alexandra Vause, y ahora que lo había hecho, las secuelas eran tan excitantes y gratificantes como sus manos en mi cuerpo.
No me molestó despertarme sin ella, seguramente una llamada temprano le había hecho vestirse y marcharse. Así era Alex, una mujer ocupada. Suficiente que anoche su teléfono no había molestado para nada.
Una hora después de haberme despertado, salí del ascensor. Larry no estaba, y por experiencia sabía que era el último en llegar todas las mañanas. Pero ella sí. Alex estaba apoyada en su mesa, mirando fijamente la pizarra.
- Hola.
- Hola – me miró - ¿Todo bien?
- Todo perfecto – sonreí - ¿Tú? – asintió sonriendo - ¿Te has ido por...?
- Me han llamado de la central – contestó – Las cosas en el este se están poniendo feas y querían ver cuánto me queda aquí.
- ¿Y...? – pregunté con miedo - ¿Cuánto te queda?
- No lo sé... - agachó la mirada – Me encantaría decirte que cuatro días, pero arriba quieren que me vaya lo antes posible.
- Ya bueno... Normal...
Fue como un cubo de agua fría, un abismo en el llano, un fuego en un bosque... Sabía que tarde o temprano iba a ocurrir, pero no tan pronto.
- ¿Alguna conclusión del gerente y el encargado?
- Nada importante – negó – Llama a Larry y que venga ya a trabajar – asentí – Mientras tanto indaga en la vida de los empleados. Cualquier cosa que te llame la atención. Una mínima cosa que creas puede tener relación con el caso.
- Hecho.
Me senté sacando ya mi teléfono para llamar a Larry. Las cosas se empezaban a poner feas para Alex y lo noté nada más mirarla. No estaba agobiada, pero sí preocupada. Pese a eso, se sentó buscando algo en su propia computadora.
- ¿Qué te pasa?
- Alex quiere que vengas ya.
- Voy a ducharme aún.
- Me da igual, quiere que vengas ya.
- Ok.
Mientras se encendía mi computadora, me preparé un café doble. Iba a ser una actividad pesada, así que necesitaba cafeína. Tenía que revisar la vida de veinte personas. Si no me llevaba todo el día, cerca andaría.
Larry llegó media hora después de haberle llamado. La orden que le dio Alex sin levantar la mirada de unos papeles, era revisar las cámaras de seguridad del exterior del restaurante, dado que no sabíamos si esas estaban manipuladas o no.
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Miradas de deseo
Фанфик¿Qué pasa cuando la atracción física se convierte en algo mucho más complicado? Esta novela es una adaptación la novela de mi buena amiga @Helena Mabbitt la cual pueden leer en su perfil. Le agradezco enormente prestarme su historia para hacer esta...