NARRA PIPER
Cuando llegué a la comisaria, algo había pasado. Larry estaba que se subía por las paredes, mientras que Alex estaba literalmente pegada contra la pizarra. Con su habitual concentración. Pero algo había cambiado. Sabía que la llamada de por la mañana le había afectado. Pero no comprendía de qué manera.
- Hola.
- Hola – me contestó – Vas a hablar tú con Guillermo. Van a venir prácticamente a la vez, así que no quiero perder el tiempo – asentí – Prepárate porque solo tienes una oportunidad.
- Ok – la agarré del brazo - ¿Todo bien?
- Todo perfectamente.
Pero no lo estaba. No supe si fue por su oscura mirada, que por primera vez si era así; o por su tono de voz, tan grave como tajante. Se soltó porque se dirigió a su mesa. Así que fui a por mí herramienta de información más segura, Larry.
- ¿Qué pasa?
- No estoy muy seguro, me ha pedido que consiga una orden de arresto contra el gerente, pero no me ha explicado por qué – dijo tapando el micrófono de su teléfono mientras sonaba el celular de Alex –¡Sí! – exclamó de pronto – Alexandra Vause. Eso es.
La miré a ella, viendo como miraba la pantalla de su celular, tomaba aire y se alejaba un poco. Sabía que no debía ir, lo sabía. Pero también sabía que algo mal estaba pasando. Y yo no podía quedarme de brazos cruzados. Si quería acabar con esto, que me lo dijera. Si algo malo le pasaba, que me lo dijera. Estaba preparada para todo, pero yo necesitaba hablar las cosas.
Me la encontré de espaldas, apoyada en una pared y escuchando algo con atención.
- ¿Ha terminado? – preguntó de pronto – Bien, porque ahora va a escucharme. Estamos haciendo lo que podemos, ¿sí? Me da igual que no se crea nada de lo que le cuento, me da exactamente igual. Porque como ambos sabemos, usted de su escritorio no se mueve. Si de verdad piensa que estoy mintiendo, levante su culo de esa silla y venga. Pero no me esté jodiendo más. Sabe de sobra que me da igual. No, no soy intocable – respondió con un tono que nunca había oído en ella – Pero los dos sabemos que yo no me iría antes que usted. Sí, es una amenaza. Váyase a la mierda.
Lo dijo despacio, para que a su interlocutor le quedara claro. Colgó y le dio un puñetazo a la pared. Ahí fue cuando decidí acercarme.
- Hey – frené un segundo golpe contra el tabique – Para. ¿Qué te pasa?
- Nada
- Alex.
- No me pasa nada, ¿ok? – me miró.
- Vas a tener que mejorar eso para que me lo crea.
- Tienes trabajo que hacer – su mirada no me estaba gustando nada – En media hora viene Guillermo. Prepárate.
- Que sí, que te he escuchado antes – asentí – Pero dime que te pasa a ti.
- Es una orden.
Volvía esa frialdad. Aunque creo que nunca le dejó en lo que iba de mañana. Se soltó e intentó salir de allí, pero la detuve.
- ¿He hecho algo mal? – pregunté viendo como se frenaba – Si quieres que te deje en paz, yo me hago a un lado. Pero quiero saber qué ha pasado.
- Tú no has hecho nada malo, Piper – contestó sin mirarme.
- Entonces explícame qué te pasa.
- Pasa que soy tu superior – dijo girándose – Y no debí permitirme el lujo de mirarte de otra manera.
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Miradas de deseo
Fanfic¿Qué pasa cuando la atracción física se convierte en algo mucho más complicado? Esta novela es una adaptación la novela de mi buena amiga @Helena Mabbitt la cual pueden leer en su perfil. Le agradezco enormente prestarme su historia para hacer esta...