NARRA PIPER
Idiota, idiota, idiota, idiota, idiota, idiota.
La misma palabra retumbaba una y otra vez en mi cabeza, así me sentía. En algún momento pensaba que Alexandra Vause podía fijarse en mí, ingenua e idiota.
Era una mujer que podía tener a sus pies a quién quisiera, y estaba segura que en verdad era así pese a que no presumía. Idiota.
Me atreví, me lancé a la piscina y no solo estaba vacía, sino que al fondo había cemento duro. Idiota.
Podía engañarme pensando que la visita del hermano de Andrea y la llamada de teléfono habían sido una excusa; pero para qué engañarme. Si le gustara, habría contestado automáticamente. Idiota.
Terminé de imprimir las listas que me había pedido cuando la vi salir de la sala con Jacob. Le dio una tarjeta y le estrechó la mano de nuevo. Justo cuando se echó el pelo hacia atrás, dejé actuar como si nada hubiera pasado. Al final, era lo mejor.
- No ha dicho nada nuevo – dijo suspirando – Ni siquiera nada malo de su trabajo. La matan y no dice nada malo...
- Quizás es porque no le contaba todo...
- Supongo, ¿lo tienes ya?
- Sí – le di los folios – La primera es la de toda la plantilla al completo y la segunda, la de ese turno. Los que están rodeados son encargados.
- Genial – asintió leyéndolo - ¿Has localizado al encargado y el gerente?
- Sí. El encargado llega en aproximadamente media hora, y el gerente ha dicho que sobre las seis se pasa.
- Bien. Localiza a todos los que trabajaron ese día y concierta una reunión en el restaurante para esta tarde sobre las ocho – asentí - ¿De Larry sabes algo?
- No.
- Vale. Buen trabajo.
Sonrió, pero no dijo nada más. Ella dejó su carpeta en la mesa y se marchó a lo que supuse era un café. Tomé aire y miré las diez personas que tenía que llamar para esa tarde. Realmente era cansado trabajar con Alex, pues resultaba un no parar, pero en el fondo era gratificante. Me sentía útil y era un sentimiento que hacía mucho no sentía.
- ¿Sí?
- Hola, soy la detective Piper Chapman, de la policía, ¿hablo con Ana León?
- Sí, soy yo.
- Bien. Le llamaba para concertar una reunión esta tarde a las ocho en su trabajo.
- ¿En el restaurante?
- Sí.
- ¿Es por lo de Andrea?
- Exacto. ¿Me confirma su asistencia?
- Sí, claro.
- Muchas gracias.
Justo cuando colgué una taza de café aterrizó a mi lado. Sentí su mano en mi hombro derecho y en seguida, su olor en el lado izquierdo. Y es que estaba acercando su rostro a mío, rozando de nuevo sus labios con mi oreja.
- He mandado a Larry al culo del mundo para estar solo contigo, espero que eso responda a tu pregunta.
Podía valerme, pero no quería. Me armé de valor y sintiendo aún su rostro a mi lado y su otra mano acariciando mi cuello; tragué saliva y lo dije.
- No, no lo responde del todo – giré mi cabeza mirándola a los ojos a escasos milímetros - ¿Te gusto o no te gusto? – ella sonrió mirándome de nuevo a la boca - ¿Sí o no? No es tan complicado.
- Sí.
Las dos sonreímos, incluso creo que tragamos saliva a la vez. Pero nos separamos. No era el sitio, y lo sabíamos.
- Lo vas a necesitar – dijo haciendo mención al café mientras me acariciaba el brazo – Te espera una tarde intensa.
Un corto capitulo el día de hoy. Pero espero que sea de su agrado.
Gracias todos por su apoyo.
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Miradas de deseo
Fanfic¿Qué pasa cuando la atracción física se convierte en algo mucho más complicado? Esta novela es una adaptación la novela de mi buena amiga @Helena Mabbitt la cual pueden leer en su perfil. Le agradezco enormente prestarme su historia para hacer esta...