Los problemas del amor

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Veris: Quiero aclarar que no tengo mucha experiencia escribiendo Lemon, así que no se que tal me haya quedado.

— Esto está mal, Harry — dijo George, rompiendo el "delicioso" beso, que compartía con su esposo.

George estaba en una situación impensable. Se encontraba en Sortilegios Weasley cuando una de sus alarmas se activó, para su desmayo fue la que monitoreaba el traslator de Harry, dejó a sus empleados encargados de la tienda y usó el flu para ir a Grimmauld Place.

Cuando llegó, no se imaginó encontrarse con esta escena:

Tenía a Harry frente a él, desnudo de la cintura para arriba, con los pantalones en proceso de desaparición y dejando expuesta su ropa interior, su cabello más alborotado que nunca, su rostro sonrojado y jadeante, los pezones duros, las gotas de sudor recorriendo cada centímetro de su cuerpo, y eso que había en sus pantalones, no podía ser otra cosa que una erección.

El pelirrojo sintió como su propio miembro se erguía, por la vista que se le presentaba. No tenía la más mínima idea de lo que ocurría con Harry, pero tenía miedo, George tenía mucho miedo de hacer algo de lo que después se arrepentiría, él tenía miedo de lastimar a Harry.

— Te necesito, George — el tono anhelante de Harry hizo estremecer al pelirrojo.

El de ojos azules intentó apartarse cuando Harry lo abrazó, pero solo consiguió que Harry cayera de sentón, con las piernas abiertas y recargando sus brazos en el suelo, mientras inclinaba la parte superior de su cuerpo, dándole a George una imagen que echó a volar su imaginación.

El suspiró de Harry no ayudó en nada —. Por favor... — el autocontrol de George se fue de paseo.

El pelirrojo se arrodilló entre las piernas de Harry y comenzó a besarlo con desesperación, el menor enrolló sus piernas en el cuerpo de su esposo, y mientras este se levantaba, se aferró a su cuello. George caminó con Harry en brazos y lo depositó sobre la cama, la ropa del pelirrojo terminó en algún rincón de la habitación, al igual que la de Harry y George se deleitó ante la vista.

Al pelirrojo siempre le habían gustado las mujeres, así que resultaba un poco extraño para él sentir atracción por un hombre, pero Harry era ciertamente especial, desde que lo conoció, George quedó hechizado, mejor dicho, fascinado con ese ángel de ojos verdes, cuya belleza no se podía saber cuál era más grande, si la de dentro o la de afuera. Porque ellos no contaban, con que ser mago fértil tuviera: "efectos secundarios".

Draco había olvidado mencionarles, que el embarazo hacia hermoso a un mago fértil, no era ese tipo de belleza, que se refería a estar radiante por el embarazo, como se decía de muchas mujeres, no. Madre Magia se sentía tan orgullosa de que sus hijos aceptaran su don, que cuando el embarazo transcurría, cambiaba ciertos aspectos físicos del mago fértil, para resaltar o mejorar su belleza.

Mientras estuvo embarazado de Sirius la vista de Harry mejoró, sin la necesidad de gafas sus ojos podían ser apreciados claramente, por lo que el hermoso color verde en ellos...

— ¿Por qué te detienes? — George fue sacado de sus pensamientos por un impaciente y excitado pelinegro, que ante la tardanza del mayor, se puso de rodillas en la cama y atrajo al pelirrojo con una de sus manos para un beso, sin que este notara como su otra mano descendía lentamente hasta llegar a su objetivo.

George se separó del beso con un gemido mientras sentía como Harry acariciaba su miembro. ¿Su esposo estaba impaciente? Bien, que no se quejara después.

Apartó a Harry y esta vez lo arrojó sobre la cama, comenzó a besar el cuello de Harry mientras sus manos comenzaban a dar juguetones pellizcos por todo el cuerpo de Harry, desde sus caderas y sus nalgas, hasta su torso y sus pezones, con el objetivo de molestar a Harry.

Besó nuevamente a Harry antes de bajar a sus pezones y comenzar a morderlos, Harry no tuvo ningún reparo en gemir mientras sentía las manos de George repartir caricias por todo su cuerpo, aunque protestó cada vez que George acariciaba su entrada burlonamente, dejándolo con ganas de más.

Harry logró dejar una gran marca en el cuello de George, a pesar de que el pelirrojo estaba siendo extremadamente posesivo y no le permitía tocar nada, con sus besos era igual, George apenas le dejaba tomar aire.

El grito de Harry fue ahogado por los besos de George, quien para deleite del menor, por fin había deslizado un dedo en su entrada, solamente la gran excitación que le causaba el afrodisiaco le hacía ignorar la incomodidad por no haber sido preparado hace tiempo.

George abandonó los labios de Harry para comenzar a dejar marcas en su cuello, mientras introducía un segundo dedo, el pelirrojo adoraba escuchar los gemidos de Harry mientras alcanzaba su punto G, su mente estaba nublada por el deseo que sentía, y la lujuria en los ojos de Harry no podía ser ignorada.

Cuando George se sintió satisfecho con haber preparado a Harry, alineó su pene con la entrada del menor —. Si quieres que me detenga, es momento de que me lo digas.

El de ojos verdes, bajo los efectos del afrodisiaco, después de las deliciosas caricias que había recibido y con el pene de su esposo tan cerca de su entrada, no dudó en responder —. No te atrevas a detenerte.

Con la confirmación dada, el pelirrojo se introdujo en una sola estocada.

Las embestidas fueron duras y continuas, Harry se aferró a la espalda de George y lo arañó con sus escasas uñas, en tanto el pelirrojo lo sujetaba de los muslos, marcando el ritmo que el prefería y que los llevaba a ambos a la locura.

A pesar de la gran excitación que sentían, ambos llevaban bastante tiempo sin tener sexo, por lo cual no tardaron mucho tiempo en llegar al orgasmo, el semen de Harry manchó tanto su pecho como el de George y el pelirrojo se corrió en el interior del menor.

George sacó su pene del oji verde y los giró a ambos para que se recostaran sobre la cama, jadeantes, sin aliento, mirando al otro, una parte de ellos sin poder creer lo que acababan de hacer y como ya era costumbre desde que estuvo embarazado, Harry se acurrucó junto a su esposo, George le recibió con suavidad, brindándole caricias a su cabello, su interior era un huracán de emociones.

— Te amo— murmuró Harry, atreviéndose a confesar sus sentimientos, desafortunadamente, George no actuó como esperaba.

— ¡No sabes lo que dices! — El pelirrojo se levantó abruptamente, vistiéndose lo más rápido que podía.

— Son mis sentimientos, George. Se de lo que hablo— el menor intentaba conservar la calma.

— ¡No, no lo sabes! ¡¡No puedes amarme, COMO YO TAMPOCO PUEDO AMARTE!!! — George salió de la habitación a medio vestir, en un estado de pánico.

Y Harry se quedó allí, llorando el rechazo del hombre que tanto había logrado amar.

Veris: Probablemente van a molestarse mucho por esto, pero tenia esta situación planteada desde el principio. Estaba destinado a pasar.

¡Perdóname George!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora