Fue bueno que George y Harry llegaran a un acuerdo con respecto a lo que iban a hacer, porque ni una semana después de que Ginny entregara la carta de Fred, Harry consiguió la custodia de su ahijado.
La edad y el peso de la guerra estaban pasándole factura a Andrómeda Black, tenía lapsus en los que se olvidaba de que Teddy era su nieto y preguntaba por su esposo e hija, muchas veces no tenían corazón para recordarle que ellos habían muerto, así que no respondían o le decían que se encontraban trabajando (siempre que ella no recordara a Dora como una niña).
Andrómeda se había exaltado muchas veces al encontrar a "un niño desconocido" en su casa, por lo cual ella decidió (después de que los medimagos le confirmaran que solo empeoraría) que era hora de que el niño viviera con su padrino.
Teddy no había armado un escándalo por ello, estaba muy emocionado por vivir con su padrino, su hermanito (como llamaba a Sirius) y "su padrino rojo" (nunca lo llamaba George, aunque al Weasley le parecía divertido), aunque estaba un poco triste por ya no vivir con su abuela, quien se había trasladado a San Mungo por el bien de ambos.
Para el resto del mundo las cosas simplemente habían vuelto a la normalidad, pero para George y Harry habían cambiado mucho, lo que había comenzado como un trato de amigos, había acabado convirtiéndose en una trampa caza bobos, saber la clase de sentimientos que albergaban por el otro y que estos eran recíprocos, los llenaban de un alegría inimaginable, pero al mismo tiempo los hacia cautelosos.
Sabían que les gustaba del otro, pero no lo al que otro le gustaba de ellos.
Harry sabía que le gustaba la forma en que George lo saludaba por las mañanas, abrazándolo por la espalda con ambos brazos por encima de los hombros y depositando un suave beso en su mejilla, acurrucándose un segundo contra él, no se alejaba hasta que Harry giraba el rostro para responder el beso y regresarle los buenos días.
Eso se debía probablemente al poco afecto que experimentó durante gran parte de su vida, el hecho de que George desbordara cariño por todos sus poros reconfortaba a Harry.
Pero Harry no sabía que a George le gustaba la forma en que sus mejillas enrojecían cada vez que lo saludaba por las mañanas y el cómo se acurrucaba contra el cuándo lo abrazaba, hacía que el pelirrojo se sintiera satisfecho de que Harry estuviera tan cómodo con él.
George sabía que le gustaba la amabilidad de Harry hacia las demás personas, al igual que Albus Dumbledore, Harry tenía una gran tendencia a pensar lo mejor de las personas y a dar segundas e incluso terceras oportunidades a aquellos que le hubieran fallado (lo cual explicaba como siguió siendo amigo de Ron y después se enamoró de él a pesar de todos sus desplantes), lo que diferenciaba ambas tendencias, era que la de Harry se basaba más en la primera impresión.
Lo cual daba sentido a su trato inicial con los Weasley y los Malfoy.
Y George sonreía con ternura cada vez que veía a Harry chocar con algún desconocido y disculparse, la dulzura en su rostro cuando visitaban el área pediátrica de San Mungo, la paciencia que tenía para con sus escandalosos fans, su gran necesidad de ayudar a la gente.
Pero no iba a decir que no le preocupaba de igual manera, Harry se había metido en muchos problemas a lo largo de su vida por confiar en las personas equivocadas, las apariencias engañaban, y él tenía que utilizar cada gramo de la poca sutileza que pudo desarrollar al estar rodeado de Gryffindors y ser uno, para alejar a su esposo de las personas amables pero cuya codicia se veía en sus ojos.
Era firme en su propósito de no permitir que se aprovecharan del buen corazón que tenía Harry.
Lo que George no sabía era que Harry si se percataba cuando se encontraba con ese tipo de personas, pero al pelinegro le encantaba tanto la actitud sobreprotectora de George que procuraba acercarse un poco más a ese tipo de personas, solo para que el ojiazul tuviera uno de esos ataques de celos que deleitaban a Harry y no se diera cuenta de ello hasta que fuera muy tarde.
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¡Perdóname George!
Fanfiction- Tranquilízate Harry, todo estará bien - dijo George al desconsolado Harry que lloraba en sus brazos. - ¿Cómo que estará bien, George? ¿Cómo? ¡Él no se hará cargo! ¡Insiste en que no es su hijo! ¡¡Se lo niega a sí mismo, me lo niega a mí y se lo ne...