Ayer, entre Niall y Connor me enseñaron a utilizar el móvil, la verdad es que es algo plenamente adictivo. Me crearon instagram y twitter, dijeron que así me enteraría un poco de lo que ocurre en el mundo y, después, me pusieron whatsapp y grabaron sus números y los de Maggie, Alex, Sophia y el otro Alex. También me enseñaron youtube y la cantidad de oferta musical que puedo encontrarme.
Me quedé enganchada toda la noche, no le presté atención a nadie y, eso sí, descubrí mucho de lo que ocurre en el mundo y, sobretodo, descubrí mucho de Niall Horan y su banda. Lo cierto es que poco salió de Connor, no más que la empresa en la que trabaja. Pero fue apasionante ver cómo ha cambiado todo. Ver la tecnología que utilizamos en casa y la que alcanza el mundo que nos envuelve.
Esta mañana tenía un mensaje de Maggie celebrando que ya me haya integrado en la civilización y preguntándome cuándo haremos esa cena que le prometí. Le he contestado rápido, claro, ahora que sé hacerlo es toda una gozada. Después, como acto de buena fe, dejo el móvil en mi comodín y voy directa a la cocina. No sé si Niall ya ha preparado el desayuno o si tendré que hacerlo yo.
El café lo tenemos de ayer noche y, por hoy, no quiero compartirlo con unas tortitas, así que miro si tengo los ingredientes para preparar unas galletas que me enseñó a hacer mi madre años atrás.
Para cuando Niall despierta, la primera horneada está servida en la mesa, todavía arden, pero ambientan el hogar de una manera espectacular. Coloco las cosas en su sitio, limpio los trastos sucios y, al oír un grito, me giro asustada y me río del panorama.
-¿Quién te manda probar unas galletas que acaban de salir del horno?
Niall sopla al aire y se abanica. La galleta que ha cogido está tirada en el suelo y me niego a recogerla, pero aun así no puedo dejar de reír. Me recuerda a mi padre, hacía exactamente lo mismo cuando mi madre cocinaba.
Le tiendo un vaso de agua y me voy sirviendo yo el café. Es divertido ver cómo se desespera, aunque una pequeña parte de mí siente lástima por su lengua.
-Hoy te has quedado bien pegadito a las sábanas, eh. Me has dejado sola un buen rato.
-El tiempo suficiente como para que me crees una trampa mortal.
-Eso te pasa por coger sin pedir permiso-le saco la lengua-Espera un poco y podrás coger después. ¡Ah! Y acuérdate de dejarle a Connor.
-Que hoy no tarde en llegar y veremos.
Al final, pasamos una hora desayunando, hablando de todos los planes que tenemos para los días que me quedan aquí. Prometemos no aburrirnos en ningún momento.
Nos ponemos una película, la primera que encontramos, ni siquiera miramos el título. Pongo un bol con galletas en la mesa y, antes de que mi amigo le dé al play, me tumbo en el sofá y coloco los pies sobre su regazo.
-¿Cómoda?
-Demasiado-me río.
Me hace cosquillas en la planta del pie y consigue que le dé una patada en el costado, él se queja y yo, una vez más, no sé si reír o llorar.
-Hoy has venido a matarme, ¿o qué? Vale que no te gustara el móvil, pero joder.
Se acaricia donde le he golpeado y mira a otro lado. Tarda un rato en volver a colocarse en el sofá, se tumba en el otro lado y juega con mis pies.
-¿Perdonada?
-Pon la peli, anda.
Por la tarde, me obliga a compensarle lo que él llama "intento de asesinato", le cuenta a Connor lo que ha ocurrido y, entre los dos planean una tarde de ensueño para ellos y de pleno terror para mí.
Los dos me llaman al unísono y me piden que me ponga la ropa más cómoda posible. No sé a qué viene, pero lo hago sin rechistar, a pesar de que me parece tremendamente injusta la venganza, los planes de estos dos son siempre muy divertidos, así que... ¡No puedo resistirme!
Los dos visten de manera extraña, como si fueran con uniforme y, cuando les miro fijamente, ellos solo ríen y me guían al coche. Niall conduce durante un buen rato, durante el paseo, le oigo decir que van a venir unos amigos sorpresa que justo esta mañana han llegado a Irlanda y cuando Connor pregunta si eso va a ser peligroso, mi amigo simplemente ríe. Eso ya dice más que una respuesta.
Es cuando aparca que me doy cuenta de que me están llevando a un campo de golf. Ayer leí que Niall es un obseso de eso, pero lo que no me esperaba es que Connor también tuviera también tanto amor por él. Los primeros hoyos son un auténtico desastre, al menos para mí. Se supone que son los más fáciles, pero es precisamente por eso que yo parezco ejercer más fuerza de la que debería.
Connor intenta enseñarme, pero no lo consigue y cuando Niall lo intenta me recorre una sensación tan extraña por todo el cuerpo que parece que no puedo concentrarme en nada más. Ya solo pienso en marcharme cuando veo a los chicos saludar a una pareja a lo lejos. Los miro extrañada, uno de ellos quiere sonarme, pero la chica que le acompaña es del todo desconocida.
Todos se saludan con mucha efusividad y yo, que no consigo recordar el nombre, me quedo a un lado pensando.
-Hola-dice el chico, que en ningún momento deja de abrazar a la chica con la que ha venido.
-Ella es Neiva,-me presenta Niall-la novia de Connor.
-Sí-verifica Connor-Y ayer pasó de mi toda la noche porque estuvo investigando sobre Niall y One Direction, así que... Cariño, ¿quién es él?
Pienso mil maneras de asesinarle mucho antes de empezar a pensar nombres y lo peor es que no me viene ninguno de ellos.
-¿Liam?-pruebo, por decir alguno, pero al ver que Niall detrás suyo niega, continúo-¡No! No, claro que no es Liam, porque es Louis...-vuelve a negar-¿Zay...? ¡Harry! Es Harry Styles-me río, menudo fracaso-Creo que tengo que estudiar un poco más.
Harry se ríe, suelta una de esas carcajadas que tanto embriagan, pero que no es como las de Niall y, cuando estoy cómoda, por fin miro a la chica que le acompaña.
-Ella es mi novia, Tammy-me advierte-Tal vez te cueste pillarla, pero es genial.
-Idiota-le susurra demasiado alto-Encantada, Neiva. Oí que no sabías usar el móvil hasta ayer, dime ¿con qué pintas en las paredes de la cueva?
Me quedo un poco bloqueada en ese momento, no sé si es una broma o si lo dice en serio, desde luego el tono no era muy divertido.
Harry la aparta en los siguientes hoyos y Niall habla con ella un momento y después viene conmigo para gastar un par de bromas, de esas evidentes que no parecen un insulto. Cuando le pregunto por ella, él me dice que solo está cabreada con él por no llevarle al McDonalds.
Dejo de preocuparme. Harry me enseña a lanzar y desde entonces consigo acertar algún hoyo. Consigue hacerlo divertido y las bromas que se van echando esos tres chicos acaban provocando la risa de los cinco. Es por ello que, a diferencia de lo que pensé en un primer momento, la actividad se alarga y, finalmente, acabamos cenando juntos y yendo a tomar unas copas.
Todos menos esa tal Tammy; a misma que bebe tres copas por cada copa nuestra. Al final de la noche, acaba hablando con una farola, contándole lo estúpida que debo ser yo para no saber nada de la música que nos envuelve y riéndose de que esta tarde no he sabido quién era el reconocidísimo Harry Styles.
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Convirtámonos en leyenda.
FanfictionDicen que las leyendas irlandesas guardan más secretos de los que parecen revelar. Hay magia, amor y esperanza en cada relato y una gran lección en cada palabra. Yo misma me críe escuchando cada historia y aprendiendo de cada punto que estas guardan...