Mi tesoro más preciado se encuentra entre mis manos. Lo tengo bien cogido, no dejo que nadie siquiera lo mire. Sé que quiero mantenerlo seguro entre mis brazos incluso sin saber realmente lo que es. Necesito protegerlo a toda costa, porque si lo pierdo, creo poder morirme. Ahora mismo es mi sustento.
Y entonces ocurre. Un simple despiste, simplemente un momento en el que he mirado a otro lado y, de repente, alguien en frente de mí, se acerca y me lo quita. Me lo arrebata y lo mira con curiosidad, como si no supiera realmente lo valioso que es.
Las lágrimas surgen, intento acercarme y recuperarlo, pero no puedo. La desesperación va en aumento, siento que me falta el aire. Mi vida se va agotando y necesito volver a tenerlo entre mis brazos.
-¡No! ¡Dámelo!
Mis ojos se abren sin ocultar la sorpresa que me causa encontrarme en mi habitación, tumbada en la cama, con mis maletas en una esquina y con Maggie en la otra. Ella, que parece tan sorprendida como yo, me laza mi osito de peluche.
-Aquí tienes, mujer, cómo te agobias. Solo quería ver qué era lo que agarrabas con tanto ímpetu.
-¿Eh?-lo cojo fuerte y lo miro fijamente-Sí, lo siento, me lo regaló James antes de irme, le tengo mucho cariño.
-Sí, bueno. Que sepas que te espero en la cocina para desayunar y para que me cuentes el cotilleo que me prometiste. Te prometo que sino te echo.
Ruedo los ojos.
-Ahora voy. ¡Qué estrés!
-Dijo la que se despertó gritando.
Maggie sale de la habitación, me deja sola; a mí y a mis pensamientos. Suspiro, porque si esa es mi compañía, prefiero no tener a nada ni nadie.
Me meto en el baño, me desnudo ante el espejo; entonces recuerdo a Niall recorrer mi cuerpo. Así como hice ayer noche, acaricio mis piernas, mi vientre, mi pecho y mi cuello, sintiendo sus manos en vez de las mías. Embriagándome de las mismas emociones que sentí ayer. Queriéndolo y odiándolo al mismo tiempo, pero deseándolo como nunca he deseado ninguna otra cosa.
Me meto en la ducha y, mientras me aseo, recuerdo el placer de ambos cuando, sin tregua, él jugó con mi pechos, saboreándolos como si fueran el mismísimo néctar de los dioses.
Sonrío. Sonrío como una idiota, sin poder evitarlo y sin cese. Me visto, me peino y quedo lista para afrontar el día, pero en ningún momento puedo deshacerme de esa traicionera sonrisa que me delata y que me hace acariciar mis labios igual que ayer lo hicieron los suyos.
Salgo de mi habitación mirando al suelo, intentando ocultar las emociones traicioneras.
En la cocina, Alex y Maggie me esperan con la boca llena y una taza de café entre sus manos. Al verme, los dos alzan la ceja muy coordinados, casi como si lo tuvieran estudiado y en cuanto tragan, los dos, pícaros, me sonríen y me piden que me siente y empiece a hablar. Reclamándome una buena historia.
-Ya os dije que Connor vive con un buen amigo, James-asienten-Y también os dije que, sin quererlo, empecé a sentirme diferente con él-asienten de nuevo-Pues resulta, que ambos nos habíamos... Enamorado-suspiro-Sí, lo sé, muy pronto, demasiado rápido. ¡Oh! Dejad de mirarme con esa cara, no estabais así cuando empecé con Connor-me quejo al verles aguantar un grito de emoción por el cotilleo-En serio, ha sido un gran problema. Vivir con mi novio y con el chico del que me estaba enamorando, ha sido horrible. Me sentía genial cuando estaba con él y horrible cuando llegaba la hora de comer y se alcanzaba el reencuentro.
-¡Mírala! Viene a Dublín siendo una puritana y regresa a casa con dos chicos loquitos por ella-ríen.
-Es serio, Alex. Por eso vine. Connor rompió anoche conmigo y no podía permitirme el seguir durmiendo con mi exnovio y con el responsable de ello.
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Convirtámonos en leyenda.
FanfictionDicen que las leyendas irlandesas guardan más secretos de los que parecen revelar. Hay magia, amor y esperanza en cada relato y una gran lección en cada palabra. Yo misma me críe escuchando cada historia y aprendiendo de cada punto que estas guardan...