Capítulo 16.

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-Es un coñazo que se pase el día trabajando, ¿sabes? Me siento como si tuviera que convertirme en esa mujer perfecta que tiene la casa limpia y la comida caliente lista para cuando su marido llega cansado a casa. Cuando él llega, le sirves la comida, colocas la ropa que él ha dejado por en medio y te encargas de que se mueva lo menos posible. El sueño de toda persona-ruedo los ojos.

-Suenas como si conocieras demasiado bien cómo va esto y como si le tuvieras muchísima rabia.

-Ya bueno, Adare y Dublín son muy diferentes respecto al concepto de familia. De hecho, diría que Adare y el mundo son muy diferentes respecto a todo.

-¿Por qué no me cuentas un poco de tu pueblo? Parece como si necesitaras desahogarte.

Niall y yo estamos tirados en el jardín con las gafas de sol y el bañador puestos. Hoy, sorprendentemente, hace un sol radiante y el ambiente es cálido, ninguno de los dos podía perdonarse el perdérselo. Miramos al cielo como si no pudiéramos apartar la vista de él. Yo desde luego no puedo, porque ver el cielo me hace preguntarme, cómo el azul de sus ojos puede reflejar muchísima más intensidad que cualquier otra cosa que haya podido ver alguna vez.

Aun así, cuando me hace esa pregunta, todo lo que me envuelve se esfuma. Cualquier fantasía o cuestión extraña que rondara mi mente deja de existir. Me giro, él también me está mirando; nuestros ojos conectan y por un segundo me verifico la intensidad de su mirada. Después le miro con incredulidad, nunca nadie en la capital me había preguntado, ni siquiera me había replanteado si lo quería contar. Y de repente aquí esta él, interesándose por mi pasado para entender mi presente.

Me siento, ya no aguanto tumbada. Ahora es a él a quien no puedo dejar de mirar. Me está pidiendo que le cuente quién soy, pero sin saberlo también me pide que recuerde todo aquello que había querido dejar de lado. No hay lágrimas recorriendo mis mejillas, pero sí en mis ojos, esperando la señal de salida.

-Nunca había salido del pueblo, este es mi primer viaje. También el último-hablo mirando al suelo, porque no quiero ni puedo mirarle a él-¿Sabes cómo se vivía hace años? Las chicas quedaban esposadas a los chicos casi desde su nacimiento, siempre por interés económico o social. No teníamos ni voz ni voto y nuestro destino era exclusivo para la casa. Limpiar, dar todas las comodidades a los hombres, tener hijos y criarlos. Nada más. ¿Trabajar? Impensable. ¿Tener opinión? Una abominación.  Esclavos de la vida en busca del consuelo de la muerte mientras buscamos la felicidad en la mirada de un hombre que solo vio en ti un culo y unas tetas que le aseguraron gozo, cuando ni siquiera ella conocía qué es el deseo sexual. ¡Es todo tan primitivo! No tenemos televisión, ni móviles, ¡ni siquiera música! Vivimos en otra época y lo peor es que lo hacemos por gusto. Yo fui la única del pueblo que quiso saber más, que supliqué por un ordenador de mala calidad, suficiente como para saber que ocurría en el resto del país. Me informé muchísimo, visité las librerías del pueblo e indagué como nadie en los rincones que nadie visita para saber más, pero todo era demasiado antiguo. Descubrí, pero no porque el pueblo me ayudara. Y, mientras tanto, mi madre seguía pidiéndome que me casara con el chico casadero más prestigioso, el dueño del pub más  grande y concurrido. Su nombre es Declan, por si te interesa saberlo, nos hemos besado un par de veces, pero no he llegado a sentir nada. Aun así, y con el deseo de contentar a mi madre y no hacerla sufrir jamás, hice un trato con ella. Me concedió la libertad por 3 meses, solo 90 días para saber que hay más allá, para cumplir mi sueño, para tener la oportunidad que nunca tuvo; a cambio, al volver al pueblo me casaré con él. En dos semanas seré la mujer de Declan o'Conell. Posiblemente, en menos de un año ya estaré embarazada de mi primer hijo y suplicaré a los dioses que sea varón para que no tenga mi mismo destino. Nos consolaremos con las antiguas leyendas irlandesas. Ese pueblo será mi futuro, para siempre. Mi madre será feliz sin saber que un día le robó la vida a su hija y yo lucharé por dársela a mis hijos, sean lo que sean.

Me quedo callada y ya todo queda en silencio. Niall no parece saber cuál debería ser su próximo movimiento, no sé incluso si se arrepiente de haber preguntado, pero sí es cierto que yo me siento mejor. Mejor ahora que no lo guardo todo dentro y que alguien sabe la verdad.

-¿Por qué vas a volver a ese lugar? Lo que me cuentas no suena apetecible-se atreve a preguntar, sigue mirándome con atención.

-¿Y por qué no me fui sin comprometerme antes?-me encojo de hombros-Mi madre, siempre es esa la respuesta. Solo le quedo yo y ha vivido con esas costumbres. Le destrozaría perderme, no podría hacerle esto. Vivir a su lado y tener una familia, como ella desea, eso es lo que debo hacer.

-¿Y solo te concederás la libertad cuando ella muera? ¿Arriesgarás tu vida por los años que le queden?

-¿Qué libertad?-río cínica-Cuando mi madre pase a otra vida yo ya estaré casada y con hijos.

-¿Y el divorcio?

-Eso en Adare no existe. Los matrimonios son para siempre. ¿Qué haría una mujer sola, si no fuera así? No le queda más que vender en el mercado y eso no da para mucho.

-¿Y Connor? Sales con él aquí, pero estás comprometida al mismo tiempo.

-Cuando conocí a Connor, le avisé. Le dije que en 3 meses me iría y que no podría volver. Le advertí de que, pasara lo que pasara entre nosotros, la fecha de caducidad se encontraría en mi partida. Aun así los dos nos ilusionamos y creo que él también se ha enamorado. Creo que daría lo que fuera por que yo me quedara y sé que no podré hacerlo-suspiro-Yo no me enamoré de él, sino de la libertad que me proporcionaba. Me di cuenta demasiado tarde y ahora solo dejo pasar los días. Por eso me viste tan angustiada  hace dos días en la puerta, acababa de aceptar vivir con un hombre con el que no iba a quedarme, sabía que le estaba dañando, y lo estaba haciendo sabiéndolo. Me acerqué a él porque me daba la oportunidad de arriesgarme, pero me equivoqué, demasiado además. Lo suficiente como para dejar que lo inevitable ocurriera sin que yo lo pudiera frenar. Lo siento tanto.

Me levanto de un simple movimiento, ni siquiera devuelvo la vista a mi nuevo amigo. Entro en la casa y voy corriendo a mi habitación, cierro la puerta con un portazo y me tiro sobre la cama. Preguntándome en qué momento comencé hablar, por qué no paré antes y, sobretodo, por qué lo he hecho. Me siento desahogada y, al mismo tiempo, he convertido en realidad lo que tanto tiempo había evitado.

Niall no tarda mucho en abrir la puerta y sentarse en los pies de la cama. Suspira, perdido, intentando asimilar toda la información. Quiere abrazarme, pero no se atreve. Tarda unos minutos en poder reaccionar.

-No llorabas porque no quieras a Connor. Le quieres, aunque no como debería. Siento eso, Connor es muy sentimental, pero no es lo importante. Lloraste solo pensar que tenías que volver a casa, tenías que preparar las maletas y eso te hizo pensar en lo que te tocará en dos semanas. Y por ello, mucho tienes que amar a tu madre. Negarte una vida por ella, es valiente-le miro-Pienso darte las mejores dos semanas de tu vida, Neiva Fitzgerald, te lo mereces.

Y solo en ese momento me atrevo a mirarle, con atención y casi sin pestañear. Sabiendo, desde mucho antes, que no miente, que jamás lo haría.

-Solo prométeme que no le dirás nada de esto a Connor, jamás. No quiero que él sepa dónde estoy marchando, no me dejaría hacerlo.

-No te preocupes. Este será un secreto de nosotros dos y nadie más, hasta el día de nuestra muerte. Pero, solo si te quedas con el móvil que te regalé y que has dejado esta mañana entre mis cosas. Quiero que disfrutes de todo lo que puede ofrecerte el mundo, aunque solo sea por unos pocos días.

Asiento, no puedo hacer más. Y, cuando ya creo que va a dejarme sola, cuando ya me imagino llorando por lo que tendré mucho tiempo de llorar en un futuro; Niall me coge en brazos. Riéndose como solo él sabe y provocando mi risa sin que o quiera o pueda evitarlo. Comienza a caminar, pero una vez más no me dice hacia dónde. Aunque esta vez no tardo tanto en descubrirlo, porque en el momento en el que mi amigo me tira a la piscina, las cosas ya me han quedado muy claras.

Niall no va a dejarme llorar en ningún momento. Los días que me quedan aquí por delante, van a ser pura diversión. Solo diversión y buenos tiempos, eso es lo prometido.

Convirtámonos en leyenda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora