Estoy tras la puerta. Esperando. ¿Esperando a qué? Quiero tener valor. El valor suficiente como para entrar y decirle a Maggie qué decisión he tomado, soportar su charla y después sus insistencias para que me quede; insistencias a las que tendré que negarme, evitando en todo momento mi deseo de quedar.
Cojo el pomo, me animo todo lo que puedo y, cuando ya me veo saliendo corriendo, lo giro y entro. Casi corriendo, desde luego, no paro hasta estar encerrada en mi habitación. Lo miro todo y solo pensar que he de hacer las maletas para mañana, quiero irme a dormir y fingir que ha sido un sueño.
Meterlo todo en la maleta es muchísimo más difícil que la primera vez. En ese momento me movía la ilusión, pero hoy ¿qué me mueve si no es el arrepentimiento? Además, he de encargarme de meter todo lo que he estado comprando en los bolsos y una caja que tengo por la habitación. No se da cuenta una de todo lo que ha comprado hasta que llega el momento de empaquetar. Tal vez me haya pasado un poco en estos meses de ensueño.
Cuando abro la puerta, horas después, dispuesta a preparar la mejor cena del mundo para poder afrontar la situación, Maggie me está esperando al otro lado. Se asoma por encima de mi hombro y ve el desastre mucho antes de que yo pueda reaccionar.
-Neiva, ¿por qué narices lo has recogido todo? Te faltan dos semanas para irte, ¿no?
-Eeeh-no sé muy bien qué decir ahora mismo, creí que contaba con más tiempo-Sí, sí me faltan dos semanas para irme.
-¿Y entonces? ¿Por qué está todo ya recogido? Llevo horas oyéndote ir de aquí para allá.
-La verdad, iba a contártelo después de cenar, Maggie.
-¿Contarme qué?
Le doy un rápido beso en la mejilla, le sonrío ampliamente, todo lo que puedo y paso de largo. Voy directa a la cocina, necesito tiempo para pensar. Quiero preparar la cena y pensar en cualquier cosa que no sea mi horrible decisión.
Y ojalá hubiera podido hacerlo. Nunca me ha molestado más Alex como ahora mismo. Él, con una sonrisa sincera, mirándome con simpatía y enseñándome unos platos servidos y una excusa fallida.
Suspiro. Otra vez empieza la misma sesión de respiraciones porque me he quedado sin tiempo para pensar. Me siento en la mesa sin llegar a mencionar palabra y agacho la cabeza. Esto no sería tan duro si supiera que podré volver algún día; o si al menos no me hubiera dado cuenta de por qué quiero a Connor realmente.
Maggie entra en la cocina y no le dice nada a su novio; solo se sienta delante mío y espera a la comida, pero sin mencionarlo. Solo me mira, se concentra en mí, como si creyera que así puede adivinar lo que pienso, lo que oculto, lo que no sé cómo mencionar.
Los minutos pasan y la tensión va en aumento. Cada vez me siento menos capaz de poder expresarme, cada vez me siento más juzgada.
Alex sirve los platos y se sienta entre nosotras. Nos mira y enseguida parece no saber decidirse. ¿Sonrío o me enfado? Lo que está claro es que sabe muy bien que algo ocurre. Demasiado silencio, la paz no es una buena señal.
-No sé quién ha de ser la primera, pero habladlo ahora. No aguantaré toda la noche así. Solo faltaría, irme a dormir y que Maggie empiece a contármelo, para que a la mañana siguiente Neiva me llame y me lo vuelva a contar. No, no, no, de eso nada. Vamos a solucionarlo ya.
-No es que nos hayamos peleado, cariño. Lo que pasa es que ha guardado todas sus cosas y no quiere decirme por qué-argumenta ella mirándome fijamente.
-¿Lo has guardado todo? ¿Por qué? ¿Por qué ya quieres irte? Se suponía que faltaban dos semanas. ¿Te quieres olvidar ya no de nosotros? ¿Tanto te hartamos?
-Basta ya, Alex, no es nada de eso-suspiro, sacando al final las fuerzas sin saber de dónde-Lo que ocurre es que Connor me ha pedido que viva con él las dos semanas que nos quedan, seguiré viviendo aquí cerca y podremos seguir quedando, lo único que pasa es que queremos pasar juntos el tiempo que nos queda. Sé que debería habéroslo dicho nada más llegar, que no he hecho bien en encerrarme, pero, joder, entendedme. Sé que os molestará que no pasé todo el tiempo con vosotros y me sabe fatal. Si pudiera me dividiría, lo juro. Ojalá no tuviera que irme, ojalá algún día pudiera volver.
Ahora es cuando noto las lágrimas recoger mis mejillas. Toda la tensión acumulada se libera y este es su resultado. Miro fijamente a mis amigos, conteniéndome todo lo que puedo.
Y lo peor es que no sé si es realmente tensión lo que mis lágrimas derraman o si, por otro lado, son las decisiones que he ido tomando.
-No llores, por favor-Alex me tiende su mano y me mira con más compasión-No he entendido ni la mitad de las cosas, pero si el gran drama es que te vas con Connor a vivir, a dos manzanas de aquí, lo único que propondría yo es una cena de parejas.
-Pues yo sí voy a enfadarme un poco. ¿Desde cuándo coño sabes que te vas?
-Me ha invitado hoy, justo antes de que me fuera. Te lo juro. Vine nerviosa, por eso no te lo dije nada más llegar.
-Está bien, si prometes que podremos quedar, te perdono.
-Lo juro. De verdad.
-Pues ya está, Neiva, por favor, no crees tanto drama-se ríe.
Voy corriendo y la abrazo fuerte, después le doy un beso a Alex en la mejilla. Me siento mucho más aliviada. Supongo que sí que exageré demasiado. Veo cómo empiezan a comer tan tranquilos y entonces me entra la nostalgia. ¡Estoy renunciando a esto! Y no una vez, sino para el resto de mi vida.
-Os quiero chicos-susurro antes de empezar a comer.
-¿Sabes, amiguita mía?-Alex me señala con el tenedor-Deberías tener móvil, sería más fácil no perder el contacto.
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Convirtámonos en leyenda.
FanficDicen que las leyendas irlandesas guardan más secretos de los que parecen revelar. Hay magia, amor y esperanza en cada relato y una gran lección en cada palabra. Yo misma me críe escuchando cada historia y aprendiendo de cada punto que estas guardan...