—¡Perfecto! —exclama el hombre emocionado. Lo observo colocarse de pie y buscar en la estantería a su espalda. Cuando al fin encuentra lo que está buscando, se da la vuelta y con una gran sonrisa me tiende unos papeles abrochados—. Ahí tienes el contrato del que te hablé ayer.
No son muchas hojas, por lo que me detengo a leer cada una de las cláusulas y los puntos, no firmaré sin leer hasta el último párrafo —cosa que me ha enseñado muy bien mi padre desde mi corta edad de vida—. Está bien formulado y, por las grandes sombras bajo sus ojos, puedo ver que eso es lo que estuvo haciendo casi toda la noche. Es una buena propuesta —como él ya me lo comentó—, el salario está detallado junto con el porcentaje de cada peleas y tiene un horario bien definido —de 7 a 11pm, a excepción de los sábados, donde los entrenamientos terminan a las 10pm—. Una vez que termino de leer hasta la letra chica del contrato, dejo que la oscura tinta se deslice por la línea punteada, dibujando mi firma.
—Bienvenida a la familia de Los Santos de Nueva Orleans. —Estrecho la mano del hombre, quien me da una pequeña sacudida—. Empezarás mañana, aunque sólo tendrás que enfocarte en tu hermano, es muy importante para su carrera que gane esta pelea.
Sonrío, cierta emoción comienza a recorrer mi cuerpo y un ligero cosquilleo se instala en mi estómago, haciéndome recordar a la misma sensación que tuve cuando me inscribí en mi primera clase de boxeo.
—Aquí tienes la lista, como prometí, los mejores boxeadores serán tuyos. —Me tiende el papel con algo de pesar—. Mi cuerpo ya no está para dedicarme a ellos, por lo que me quedaré con los novatos.
—Muchas gracias, señ... Darren.
—Si me disculpas, estoy esperando la llamada del dueño de otro gimnasio.
Una vez que la puerta se cierra a mis espaldas, me tomo unos segundos para desdoblar el papel y leer cada uno de los nombres.
•James Yagoub.
•Alexis Port.
•Dustin Apelhanz.
•John Taylor.
•Lanter Grobban.
•Nicholas West.
Me sorprende encontrar el nombre de Dustin en la lista, de seguro, querrá tragarse sus burlas cuando se entere. El nombre de Lanter Grobban —posiblemente pariente de Darren— se encuentra tachado y reescrito a un lado, cosa que me llama la atención.
Guardo el papel en el bolsillo externo del bolso y bajo los escalones en un rápido trote para entrar en calor. Abajo, James se encuentra corriendo alrededor de toda la superficie del gimnasio, aunque se detiene en cuanto me ve aparecer. Está sudado y trae una musculosa negra, la cual deja al descubierto sus entrenados brazos. Se acerca en silencio y me sonríe, mientras que su pecho se eleva con rapidez, intentando calmar su respiración.
***
26 de Junio.
El gimnasio está a desbordar de personas. Todos los chicos del gimnasio se encuentran preparándose para sus respectivas peleas o ayudando a alguien que peleará. Colocaron algunas gradas alrededor del ring, las cuales están ocupadas por una ruidosa muchedumbre que se agita con una de las primeras peleas de la liga, mientras que el resto de las personas rodean el ring, dejando un pasillo desde la salida del vestuario.
James se encuentra en el vestuario, vistiéndose y entrando en calor para la pelea. Él no será el primero en pelear en su categoría, en realidad, será la cuarta de siete peleas; aunque es una de las peleas más esperadas, por motivo de la cantidad de dinero que ha movido. No son peleas ilegales, pero las apuestas si lo son, cosa que llama mi atención.
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A los pies del boxeador [Versión 2019]
ActionÉl no es como los otros hombres que frecuentan aquel viejo bar en las afueras de la ciudad. Primero, porque usa un refinado traje que -seguramente- está hecho a medida. Además de que algo no combina con esas costosas prendas de empresario, quizás e...