Capítulo 10.

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Observo al confundido Dustin sobre el ring, se ha quedado repasando mis palabras, mientras que la sombra de una sonrisa amenaza con hacer uso de presencia. 

—Concentrado —lo regaño. 

Asiente divertido, aunque sólo se limita en llegar al borde del ring en un ligero trote, ignorando el pedido del cansado árbitro. 

—Lo intentaré —dice, apoyándose contra el tensor—. Pero, tienes que entender que es una tarea difícil, sobre todo si te tengo como entrenadora. —¿Acaso está coqueteando conmigo? Niego con la cabeza y bajo del ring, poniendo distancia entre nuestros cuerpos, ya que tenerlo medio desnudo frente a mí, no ayuda en nada.  

—Vuelve ahí y mantente concentrado, de lo contrario, patearé tu trasero —espeto, no lo dejaré pasarse de listo, hoy no. 

—¿Qué me darás si gano? —pregunta, ignorando mis palabras y eso me molesta. 

—Te golpearé si pierdes, no te atrevas a dejarme mal parada. —Gruño y él quita la sonrisa de inmediato.  


En definitiva, después de todo, Dustin si es un buen boxeador. Se sienta en el pequeño banco y me da una rápida mirada, me está retando, ha salido ileso del primer round, ni un solo golpe ha tocado su cuerpo. Es más ágil de lo que esperaba, sin embargo, hay algunos puntos que pueden corregirse para mayor eficacia. 

—¿Qué tal si intentas un Jab derecho, Uppercut, Jab izquierdo y crochet? —le sugiero una potente serie de golpes que, utilizándose de manera efectiva y potente, pueden ser una combinación ideal para él, ya que necesita mantener un poco más de distancia del sujeto. 

—Buena sugerencia —admite—, lo tendré en cuenta. 

—Hazlo —ordeno.

—Lo pensaré, señorita mandona —se burla.  

La campana suena y él se levanta de golpe. Ni siquiera entiendo porqué me molesto tanto con él, las peleas me ponen tensa desde aquella noche y, sí, mi entrenador era bastante estricto conmigo y que haya sido así dio resultado, por lo que quiero implementarlo sin abusar de la situación. Dustin se coloca en posición, con su guardia arriba y espera que su contrincante haga lo mismo, pobre sujeto, no salió limpio del primer round. Con un juego de pies, logra esquivar el primer golpe del chico, momento en el que aprovecha para iniciar la ofensiva con un Jab derecho, el cual da justo en su barbilla, lo que hace que retroceda hacia atrás. Antes de que pueda más de lo previsto, Dustin lo obliga a doblarse por la falta de aire con un uppercut, que —según mi opinión— dolió más de lo esperado. Mi boxeador continúa con un Jab izquierdo y, por un momento, me siento feliz de que haya seguido mis indicaciones. 

—¡Concentra el último golpe! —le grito por encima de la multitud, la cual es demasiado ruidosa. Dustin con un movimiento de cabeza me asegura que escuchó mi indicación. 

Paul —su contrincante— es más o menos de la misma contextura física, conserva la guardia alta, pese a que se balancea de costado por el golpe. Intenta golpear a Dustin con un Hook, que no surte el efecto deseado, pero que golpea sus costillas. Mi boxeador se repone de inmediato y le atina un certero crochet, que deja a Paul en el piso. El árbitro se apresura a comenzar la cuenta, mientras que golpea el suelo con su gran mano. 

—¡...10! ¡Fuera! —grita y la multitud se hace escuchar con sus aullidos. 

El brazo de Dustin se alza en el aire, anunciándose como el vencedor. Veo cómo se deja llevar con la multitud, elevando sus gritos al nivel de los fanáticos. No puedo evitar sonreír, se lo ve completamente feliz y hasta me parece más alegre de lo que en realidad es. Por unos segundos, su ojos conectan con los míos y me parece ver como su sonrisa se ensancha un poco más.  

A los pies del boxeador [Versión 2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora