Hace frío. A pesar de que son las 5 de la tarde, el viento sopla fuerte, congelando todo lo que decida salir a dar un deprimente paseo.
Camino sin rumbo por las calles y doy vuelta cada tres esquinas, cruzo las calles y sigo caminando. Tarareo "Dying in LA" y siento como el frío me envuelve mientras camino.
No me gusta esto de estar solo todas la tardes. Estar solo me hace pensar en todo, en todo momento. Repaso todos lo días una y otra vez en mi mente, pienso en lo que hice mal y lo que pude haber hecho para modificar la reacción de las personas. Pienso en todos lo errores que cometí y en como solucionarlos. A veces llego a creer que el único problema soy yo. Llego a odiarme por ser lo que soy y no hacer nada para cambiarlo. Creo que las personas que me rodean tratan de ser tan honestas como pueden. Creo que Santiago es la persona más honesta que conozco, porque, a diferencia de mi, no tiene miedo de ser quien es, de aceptar sus sentimientos hacia Jesse, de gritarle al mundo lo que siente y piensa.
Soy tan asqueroso.
No puedo decir lo que pienso por miedo a dañar a alguien. No digo lo que siento por temor a que se rían de mi. No tengo el valor de ser honesto con Santiago...
El frío se intensifica cuando llego a un gran parque que, en el centro, tiene enormes farolas que iluminan alrededor de 9 columnas distribuidas en desorden. Hay poca gente observando las columnas negras con cuadros colgados. ¿Una galería al aire libre? No es algo de todos lo días. Me acerco a una de las columnas con fotografías de animales, donde una niña y su perro observan con detenimiento la fotografía más cercana al piso. Era una foto vieja en blanco y negro, en ella esta retratado un pequeño conejo sobre la cabeza de un enorme perro. La fotografía es muy tierna.
Aproximadamente a seis columnas a mi izquierda hay un chico, esta paralizado, pálido... La niña parada junto a mi, a dejado de observar la fotografía y toma por la correa a su cachorro blanco y peludo. No puedo reconocer a la niña, pero sus ojos tienen una forma particularmente curiosa, son grandes y redondos, pero, conforme se acercan a los extremos, se jalan. Creo que la descripción correcta es que sus ojos son "rasgados". Me resultan familiares, pero no se de donde. Regreso mi mirada al chico pálido, ahora esta temblando, como si fuera a desplomarse en cualquier momento. No creo que este bien.
-Él es mi hermano- dice una voz suave, miro a la pequeña niña y ella señala a el chico pálido- Tienes toda la vida viéndolo. Él es nuestro perro, se llama Turing.-me mira con sus rasgados ojos tintos y sonríe levemente. Ella regresa la mirada a su hermano y su sonrisa se desvanece.
-¿Sucede algo?-ella asiente con la cabeza. Se que mi pregunta suena tonta, pero creo que es lo más prudente que tengo en este momento. Como si fuera parte de una programación
-Él siempre esta triste, trata de ocultarlo pero él es realmente malo mintiendo. Turing y yo hacemos todo para que él sea feliz por un rato pero sabemos que no es suficiente... Mamá se fue cuando yo era una bebé, creo que es por eso que Dan es como es.-dice mientras acaricia la cabeza de su cachorro blanco.
Creo que puedo entender por lo que pasan, ese sentimiento de abandono, el odio que este provoca, el dolor que presiona tu pecho y no te deja respirar y que causa ese cosquilleo, ese ardor en los ojos...
No se exactamente en que momento pasó, pero ahora estoy parado detrás de un tal Dan, que, parece, podría desmoronarse en cualquier segundo, he tomado la correa del perro, y Willa, mi mano. Estoy actuando sin pensar, pero ya estoy aquí. Toco suavemente su hombro para llamar su atención sin que él se altere. Pregunto si se encuentra bien, trato de sonar amable para que confíe en mi y sepa que estoy dispuesto a ayudar. Esta persona huele a lavanda, conozco este olor. Por favor, por favor, por favor que no sea él. El perro ha comenzado a ladrar, parece una especie de reacción ante mi tensión. El chico se da la vuelta y mis sospechas se confirman. Es Danny.
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Dienny
RandomLa libertad es lo que hacemos con lo que nos han hecho. La vida sin amor es complicada si analizamos lo que hubo antes y lo que hay ahora. Diego lo sabe, sobrevive junto a su gato, Orion, y su mejor amigo, Beny, que no es exactamente otra persona...