Danny

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Es cálido.

Un olor dulce.

Es como un abrazo, uno lleno de amor y cariño. 

<<Por favor, quédate. >>

Me levanto de golpe, el aire frio entra por la ventana y golpea mi piel desnuda.

Miro a mi alrededor. Estoy en mi habitación. No recuerdo el momento en el que llegue, ni siquiera recuerdo en que momento se fue Diego. No debí tomar tanto ayer.

La cabeza me da vueltas, la luz de la mañana es demasiado fuerte y me lastima los ojos. Luz de mañana... ¿Qué día es hoy? Lunes 24, entrega de calificaciones, entonces esta bien si llego tarde.

Me acomodo para volver a dormir, muevo un poco los pies bajo la cobija y, de repente, toco algo frío, otra piel, otros pies fríos. Instintivamente me alejo rápidamente y caigo de la cama junto con la cobija azul. El mundo gira como una ruleta de la muerte ahora, pero no importa, como puedo, me siento en el piso y observo el cuerpo semidesnudo de un chico. Su rostro es iluminado  por la luz que entra por las cortinas blancas. Mi respiración se tranquiliza al reconocer al intruso.

El rostro de Diego es tan tranquilo cuando duerme, hay tantos detalles que nunca había notado.

1. Nariz pecosa.
2. Facciones finas.
3. Piel pálida.
4. Pestañas finas.

Bueno, solo son cuatro, pero son bastantes.

Me siento de nuevo en la cama mientras observo al chico semidesnudo dormir a mi lado. Semidesnudo ¡OH POR LOS DIOSES... Él esta aquí en ropa interior, mostrándome algo de su intimidad y yo solo lo observo!.

Una nueva ráfaga de aire frío me hace darme cuenta de algo importante: No estoy usando mi playera amarilla y tampoco traigo pantalón...

¿Sera que nosotros ya...?

Ahogo un pequeño grito e inmediatamente levanto la cobija para revisar.

-¿Donde demonios esta la jodida cobija?- dice una voz adormilada y tierna. Su mano comienza a buscar a su alrededor hasta que choca con la mía. Sus ojos se abren lentamente y me mira con una pizca de confusión.

Siento algo extraño, algo como felicidad.

Diego sonríe y se sienta en la cama, justo a mi lado, mientras se tapa las piernas con la cobija.

Siento algo extraño, como cuando subes por primera vez a una montaña rusa, una especie de escalofrío que desconoces pero que también te gusta. Es extraño.

-¿Dormiste bien? -Pregunta y pone su mano sobre mi frente un par de segundos para, después, sonreír aun más. Su tacto es suave, me relaja.

-Si, estoy bien... ¿Qué tal tu? - ¿Soy el único que creé que esto suena como una conversación mañanera de una pareja después de "ya sabes que" de la noche anterior?

-Todo bien. - Una vez dicho esto, su mirada se perdió en el mural de tulipanes malva. La felicidad de su rostro desapareció en unos cuantos segundos, así "Phuf". Lo observo con atención, parezco un tonto enamorado.

-¿Te digo algo? Creo que te debo una disculpa, desde que te conozco creí que eras un chico egocéntrico y mimado, con una vida fácil y de color de rosa. Me equivoque, me siento fatal por juzgarte mal... - La frase quedo incompleta por unos segundos, flotando, esperando que alguien le diese un final. - Tu mural es hermoso, los colores, las formas, todo... Pero ¿sabes? Es muy triste también, eso lo hace aún mejor, porque cuenta una historia, una vida... Es hermosamente triste.

Siento algo extraño, algo que no se puede definir y, mucho menos comparar.

Él sigue hablando, pero no puedo escucharlo, sus ojos se vuelven frágiles... No puedo soportarlo más...

Su dulce aroma, la calidez de su piel...

Diego no dijo nada, simplemente me correspondió.

No quería soltarlo. No quería que él me soltara.

¿Cómo es posible que exista alguien tan trasparente como él?

Diciendo siempre lo que su corazón y mente piensan, sin una sola pizca de maldad, capaz de sentir lo que otros sienten y darse cuenta de lo que las otras personas ignoran.

Un escalofrío, me recorrió la espalda, era una lágrima.

Me duele tenerlo en este estado, en cualquier situación podría pensar en miles de soluciones, pero en ese momento solo tenía una en mente.

Me separe lentamente y lo mire a los ojos, él solo sonrió, y me di cuenta de que realmente hay algo que odio de él.

Su sonrisa.

Su sonrisa es más falsa que las cejas de una estudiante de la carrera de calidad.

Su sonrisa nunca llega a sus ojos, se limita a sonreír con los labios, nunca es algo sincero, solo es una mueca extraña que deforma ligeramente su rostro pecoso y que cualquiera podría confundir con una linda sonrisa.

No lo soporto.

Reuniendo todo mi valor, y velocidad posible, me acerque a su mejilla y la bese suavemente.

-Deberías ser honesto contigo mismo - Dije, con una voz sorprendente mente gruesa.

Cuando lo mire de nuevo a los ojos, estos estaban muy abiertos, y su brillo era tan deslumbrante. Me incline un poco hacia él y observe sus labios, tanto que, no note cuando nos quedamos tan cerca uno del otro. Quise besar lo.

Alguien toco la puerta de la habitación.

Las lágrimas de Diego se secaron, ya no quedo más que su recuerdo. En cierta forma era eso lo que quería lograr pero lamento no haberlo besado cuando pude.

***

Alguien: ¡Sigue con vida y no actualizó, matenla!

Waitwaitwaitwait, tengo una buena razón...

Vale no.

Aaah se crean, tenia muchos exámenes y proyectos finales, de los que, literalmente dependía mi calificación. No era mi intención tardar tanto :c

DiennyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora