Danny

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Los exámenes finalmente terminaron, por fin podré dormir como es debido y dedicarme a otras  cosas.

Hasta ahora no he vuelto a hablar con El Pequeño Niño Azul, solo lo he estado observando, a veces escucho alguna de sus conversaciones, lo observo mientras camina junto a Santiago y Jesse. Soy algo parecido a un acosador, pero yo no diría que tengo una especie de obsesión por Diego, no, creo que tengo más curiosidad por saber que demonios le hizo a mi chamarra roja y, claro, creo que me gustaría conocerlo más, antes de volver a hablar con él y hacer el ridículo como la última vez. Debo estar preparado.

Las dos clases restantes transcurren con su lentitud antinatural, el día esta nublado y hace un poco de frío. Diego y Santiago están sentados en el suelo, frente al pizarrón y anotan las indicaciones de manera rápida. Parecen todo lo contrario a mi.

Jesse platica con una de las gemelas lunáticas y estresantes. Parecen llevarse bien. Él, de vez en cuando, hecha una miradita rápida a donde están sentados Santiago y Diego. Se ve tan embobado. ¿A quién carajos mira? ¿A Santiago?... ¿A Diego? No debería importarme. No. No debería importarme en absoluto. No debería, pero me importa.

Cuando termino de anotar, el prefecto entra en el aula y anuncia que el profesor no asistirá y que podemos retirarnos después de ordenar el salón. Casi de inmediato, comienzan a guardar sus cosas y cerrar las ventanas. El enano, Santiago y Jesse se reúnen en la puerta y sonríen. Diego se ve tan despreocupado y feliz, todo lo contrario a el día en que lo conocí.

***

-¡Dan! ¡Rápido, ven a ver esto!- Willa grita desde el barandal de la escalera en el segundo piso. Esta descalza, tiene el cabello enredado y el vestido lleno de brillantina. Dejo la comida en la barra y subo de dos en dos los escalones. Willa corre y entra a su habitación... Mi habitación con tulipanes malva. Las noticias llenaban el hueco que dejaba la música de princesas.

Willa y Turing están sentados en la alfombra, frente al televisor.

"En los últimos días, se han registrado 5 homicidios  de parte de un asesino en serie  de la zona metropolitana..."

Apagué el televisor.

-Willa, no deberías escuchar esto, tendrás pesadillas - Willa abraza a Turing mientras me mira, trata de ocultar su preocupación, pero es inútil.

-Papá no ha regresado... No quiero quedarme sin papá... Él es viejo, pero es lo único que tenemos. - Sus ojos se llenan de lágrimas. Se que odia que la vean llorar y por eso la abrazo y le acaricio el cabello. Turing no se queja, simplemente se deja abrazar.

-Tranquila - Susurro.- Papá ha estado trabajando duro, seguro que... Se ha quedado en la oficina.- Sé que eso no es verdad, papá no llegó a dormir ayer, a decir verdad, no lo he visto desde poco más de 2 días. Él ya debería estar en casa. ¿Qué debería hacer en una situación como esta? ¿Qué pasaría sí papá decide no volver por un par de días más? No lo sé. No estoy listo para enfrentarme a una situación como esa. Enfrentar una vida dónde estamos solo Willa Turing y yo.

Willa y Turing se han quedado dormidos.

Salgo de la habitación y regreso a la cocina donde, apenas unos minutos antes, preparaba algo para comer con la poca despensa que hay.

Papá desaparece cada vez que tiene dinero suficiente para embriagarse por unos días. Pensándolo bien, desaparece cada vez que quiere olvidar su pasado... O a sus hijos, pierde el dinero que no tiene y nos deja viviendo por nuestra suerte. No tiene ahorros ni una cuenta en algún banco. Solo tiene su sueldo que, obviamente,  no es suficiente.

DiennyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora