Evitando el amor

Capítulo 7: Pinky promise parte 1.

Maratón 1/2.

Sam POV

—Ricardo esta loco, es un tonto, aveces en serio lo odio, el muy tarado, tomó mis audifonos, y los tiró al cesped de la casa vecina. Claramente yo no iré por ellos, así que será él quien irá. —Escucho a Jazz gritar desde el patio.—, Ricardo, tú irás por ellos. —Le dice molesta.

—Yo no iré hermanita, ahí te ves. —Y salió corriendo.

Voy en dirección a ella.

—¿Qué sucede Jazz?. —Le pregunto divertida.

—Ricardo tiró mis audifonos al cesped de la casa vecina, ¿me ayudas?. —Me dice haciendo puchero.

—¿Y?. •Le digo. Río levemente.

—¿Podríassssss?, ya sabes, ir por ellos, pleeeeeease. —Me dice haciendo puchero.

—Está bien. —Le digo, realmente sé que no irá, y si no acepto ya, me sacudirá lo más que pueda hasta que diga que sí, así que prefiero aceptar ya. —Tendrás que ayudarme a subir. —Le digo cruzandome de brazos.

Me ayuda a subir, y cuando lo logro, le digo que bajaré por ellos, salto la enorrrme cerca que nos rodea y caigo al cesped, ahora, necesito buscar sus audífonos. Mientras busco entre los arbustos una voz muy conocida me dirige la palabra.

—¿Buscas esto?, vecina. —Me dice el castaño de ojos miel sosteniendo los audífonos de Jazz en sus grandes manos.

Me volteo lentamente y levanto mi mirada a sus ojos miel que me miran con diversión. Y sip, ahí estaba, el chico con el que choqué en el cine. Genial, es mi vecino.

—Dámelos. —Le dije parandome, ya que estaba agachada mientras los buscaba en los arbustos.

—¿Que me das a cambio? Chica misterio. —Me dice con una mirada juguetona.

—¿Disculpa?. —Le digo arqueando una ceja. —Tú tienes mis audífonos. —Miento, porque en realidad, ni son míos.

—Técnicamente están en mi patio, me pertenecen. —Me dice riendo.

—Ya damelos. —Le digo molesta. Intento lanzarme a él para agarrarlos, pero fué más ágil y levanto sus brazos. Salto para intentar tomarlos, pero me es totalmente inútil.

—¿Cuánto mides?, ¿un metro y veinte centimetros?. —Me pregubta burlón, ya que claramente el es muy alto a mi lado.

—Para tu información, mido un metro con sesenta y dos. —Le digo orgullosa de mi estatura. —¿Cuánto mides? Poste de luz. —Le digo y él suelta una pequeña risita.

—Mido un metro con ochenta y cinco centimetros enana. —Me dice orgulloso. Desciende sus brazos y me da los audífonos. —Toma chica misterio. —Sonríe.

—Gracias pesado. —Le digo tornando mis ojos.

Cuando estoy a punto de irme me detiene.

—Hey. —Dice.

—¿Sí?. —Digo.

—Olvidaste darme tu número.

—Ugh, ya me voy. —Digo intentando subir por la cerca.

—¿Por qué no sales como una persona normal?. —Pregunta.

—Silencio humano. —Le digo mientras vuelvo a intentar subir. Y es totalmente inútil.

—Ehm, ¿te ayudo?. —Dice.