Capítulo 34: Tres en misterio.

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Irme, dejar a mi familia y meterme en una misión suicida para salvarla. Mi cabeza no procesa esto. Simplemente no acepto el hecho de tener que irme para salvarlos, alejarme de Hall ahora que por fin podemos estar juntas de nuevo, alejarme de mis padres ahora que estarán 24/7 en casa, es cierto que no nos llevamos muy bien, pero sentí alegría al saber que podrían dedicarnos más tiempo, no se los dije, pero en el fondo me alegré mucho, suelo ocultar mis emociones muy bien, punto para Sam. El caso es, no quiero irme, no quiero alejarme de mi familia. Me frustra la idea de estar a solas con Cullen, empieza a ponerme muy nerviosa y genera emociones en mí. Las mariposas mutantes aparecen cuando está cerca, o cuando me mira y sonríe porque sabe lo mucho que amo su jodida sonrisa. Corrientes eléctricas recorren mi cuerpo cuando susurra cosas en mi oído o cuando las palmas de sus manos hacen contacto con mi suave piel. Estar sola con él, sin duda me pone más torpe de lo que suelo ser normalmente, es que, mirénme, soy una adolescente de diecisiéte años que empieza a tener sentimientos por un chico de dieciocho que irá conmigo a una misión suicida para salvar a mi familia. Me quedo pensando unos segundos más hasta que desvío la mirada hacía Gema. Sus ojos verdes me miran inquietos tratando de decifrar mi pensamiento. Elevo las cejas y suelto un suspiro, me cruzo de brazos y me siento en el pequeño sofá. Mi cabeza da vueltas, pensamientos, y pensamientos vienen a mí. ¿Dónde dormiremos? ¿Qué comeremos? Somos solo dos adolescentes, no somos agentes profesionales y no sabemos como lidiar con lo que sea que nos encontremos por allá. Bufo. ¿Qué carajos tienen los Madison con nuestra familia? Siento a alguien sentarse a mi lado, pero no volteo, ahora no quiero nada. O eso creí hasta que su voz causo la calma en mi tormenta de pensamientos.

—Estaré a tu lado. —Susurra.— No te dejaré sola. —Lo miro, sus ojos celestes rapidamente penetran los míos haciendo que la sangre suba a mis mejillas y tomen un color carmesí.

—¿Y si fracasamos? —Hago una mueca.

—Iremos con agentes y algunos guardaespaldas. —Sonríe y se encoje de hombros. Elevo mis cejas.

—¿Agentes? —Hago una pausa ligera.— ¿Guardaespaldas?, ¿Cómo se supone que salga de casa? Cullen.

—Eso lo arreglamos después, ahora, te llevaré a casa, mañana tenemos instituto.

—Yo...—Gema nos interrumpe.—, Tengo una solución. —Los dos la miramos de inmediato esperando a que hablara.

—Se irán en vacaciones de verano. —Ambos fruncimos el ceño.

—¿Y que excusa sacaremos? —Cuestiono.— ¿Perderemos el año y para recuperarlo nos internaremos en Rusia? —Mi sarcasmo sale a la luz.

—De hecho, es una buena idea. —Gema esboza una sonrisa.

—¿Ah sí? —Arqueo una ceja.

—Sí. Pero luego hablaremos de eso. Ahora debes ir a casa, Cullen te llevará.

—Bien. —Asiento, y me paro. Seguido de que Cullen imite mi acto suelto un suspiro abrumador.— Adiós Gema. Y, gracias. —Ella solo me regala una sonrisa de labio cerrado. Cullen toma mi mano haciéndome sobresaltar por la corriente electrica que impacta mi cuerpo en ese momento.

Mi vida a los diecisiéte años no esta siendo nada agradable y mucho menos fácil. No acepto lo que esta pasando, siento que es una pesadilla de la cual quiero despertar ya.

Salimos despacio, bajo mi mirada, y camino tras Cullen, siento como frena en seco sin algún motivo —o al menos, yo no veía el motivo—, lo miro haciendo una mueca. Pone su dedo indice en su boca y me hace atrás de él. Un hombre se acerca a nosotros a lo que Cullen retrocede haciendo que yo retroceda también, no suelta mi mano pero me acorrala en la pared estando detrás de él.

Evitando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora