Capítulo 33: Nervios y Samantha Scott.

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Eran las once de la mañana, Cullen y yo salimos apresurados de casa de Gema, quedamos en venir el fin de semana, para así poder hablar mejor del tema.

(...)

—Director le digo que la moto se aberió —Cullen por enésima vez trataba de hacer que el Director Landgford nos creyera. Ya que habíamos faltado casi medio día al instituto y estaríamos en graves problemas.

—Cullen, te conozco lo suficiente como para saber que no es verdad —El pelinegro suelta un suspiro y pasa sus manos por su cabello despeinado, la frustración se apodera de él, sabe que si mis padres se enteran de que fallé una vez más al instituto no me dejarán volver a verlo. Y claro, yo reprobaría el año, porque con todo lo que sucedió fallé a clases y probablemente deba repetir todo de nuevo—, Pero bien, les daré una oportunidad, no llamaré a sus padres, claro que están castigados y deben lavar los baños del instituto, ah, y quedarse por las tardes a organizar la biblioteca por dos semanas consecutivas. Si llegan a fallar, estarán en graves problemas. —Ambos sonreimos de oreja a oreja, y asentimos, pero adivien quien fué a dejar su dulce en el director Landgford.

—Oh director, usted es el mejor. —Río ante su comentario y salgo de ahí para dirgirme a las pocas clases que me quedan.

Caminando por el pasillo choco con Hall y ya imaginarán su drama.

—¿Dónde demonios estabas?.

—Yo....

—¡No! Samantha Scott Harrison, ser nueva no es mi especialidad y tú, ¡TÚ ME DEJASTE SOLA! Como una niña desamparada —Elevo mis cejas incrédula por su drama QUEEN, niego repetidamente con mi cabeza y posiciono mi mano en el tabique de mi naríz.

—¿Ver Disney te afecta la cabeza? Eres más drámatica que todas las princesas juntas —Hall abre sus ojos, forma con su boca una grande o y lleva su mano a su pecho fingiendo indignación respecto a mi comentario antes dado.

—¿Disculpa? —Resopla—, Yo no fuí quien dejó tirada a su prima por ir con un pelinegro de ojos celestes. —Siento mis mejillas ruborizarse por su comentario hecho sin descaro alguno.

—No iba a negarme, tengo modales —Me excusé. Realmente ese chico me enloquecía. Y no era algo que ocultaba facilmente.

—No me creas tonta, sé como lo miras. —Entrecierra sus ojos y esboza una sonrisa.

—¿Ah sí? —Masculleo— ¿Y como lo miro?

—Como un sexy ejercicio de algebra que no puedes decifrar pero támpoco te rindes y sigues intentandolo. —Suelta una risita haciendo resaltar su perfecta sonrisa.

—No es verdad, Cullen no....—Pero luego siento ganas de que el mundo me trague y me escupa en Dubai.

—¿Qué sucede conmigo? —El chico pasa su brazo por mi hombro.— ¿De qué hablan?

—Oh, hablabamos de que Sam esta perdidamente enam....—Rapidamente piso el pie de Hall haciendo que suelte un chillido—, Demonios Sam —Lloriquea mientras se agacha a sobar su pie, se levanta mirándome mal y solo me límito a mirarla peor, que imprudente. Bufo—, Bien, ahí se ven, yo debo ir a enfermería a mirar si me fracturaste el maldito pie —Arruga sus cejas y sin más se aleja dejándome sola con Cullen.

—¿Qué fué eso? —El chico pregunta curioso y suelta una pequeña risa. Elevo mis cejas y me encojo de hombros.

—No lo sé, está chiflada —Mis labios forman una pequeña curva y mis ojos se achinan.

—Te ves linda cuando te sonrojas —Su comentario me deja estática. Mierda. Lo miro, sus ojos celestes penetran los míos obligándome a desviar la mirada.

Evitando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora