Capitulo I: El regreso de Hinata

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—Tranquilo hombre, sólo son... —fingió pensar un poco para después fruncir el ceño y cruzar los brazos — dos pilas de informes — dijo con enojo.

Naruto lloriqueo, cansado de sólo firmar y firmar papeles mientras su trasero se entumía sobre esa silla que se había convertido en su "hogar" en el último año.

—Shikamaru, ayúdame.

—No. Te dije que no volvería a ayudarte hasta que terminarás de leer por ti mismo los pergaminos que mandaron antier. ¿Ya comenzaste a leerlos?

—No... — musito con una nube gris sobre su cabeza. No había tenido tiempo para eso. También tenía otras cosas importantes que hacer como... como ir al concurso de ramen en Ichiraku. Sólo esperaba que Shikamaru no hubiese visto la foto que pusieron en su honor...

—Vi el gran póster que pusieron en Ichiraku, Naruto —lo miro con enojo mientras Naruto se ponía pálido —. Felicidades, de parte de Ichiraku te ganaste el primer lugar en ser el más glotón y de parte de tu aldea te ganaste ser el Hokage más flojo de todos los tiempos.

—¡Oye, no digas esas cosas si no sabes lo fatigante que es ser Hokage! — gritó enojado ante la mención de su pereza. No era flojo, sólo quería evitar la fatiga.

—¡¿Qué dices?! Yo hago más de la mitad de tu trabajo, menudo zopenco.

—¡Pero yo tengo el trasero entumido! — era peor tener el trasero entumido a sólo leer y firmar la mitad de sus informes.

—Lo que tienes entumido es el cerebro.

—¡Te crees mucho por tu inteligencia pero ambos sabemos que eres un flojo!

—Mira quien habla, el imbécil que le deja su trabajo a los demás mientras él va a tragar ramen en Ichiraku.

—¡Respeta a tu Hokage!

—Respeto mis huevos.

—¡Grosero!  — chillo indignado.

Antes de que su disputa pudiera continuar, se escuchó un toquido en la puerta del despacho.

—Hokage-sama — la puerta se abrió un poco, dejando ver el rostro de Shizune, su actual asistente.

—Shizune, llámame por mi nombre —renego por milésima vez ante la morena. Ella sabía que tanta formalidad lo enfadaba y realmente no era necesaria, no con ellos.

—Lo siento, sabes que no puedo dejar de llamarte así. Es la costumbre — la mujer de treinta años sonrió nerviosa mientras rascaba su nuca —. Bueno, a lo que vine. Hay alguien que quiere hablar con usted, Hokage-sama.

—Entonces hazlo pasar.

—Yo me voy, no vaya a ser que también quieras que atienda a la persona —metió sus manos a los bolsillos de su pantalón y se echó a andar hacia la salida.

—Púdrete —mascullo con los ojos entre cerrados, a lo que el moreno levanto su dedo medio.

Una vez el moreno salió completamente pudo ver como Shizune entraba de nuevo al despacho, pero... con compañía.

No pudo evitar abrir los ojos como dos redondos y perfectos platos.

—Pensé que Kakashi aún era el Hokage.

—¿Uh? Pensé que te había avisado sobre esto.

—No.

Hinata Hyuga, después de tres años de ausencia, había regresado. Pero... simplemente no parecía ella.

—Me voy — cuando Hinata declaró esto, Naruto pudo salir de su estupor.

—Hi-hinata — se levantó rápidamente de su asiento y pudo sentir el hormigueo por toda la parte baja de su cuerpo. Su rostro estaba pálido y su corazón latía como si acabará de correr un maratón —. Shizune, déjanos solos —ordenó con voz sería.

Andāwārudo: La senda de Hinata Hyuga. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora