Capítulo XVI: Enfrentamiento.

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Hinata le sonrió levemente a Kiba y a Shino, a quienes se habían encontrado en las afueras del recinto Hyuga.

—Llegan puntuales.

—¡No nos perderíamos esto por nada del mundo! —exclamó emocionado el Inuzuka.

—Queremos estar para ti en este día, Hinata.

Hinata sonrió agradecida y conmovida.

—Gracias, chicos.

—¿Huh? —Kiba miró sobre el hombro de su amiga, observando que tras ella venían Shinki y dos chicos más —. Hola, Shinki y...

—¡Somos amigos de Shinki! —Keiko se adelantó, dando una reverencia hacia ambos hombres —. Soy Keiko y él es Aren.

Mientras que Aren daba un asentimiento de cabeza cómo saludó, Shinki pensó en el cómo se habían autoproclamado sus amigos. ¿Eran amigos? Y en todo caso... ¿que era un amigo? La palabra amigo era extraña para él. Hinata era su mentora, su maestra y su tutora. Los miembros de su equipo eran sus camaradas, pero... amigos. ¿Alguna vez había tenido amigos?

De repente, una imagen de un chico pelinegro y desnutrido ofreciéndole mas de la mitad de un pan paso por su mente como un flashazo.

—¡Un gusto! Soy Kiba y este tipo extraño es Shino. No se asusten, las apariencias engañan —tomó amistosamente el hombro de Shino, provocando que este quitara su mano de un manotazo.

—No soy un tipo extraño.

—Lo que digas, rarito —volteo su cara y cruzo los brazos —. ¿Que? ¿No entraremos?

Hinata evitó reír y comenzó a caminar hacia la entrada del recinto, encaminando a sus cinco invitados. Dentro de poco llegaría el Hokage, y eso solo la ponía nerviosa.

Recordar lo que había pasado la tarde anterior aún era confuso, pero sabía que su lengua se había soltado más de lo que debía y eso lo podía asegurar debido a que cuando recuperó la conciencia ellos se hallaban abrazados como si fueran...

Deshecho esa idea de su mente agitando la cabeza mientras trataba de apaciguar el sonrojo en su rostro.

—¿Pueden adelantarse al patio? Tengo que ir a hablar con mi padre antes de la pelea.

—¡Seguro! Yo los guío —contestó Kiba antes de perderse con los demás por el pasillo continuo.

Hinata camino por el largo pasillo hasta que finalmente llegó a la puerta del despacho de su padre. No toco para entrar, sabía que él la estaba esperando.

—Padre —saludó con una reverencia al verlo sentado tras su escritorio —. Supongo que mi pergamino llegó a ti.

—Si, ya lo leí y estoy enterado de la conclusión del concejo —Hiashi soltó un suspiro —. Haz aceptado, hija. Confío en tu decisión.

—Confía en mi —pidió —. No confíes en nada más que no sea en mi. Haré todo lo que esté en mis manos para traer la libertad a nuestros familiares.

—Lo sé —Hiashi sonrió —. Sé que lo harás.

Hinata le sonrió de vuelta.

Los golpes en la puerta llamaron la atención de ambos Hyuga.

—Hiashi-sama, dos invitados sumamente importantes acaban de llegar —aviso la tranquila voz de Ko detrás de la puerta.

Hinata contuvo un suspiro. Sabía de quien se trataba una de esas personas. Nunca pensó que él le pediría algo así, pero era lo mínimo que podía hacer después de haberlo golpeado siendo que aparentemente estaba apoyándola en un momento difícil.

Andāwārudo: La senda de Hinata Hyuga. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora