Capítulo XXXII: Mamá.

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Se sentía completamente solo y eso lo tenía hecho piedra. Ya no podía sentir otra cosa que no fuese dolor y odio. Incluso a veces olvidaba el propósito de todo lo que estaba haciendo, pues estaba demasiado centrado en los nuevos poderes que lo consumían.

Pero... ¿para que tenía que utilizar esos poderes? ¿Por que lo estaba haciendo?¿Había algún motivo?

Tadao ya no lo recordaba, solo sabía que quería matar a todo aquel que se interpusiera en su camino. Pero... ¿que camino?

A veces, en pequeños fragmentos de tiempo, podía recordar su propósito. Lo recordaba, recordaba todo, se recordaba a sí mismo siendo cómo era antes y se aterrorizaba de lo que actualmente era, pero pocos segundos después volvía a olvidar todo y no podía evitar sonreír malévolamente.

El odio lo consumió por completo.

A veces su mente le susurraba y empujaba el peso de su verdad al exterior, haciéndolo recapacitar. Pero de nuevo, solo por unos instantes antes de actuar de las formas más viles y grotescas que pudiese haber.

Él sabía que estaba completamente loco, pero tampoco hacía nada por detenerse a sí mismo. ¿Para que hacerlo? Si se sentía tan bien la adrenalina en su cuerpo y el crujir de los huesos siendo rotos junto al hedor de la sangre caliente saliendo de un cuerpo fresco.

Tadao ya no estaba en sus cabales. Él lo sabía, su padre lo sabía y esas personas frente a él lo sabían.

Sabían que sería incluso más peligroso en ese estado, porque Tadao ya no medía el peligro. Ya no le importaba si en sus ataques perdía la vida o no, ya no le importaba un carajo y eso era tan peligroso.

Lo único de lo que Tadao estaba consiente, era de que si ese sentimiento no se aliviaba, este empezaría a crecer de manera monumental y cuando alguien quisiera frenarlo, ya todo sería demasiado tarde.

Aunque... ya era demasiado tarde en ese momento. No había vuelta atrás, él iba a arrasar con todo sin importarle nada más que él mismo.

Se alzó en sus hilos de chakra con extrema rapidez, pasando elegantemente sus pies en los hilos y retando a Hinata con la mirada.

Su sonrisa maniaca se ensancho, observando la respiración agitada y el sudor perlado que recorría el cuerpo de la chica que lo veía con el ceño fruncido.

Matarla era uno de sus más grandes deseos. Escuchar sus hermosos huesos romperse entre sus manos era lo que más deseaba... pero también deseaba con el mismo fervor el poder arrancarle cada pedazo de piel a Shinki; el niño que mató a sus hermanos.

—Todos morirán —habló seguro de sus palabras —. Ni el Hokage podrá salvarlos —sonrió con malicia y tomó sus manos —. Ya puedo sentir poco a poco todo el poder.... ¡voy a destruirlos con el poder del Hokage!

Mientras este voceaba con alegría sus siguientes pasos a dar, Hinata lo observaba con angustia.

Le preocupaba de sobremanera Naruto, quien se veía cada vez más y más débil debido a la extracción de chakra. Si no se apuraba, sus canales de chakra se vaciaría y él moriría inminentemente. Ni el chakra de Kurama sería capaz de alimentar el poder vital de Naruto.

Pero además de preocuparle eso, también le preocupaba no ser lo suficientemente fuerte para enfrentar a Tadao, quien obviamente estaba recibiendo todo el chakra de Naruto.

Cómo si le leyeran la mente, Nobuo salto y se posicionó al lado de ella.

—No te preocupes. Acostumbrarse a un chakra tan poderoso como el del séptimo es muy difícil. Para dominarlo tendría que pasar meses entrenando. Además, está demasiado herido.

Andāwārudo: La senda de Hinata Hyuga. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora