Capítulo XXVI: Amor por toda la eternidad.

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Anzu había tenido una dura vida, pero jamás se quejaba de ello. Cuando lo perdió todo, incluidos sus padres, tampoco se quejo. No se quejo cuando se quedó sin hogar al ser incendiado en el atentado contra el Kazekage de ese momento, tampoco se quejó cuando los demás se burlaban de ella. Jamás lloro.

Se recluyó en si misma, escondiendo sus emociones siempre en una capa de desinterés e incluso oscuridad. Siempre estando rodeada de sus marionetas, el arte que su primo Kankuro le había enseñado a amar y comprender.

Anzu estaba bien con su soledad, siendo respetada amistosamente por sus compañeros de trabajo y su líder. No necesitaba más relaciones que las que tenía con su pequeña familia de primos y sus compañeros de equipo. Ella estaba bien, o creía estarlo hasta que sintió la necesidad de estar cerca de la nueva integrante de Andawarudo.

—Ella es Hinata y este es Shinki. Ambos ahora pertenecen a nuestra organización —había anunciado el líder esa tarde, dando como resultado el rápido saludo que se les hacían a los nuevos integrantes.

—¡Bienvenidos! —gritaron todos mientras que Anzu seguía sumida en la indescifrable mirada perlada de Hinata.

El tiempo pasó y el equipo Anatsu Dan se formó, y para su gratificante sorpresa, Hinata iba incluida en el equipo. Estar con ella le transmitía una paz que no podía describir. Su mirada, su sonrisa y hasta su voz la tranquilizaban hasta cuando sentía que nada tenía sentido. Hinata se había convertido en su salvavidas sin haberse dado cuenta. Era la pizca de sabor que le faltaba a su insípida y conformista vida.

Y sin darse cuenta... se enamoro. Ya no podía verla como una amiga de mucho valor, era imposible no verla como algo más. Cada vez que estaba cerca de ella su atención se posaba en sus labios. Cada vez que la veía con algún otro chico o chica sus celos se disparaban. Sus manos hormigueaban por no poder tocarla.

Se había enamorado.

Por eso y solo por eso, ver a ese rubio acercándosele tanto hizo que los celos comenzaran a burbujear en su interior y que inmediatamente apuntara un kunai hacía su rostro, justo entre sus cejas rubias.

—Aléjate de Hinata-sama —ordeñó fríamente, siendo observada con sorpresa por esos ojos azules.

—¡Anzu, baja tu arma en este instante! Le estás apuntando al líder de esta aldea —exclamo con enojo el líder ante la imprudencia de su subordinada.

—Anzu-chan —Hinata se separó rápidamente de Naruto y tomó la mano de Anzu —, estoy bien. Naruto es un amigo.

Naruto fingió que la palabra "amigo" no le dolió y después pasó su mirada nuevamente por todo el departamento.

—¿Ustedes son los compañeros de Hinata? —cuestionó, levantándose del suelo.

—Hokage-sama, un gusto conocerlo. Soy Hisao, líder de esta organización —dio una reverencia ceremonial y después alzó su brazo hacia sus camaradas —. Ese es Raiden y Osamu, también pertenecientes a Anatsu Dan —los dos hombres saludaron a su manera, uno ceremonialmente y él otro alzando una mano sin despegar su trasero del sofá.

Naruto se levantó rápidamente del suelo, sintiéndose aturdido ante la situación. Primero la amiga de Hinata lo amenazaba con un kunai y ahora finalmente conocía al equipo de Hinata.

—Mucho gusto —saludo de igual manera —. Lamento haber irrumpido así a la casa de Hinata, pero estaba preocupado por su salud.

—No se preocupe, entendemos su preocupación —continuó el chico mientras Naruto lo miraba asombrado. ¿Cómo alguien tan pequeño podía ser el lider de un grupo de ninjas como ellos? —. Hokage-sama, ¿está consciente de nuestra situación actual? —cuestionó con un tono de voz más serio.

Andāwārudo: La senda de Hinata Hyuga. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora