Capítulo XXVIII: Hablando con la parca.

1.8K 158 88
                                    

Pinto una sonrisa nerviosa en su rostro, deseando desde lo más profundo de su corazón que todo fuese una broma. Que esa sería mirada no fuese más que una máscara para jugarle una pesada broma. Que fuese una cruel mentira para que se echara a reír escandalosamente después de verle la cara.

—Chiyoko, deja de bromear —río, negando con la cabeza ante los disparates que decía su prometida de toda la vida, esa que había visto crecer a lo largo de los años —. ¿Acaso quieres que me espante para que no me case contigo? —pregunto en un tono juguetón, sin lograr su cometido. Chiyoko mantuvo su mirada apagada fijamente en sus ojos nerviosos y sus labios no se elevaron ni un centímetro, alarmándolo.

—Si te digo todo esto una semana antes de la boda es para darte tiempo de que te retractes y puedas huir —le dijo con seriedad, sin importarle la mueca de asombro que había puesto su prometido.

—No digas disparates... no puedo creer lo que me estás diciendo —río con nerviosismo —. Es una cruel broma, se que es eso, pero definitivamente está perdiendo la gracia.

Chiyoko bajo la mirada.

—No es una broma.

—¡Eres incapaz de eso! —soltó abruptamente, abriendo los ojos de Chiyoko sorpresivamente —. Nos conocemos de toda la maldita vida. Desde los cinco años de edad hemos sido amigos y después nos volvimos en lo que somos ahora —tomó con fuerza sus manos, poniéndolas sobre su pecho —. Que me digas eso es una estupidez. Te conozco más que a mi mismo.

—¡Pero es real! —soltó sus manos con fuerza, dando unos pasos hacia atrás —. Desde los 10 años trabajo con mi padre haciendo esto y lo seguiré haciendo.

—No... no —negó y negó, sin estar dispuesto a creerle —. ¡Tu serías incapaz de matar una mosca!

—¿Es lo que crees? —cuestionó en un tono de voz inusualmente frío que logró helar su sangre —. Generación tras generación mi familia se a dedicado a robar los más poderosos y misteriosos poderes que albergan en los humanos. Yo, como heredera de mi clan, tengo que seguir con mi legado. Si tu vas a dejarme por eso, ¡pues haz...! —sus ojos se abrieron con sorpresa al sentir a Retsu abrazándola con fuerza y enterrando su rostro en la curva de su cuello. Retsu podría ser un hombre fortachón y grande, pero jamás se cansaría de lo expresivo que podía llegar a ser.

Apretó sus labios y envolvió entre sus brazos el cuerpo de Retsu.

—No estoy de acuerdo —le susurro —. Esto no es lo que quiero para ti, odio saber qué haces eso, Chiyoko, pero odiaría más... tenerte fuera de mi vida.

—¿Estás dispuesto a olvidar todos tus ideales para estar con una persona como yo? —cuestionó con voz quebradiza, sin dejar de abrazarlo con fuerza.

—Se que está mal... algo me dice que no debería de hacerlo, Chiyoko —la apretó contra él y cerró sus ojos —. Pero mi corazón me grita que me quede a tu lado. Hoy me di cuenta... que te amo más de lo que debería.

—Problemático...—masculló con enojo, revisando minuciosamente cada estante de libros a su al rededor.

Él podría estar en casa, disfrutando sus primeros momentos de paternidad junto a Temari, pero no. Naruto se metía en un lío que ni siquiera era realmente suyo y él tenía que ayudarlo, como siempre.

Estimaba a Hinata, pero concordaba con Tsunade. La idea de desafiar a la muerte no solo era ridícula, era muy arriesgada. Por más fuerte que fuese Naruto, jamás podría sobrepasar a un ente como la parca. La parca no podía dejar de existir en el mundo terrenal o un caos de sobrepoblación se desataría. Pero Naruto no entendía razones y prefería arriesgarse y arriesgar el bienestar del planeta para salvar a una amiga, y por lo que podía ver, el bienestar de la persona a la que amaba.

Andāwārudo: La senda de Hinata Hyuga. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora